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Michel Pualo Recuero encontró en el grafiti un bálsamo para aliviar las angustias. Nació hace 27 años con parálisis cerebral y parte de su cuerpo está tensionado: casi no tiene equilibrio. Darles color a los muros de Medellín para expresar su manera de ver la vida, para alzar su voz, se ha convertido en algo más que una habilidad artística: es una rehabilitación emocional.
En la actualidad tiene alrededor de 20 obras entre los sectores de Moravia, los bajos del puente de Punto Cero en la calle Barranquilla y en la carrera 52 con Carabobo cerca al Parque de los Deseos. Estos muros que resaltan por sus colores vibrantes narran las historias de las personas en situación de discapacidad, las mujeres, las líderes sociales, la población Lgbtiq y todo ese universo de la naturaleza y los animales.
El que hay en Carabobo se llama Mi sexto sentido y es una mujer sordociega que ha desarrollado sus habilidades para salir adelante y hacerles frente a los prejuicios. “Lo hice para naturalizar el cuerpo de las mujeres con alguna discapacidad, mostrar que desde su condición diferente se desenvuelven en la sociedad como cualquier otra persona. Las mujeres con discapacidad a lo largo del tiempo hemos sido doblemente invisibilizadas por nuestra condición y por nuestro género”.
Aprendió a pintar de manera empírica hace seis años. Después recibió asesoría en un par de talleres en el Centro Cultural de Moravia. Ese gusto por el arte, dice, pudo haber sido una herencia de su padre, a quien, cuando era niña, veía hacer tatuajes y tallar en madera.
Tiene su propio nombre artístico, “Jefa”, así firma cada una de sus obras. Son cuatro letras acompañadas de una corona arriba y una estrella al lado izquierdo. “Hay gente que observa la obra sin ver la firma y ya sabe que la hice yo, porque en todas hay un estilo tropical que se refleja en los colores que utilizo y la forma en que hago las mujeres, esas que son fuertes y fantásticas”. Los tonos cálidos que usa son rojo, naranja, magenta, lila, aguamarina y amarillo. El amarillo es su favorito porque representa brillo y calidez.
Otro de los grafitis de Michel es Sanar es arte, lo hizo el 21 de diciembre del año pasado como un homenaje a las mujeres que han logrado superar el cáncer de seno, una forma de decirles que “así no tengan una parte de su cuerpo, siguen siendo sensuales”. Está en el puente de Punto Cero. Es una sirena gigante, semidesnuda, con una cola amarilla, cabello azul, aretes con el símbolo del lazo rosa y a la que se le ven las cicatrices producto de una mastectomía.
“Muestro que por una operación como esta no se puede perder la sensualidad, que las cicatrices y las diferencias físicas existen, que el lado sexy de una mujer no se trata de un asunto físico, sino de actitud”.
Este mural mide 140 metros y tardó cinco días en pintarlo: lo hizo con ayuda de su mamá Elena y un equipo de trabajo conformado por jóvenes de la ciudad.
“Me acuerdo que lo primero que hizo fueron unos cuadritos pequeños y pensé que no los iba a vender, pues resulta que una profesora le compró siete. Me llena de mucho orgullo ver todo lo que ha logrado, disfruto mucho ser parte de su proyecto, yo le ayudo a fondear, tirar brocha o rodillo”, cuenta Elena Recuero, su mamá.
Guerrera del spray
Cuando “Jefa” tenía cinco años le hicieron la operación de estiramiento de tendones para que la planta del pie le bajara, porque esta parte del cuerpo era como cuando una bailarina de ballet está en plena rutina: empinada.
Pintar muros no es su única rutina. Al menos tres veces a la semana asiste a las terapias físicas donde hace estiramientos especiales para mejorar el control del cuerpo.
“No niego que, sobre todo en mis inicios, he sentido discriminación porque culturalmente se ha creído que este arte es solo para los hombres, por lo que he tenido que lidiar con eso. He recibido diferentes comentarios como que las mujeres entramos al grafiti solo para conseguir novio o para tomarnos fotos pintando, pero al final eso no importa porque de los espacios donde me discriminan me salgo y pinto en otra parte. He aprendido que el machismo y la discriminación estarán en todas partes”.
Esa fuerza mental que caracteriza a Michel es la que la sostiene para salir a la calle y pintar. Dice que cuando comenzó dudó mucho, pero se atrevió y con los días fue descubriendo cómo hacerlo a partir de lo que siente su cuerpo, uno que ha aprendido a escuchar, que le dice cuándo debe descansar. “Yo soy la única que sé lo que siente y hasta dónde puedo llegar, me adapté a mí misma, sé cuándo debo parar o me siento mal”.
La artista mexicana Frida Kahlo se convirtió en uno de sus referentes para descubrir cómo representarse a sí misma por medio del arte. “Quería hacer lo mismo, no como una victimización, sino como una terapia de choque para hablar de lo que antes quería ocultar”.
Ahí fue cuando comenzó a mostrar su mundo, ese que alguna vez ocultó: los zapatos rotos, el pie equino, la parálisis cerebral. Su realidad, esa que ahora quiere naturalizar a través de sus obras.
Su próximo grafiti está en proceso, ya tiene el boceto: representa la transición de “Jefa”. Cada trazo significa su vida, se ve cómo tenía los pies antes de la cirugía y hay un par de zapatos desgastados por la fricción. Todo está acompañado de distintos elementos que representan la parálisis cerebral como unas manos entumecidas. Esta obra está dentro de una atmósfera llena de color, es un encuentro de Michel con el arte.
Reconocimientos
En febrero del año pasado a Michel le fue entregado el mérito cultural comunitario del Centro Cultural de Moravia en la modalidad Mujeres que transforman.
Además, el pasado 3 de junio recibió por parte del programa de Planeación de Desarrollo Local y Presupuesto Participativo de la Secretaría de Cultura Ciudadana un reconocimiento por su labor artística en la comuna 4.
“Jefa” también ha colaborado con diferentes marcas en el diseño de la imagen: hizo la ilustración de Love Cofee, un café de origen colombiano ubicado en Alemania.
Periodista. Hago preguntas para entender la realidad. Curioso, muy curioso. Creo en el poder de las historias para intentar comprender la vida.