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Una apuesta por bajar el precio de los libros, el modelo del Fondo de Cultura Económica

El novelista e investigador es hoy uno de los editores más importantes de América Latina.

  • El novelista e investigador mexicano ocupa el puesto de director del Fondo de Cultura Económica. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
    El novelista e investigador mexicano ocupa el puesto de director del Fondo de Cultura Económica. FOTO JULIO CÉSAR HERRERA
14 de septiembre de 2022
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El novelista Paco Ignacio Taibo II puso en pausa la producción de su obra literaria y de investigación para asumir la dirección del Fondo de Cultura Económica, una editorial mexicana que en 90 años ha construido un catálogo de divulgación científica y literaria de alcance continental. Invitado a la Fiesta del Libro y la Cultura, conversó sobre las dinámicas comerciales y de distribución de libros en América Latina.

Hablemos del modelo trabajo editorial del Fondo de Cultura Económica. ¿Cómo han logrado el catálogo que tienen?

“El tiempo te construye el catálogo. En estos últimos años, con las nuevas administraciones, le dimos una vuelta al catálogo. Mantuvimos la fuerza en las líneas de ciencias, economía, filosofía y derecho, y fortalecimos los breviarios como punta de lanza, ediciones muy baratas. Además, bajamos el precio y metimos colecciones nuevas. La más fuerte es Vientos del pueblo, ediciones abajo de un dólar. Metimos en la colección popular títulos que no se estaban produciendo en el Fondo: fantasía, ciencia ficción, literatura policíaca. Incluso, llegamos al punto de meter una colección de historieta, de novela gráfica. Esto y la consolidación de la red del Fondo, que ha crecido. En los últimos meses abrimos sede en La Habana, otra en Asunción. En Colombia pasamos de tener una sola sede —el centro Gabriel García Márquez, en Bogotá— a tener otras dos librerías más: una en el norte de Bogotá y una aquí en Medellín. Pensamos que bajar el precio de los libros es una de nuestra tareas fundamentales”.

En Colombia la tendencia es contraria: el aumento del precio del libro...

“La lógica de las transnacionales es la de disminuir el número de los ejemplares editados y al tiempo se sube el precio. La del Fondo es la inversa: aumentamos los tirajes para bajar los precios. Hacemos multiplicadores menos onerosos en el precio al lector. Y sí, vamos contra tendencia, es cierto. Lo hacemos a propósito”.

Eso también es el resultado de una política pública en México...

“Claro. El Fondo puede ser lo que es porque es una institución cuyos presupuestos se dedican una parte grande a la promoción de la lectura. El Fondo en México tiene un millar de salas de lectura voluntarias en la zona centro y diez mil en el resto del país. Hay todo un trabajo en esto”.

Entonces, el Fondo no es un negocio...

“En el estricto sentido de la palabra, no. Ahora, tampoco es una institución que goce la perdida. Tratamos de ser rentables”.

Para que eso sea posible se requiere una tradición, la iniciada por José Vasconcelos...

“Sí, pero esa tradición se había perdido. Los cambios de gobierno hacia gobiernos progresistas favorecen para ir hacía lógicas de fomento de la lectura. Estamos en tratos con decenas de ministerios de cultura, asociaciones civiles, universidades. Buscamos proyectos comunes de fomento de la lectura”.

¿Cómo las editoriales pueden tejer otra manera de leer en América Latina?

“Tenemos que construir puentes, y los puentes no se construyen fácilmente porque esta es una inercia que ha dominado al mercado. El best seller anglo entra por la vía de las transnacionales con más facilidad que el libro del novelista del país de al lado. Hay que crear una estructura de contacto. No es fácil construir una colección latinoamericana de ficción, aunque sí es fácil apoyar nuestras colecciones de divulgación de la ciencia. En literatura cuesta mucho más trabajo colocar a un autor desconocido. En este viaje a Colombia tomé contacto con tres proyectos para publicar a escala latinoamericana a autores colombianos. No es gran cosa, no me parece suficiente”.

¿Quiénes son?

“Hasta que los contratos no estén firmados no los digo. Mi mamá decía ‘no puedes andar contando cosas’”.

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