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La colección del Museo de Antioquia se amplía con artista nuevos

Se inaugura una exposición que muestra las incorporaciones a la colección para impulsar a artistas jóvenes.

  • La museografía está planteada con iluminación directa sobre las obras, como momentos de luz que alumbran las ideas que surgen en el trabajo de los artistas. FOTOS Camilo Suárez
    La museografía está planteada con iluminación directa sobre las obras, como momentos de luz que alumbran las ideas que surgen en el trabajo de los artistas. FOTOS Camilo Suárez
  • Parte de la obra Canción del día: Sobrevivir, que se compone de un archivo visual, con diez fotos, dos programas de radio y seis imágenes sonoras.
    Parte de la obra Canción del día: Sobrevivir, que se compone de un archivo visual, con diez fotos, dos programas de radio y seis imágenes sonoras.
19 de mayo de 2022
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Un rizoma es una red a la que se puede acceder desde cualquier punto y que, a su vez, puede tener fugas que generan nuevas redes. Esta es una imagen que Gilles Deleuze y Félix Guattari utilizaron para explicar la multiplicidad de conexiones posibles en la contemporaneidad y que Juli Zapata, curadore, utiliza para hablar de la muestra que reúne las nuevas incorporaciones a la colección del Museo de Antioquia, que estará abierta al público hasta el 30 de julio, en el primer piso.

No hay técnicas ni temáticas uniformes entre los 21 artistas que componen la muestra, solo se encuentran en un espaciotiempo común (la mayoría de ellos son antioqueños) y por ello terminan coincidiendo en algunas preocupaciones como la influencia del narcotráfico en la sociedad, la explotación de los recursos naturales, el racismo, la identidad, la pandemia y el conflicto.

Rizoma es producto de una convocatoria del Ministerio de Cultura para incentivar la compra de obras de artistas jóvenes por instituciones museísticas del país y contribuir a la reactivación económica del sistema del arte, después de la pandemia.

El equipo de dirección y curaduría hizo la selección de los artistas, bajo el criterio de que llegaran a llenar vacíos. “El Museo reconoce esas ausencias que en 140 años no se han solucionado en la construcción de la historia del arte que plantea”, afirma Zapata.

Nuevos diálogos

Las obras de Alejandra Arbeláez, Transubtansación, y Julieth Morales, Hombre Misak disfrazado de La Señorita, pasaron de Rizoma a las salas de exhibición permanente para entablar diálogos con los artistas que están en las salas de larga duración como Francisco Antonio Cano, Diego Rivera y Débora Arango.

Julieth Morales, del pueblo Misak, es la primera artista indígena que entra a la colección, lo que empieza a construir una visión del arte local y nacional mucho más amplia. Su obra configura otras formas de representación del sujeto indígena, lejos de las ideas espirituales y académicas que se tienen de las comunidades que habitan el territorio colombiano.

Parte de la obra <i>Canción del día: Sobrevivir</i>, que se compone de un archivo visual, con diez fotos, dos programas de radio y seis imágenes sonoras.
Parte de la obra Canción del día: Sobrevivir, que se compone de un archivo visual, con diez fotos, dos programas de radio y seis imágenes sonoras.

No se trata de poblaciones exóticas e ideales, sino que tienen luchas políticas y tradiciones que se oponen al sistema dominante.

Igual entra a la colección la videoinstalación de Analú Laferal, la primera mujer trans en hacer parte de la lista de artistas que configuran el patrimonio de la institución, que ha explorado las incomodidades que producen los mandatos de género y cómo hay individuos que necesariamente se salen de estos para encontrar su lugar, lejos de lo que espera la sociedad con respecto al cuerpo, la identidad y la sexualidad.

“Ya había piezas que abordan esta población”, explica Zapata, “pero faltaba la mirada de la misma población, que no fuera el otro hablando por ellas, sino ellas hablando desde su cuerpo y experiencia”.

De adentro hacia afuera

Las conversaciones no solo se dan con los artistas consagrados de las salas permanentes, también con la población que rodea al Museo, un ejercicio que han estado haciendo desde hace varios años. Lorena Zuluaga, Daniel Giraldo y Fabián Orozco trabajaron obras con la población circundante del Museo en el programa Residencias Cundinamarca.

Por ejemplo, Zuluaga y Giraldo hicieron Canción del día: sobrevivir, con los músicos callejeros que se quedaron sin oficio durante la pandemia. El Museo invitó a Los auténticos del ritmo, protagonistas de la obra, a ser parte de la inauguración y dispuso en el espacio de entrada a la muestra unas mesas donde los visitantes se pueden sentar a escuchar música y apreciar otras partes de la obra en unas pantallas y un radio.

La violencia además toca las sensibilidades. El narcotráfico, que no deja de estar presente para los colombianos; el paramilitarismo, que se ocupa de despojar tierras, y la elaboración de la violencia vivida durante del Paro Nacional, son algunos de los temas de esta exposición. También están elementos de la colección del Museo que hacen parte de esa historia violenta como el hacha del crimen de la Aguacatala (s. XIX), una forma de establecer conexiones con una historia dolorosa que no tiene fin.

Así los ciclos parezcan repetirse, el Museo evoluciona con los artistas locales, cada vez más seguros de sus reflexiones, críticos y con preguntas pendientes, abiertos a conversar.

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