En El séptimo sello, de Ingmar Bergman, un exhausto caballero medieval se mide con la muerte en una partida de ajedrez. El filme —que hace parte del inventario de los cineclubs y de las antologías de los cinéfilos—fue el título que despertó el interés de Cristian Jaramillo Palacio, coordinador del Festival Fantasmagoría, por las ficciones proyectadas en las pantallas gigantes. En el caso de su colega Vincent Gil, programador del Festival, el enganche lo produjo una obra menos glamurosa y también importante para el cine mundial: La cosa, de John Carpenter. Ambos son los responsables del evento que desde hoy y hasta el 30 de octubre acerca a los públicos de Medellín a narrativas audiovisuales diferentes a las comerciales.
El Festival Fantasmagoría comenzó en 2018, con una primera edición dedicada a la brujería. Al año siguiente se propuso el terror gótico como epicentro de las reflexiones. En 2020 —el calendario de la pandemia por el virus de Wuhan— se realizó una edición especial, toda compuesta por actividades virtuales. El cine relacionado con los muertos vivientes, esas hordas que persiguen a los protagonistas de los filmes a la caza de cerebros se proyectó en 2021. Ahora el turno le corresponde al thriller de carretera, esa variante oscura de las road movies. El repaso por la trayectoria del Festival refrenda la intención de Cristian y Vincent de propiciar un acercamiento a los géneros audiovisuales próximos a la fantasía y al terror.