Sin moverse de su género, Camila ha encontrado la inspiración para sus letras en dos extremos: el amor y el desamor. Así ha sido desde los tiempos en los que se cantaba Mientes en la radio, también estaba Todo Cambió o Coleccionista de Canciones. Las tres hechas como para alimentar una tusa de proporciones descomunales.
Han pasado también por un amor esperanzado, como el que plasmaron en su disco Hacia Adentro (2019), en el que tocaban con dulzura un amor que brotaba tras nueve meses de espera. Ahora, 15 años después de haber dado sus primeros pasos en la música, Mario Domm y Pablo Hurtado (ya sin Samuel Parra) le cantaron a un amor que se arrodilla, se agota y se rinde.
El grupo pronto estrenará el tema Este Momento junto al colombiano Manuel Medrano, pero por ahora su más reciente sencillo se titula Bandera Blanca, una idea que le vino a Domm a la cabeza luego de una pelea en medio de la cuarentena. La anotó en un archivo donde recopila ideas y brotó como “una canción que habla de finalizar para empezar un buen ciclo de forma pacífica”, explica Domm.
Encaja bien en un momento como este en el que la tensión ha aumentado tras meses de confinamiento y algunas parejas se plantean la posibilidad de separarse.
Perdón y olvido
En su disco anterior, presentado el año pasado, Camila le escribió al perdón. “Perdonar es esa máquina del tiempo que revive el pasado”, decían en la canción Hacia Adentro. En este tema la cuestión parece distanciarse un poco del perdón hacia otro y gira más entorno a cada quien.
“El perdón tiene que ver con uno mismo, con soltar y con poder seguir adelante”, añade Hurtado. “Ni siquiera es tanto para otra persona sino para ti mismo, una forma de sanar internamente”.
Por otro lado, Bandera Blanca, definen, es el momento de reconocer que tiene que haber un cambio, “que estás cansado y que sabes que por más que intentes, el resultado será el mismo”. Domm lo explica como cuando una empresa se declara en bancarrota y prefiere hacerlo antes de llegar a números rojos, antes de quedar peor de hundida.
Con la madurez que pueden dictar 15 años, saben que también es sano cantarle a los finales. Incluso cuando se trata de hacerlo hacia adentro, hondear la bandera con el pasado, con los errores y las culpas. “Muchas veces siento que soy mi peor juez, mi más grande crítico”, enfatiza Hurtado. “He aprendido a ser compasivo y a aceptar”. En tiempos de tanta introspección y miradas obligadas al espejo, Camila pone en primer lugar esa necesidad de ser transparente para poder avanzar.