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Donar libros: conocimiento que se comparte

Entregar uno o muchos libros a las bibliotecas permite que muchas personas accedan al conocimiento, el arte y la información.

  • ILUSTRACIÓN RAÚL ZULETA
    ILUSTRACIÓN RAÚL ZULETA
  • FOTO Archivo
    FOTO Archivo
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14 de julio de 2016
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¿A quién no le quedó sonando en la memoria ese Quijote en quechua que, en compañía de otros miles de libros, donó Belisario Betancur a la Biblioteca de la Universidad Pontificia Bolivariana? ¿O el Corán, de Muley Zaydan, que hizo parte de la biblioteca personal del Sultán de Marruecos y entró a España en 1611?

Esos volúmenes, dueños de menciones tan llamativas, importantes en cualquier biblioteca, fueron entregados por el expresidente en 2007, como un acto de gratitud, puesto que él egresó de esa Universidad convertido en abogado sesenta años atrás.

Sumaban 19 mil y ahora constituyen la Colección Belisario Betancur.

Cuatro años más tarde, el 18 de abril de 2011, el mismo dirigente añadió unos títulos a tal colección. Fue entonces cuando llegaron a los anaqueles El Tratado de Tordesillas del siglo XV, el compromiso suscrito en Tordesillas el 7 de junio de 1494 entre Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón; y Juan II rey de Portugal, en virtud del cual se establecía un reparto de las zonas de conquista y anexión del nuevo mundo mediante una línea divisora del Océano Atlántico y de los territorios adyacentes.

Un Bestiario Medieval de don Juan de Austria, que data del siglo XVI, el cual enseña que en la Edad Media recomponían figuras de distintas especies, dragones, sirenas, gárgolas, con relatos fantásticos sobre las bestias.

La historiadora Libia Restrepo, docente de esa universidad, recalcó en Noticias Universia.net la importancia y el valor cultural de la donación. Dijo que la colección Belisario Betancur “es uno de los tesoros más grandes que tenemos en la ciudad, aquí se encuentran textos que no están en ninguna otra parte, y eso es fruto de esa donación generosa que el doctor Belisario le hace a la Universidad como su alma máter, él es un hijo agradecido de esta universidad”.

Qué son y para qué sirven

Pero, a todas estas, ¿para qué donar los libros?

Doris Henao, directora de Investigaciones de la Escuela de Bibliotecología de la Universidad de Antioquia, considera que esta práctica, la donación de libros y materiales de educación, es importante en un país como el nuestro, donde las bibliotecas públicas, comunitarias, barriales y populares no cuentan con muchos recursos para sobrevivir y autosostenerse.

“Encuentran, mediante campañas de donación, la manera de satisfacer las necesidades de sus usuarios”.

Explica además que las campañas de dádivas pueden ser abiertas, de modo que a la biblioteca llegue material de literatura, textos escolares, libros de ciencia...

O cerradas, de manera que en ellas se entreguen documentos de un área específica.

Esta apreciación coincide con la de María Isabel Duarte, coordinadora de la Sala de Patrimonio Documental de la Biblioteca Eafit:

“Cuando nos ofrecen un libro, un documento, archivos, una biblioteca completa o cualquier material en donación —dice— nos ponemos muy contentos, porque somos objeto de este gesto de generosidad. Sabemos que los objetos tienen un valor sentimental para las personas y las familias y entendemos que se trata de una acción de desprendimiento”.

En Eafit reciben libros, folletos, mapas, partituras, revistas, periódicos, hojas...

“A veces, los particulares poseen documentos importantes para la investigación en distintos temas”.

Esto explica por qué puede ser importante una colección como la del expresidente, a pesar de que esos volúmenes no puedan estar manoseándose a todas horas, sino que permanecen guardados en vitrinas, como artículos de museo: los libros no se quedan ahí, como muertos.

Son de reserva, es decir, no serán prestados para sacar de la sala de estudio, pero pueden servirse de ellos los investigadores o estudiosos, quienes para acceder a ellos deben inscribirse en la biblioteca.

De modo que esas colecciones de reserva son útiles: permite el avance académico.

“Es importante que el público general sepa que estos materiales de tan alto valor existen —explica Doris Henao—. Además, en las bibliotecas se buscan estrategias para que los investigadores puedan usarlos sin que se deteriore el material. Dos de ellas son la copia y la microfilmación. Así, los estudiosos pueden acceder a la información y esta no se deteriora”.

Inspirar confianza

Cruz Patricia Díaz Cardona, coordinadora de Servicio al Público de la Biblioteca Pública Piloto, considera que en su institución, las donaciones de libros y material documental en general son importantes. “Se ha podido enriquecer las colecciones, en gran medida, gracias a ellas”.

A las bibliotecas de gran prestigio, como la Piloto que tiene sesenta años, las donaciones son permanentes. Muchas personas deciden regalarles su material documental porque están convencidas de que le darán un uso adecuado.

Cruz Patricia cuenta que en este año, cuando la sede central está recibiendo trabajos de fortalecimiento estructural, tienen una bodega para guardarlo.

Por lo menos 20 mil libros recién recibidos, calcula, están allí a la espera de revisión y clasificación.

Gloria Elena Bedoya Osorio, directora del Sistema de Bibliotecas de la Universidad Pontificia Bolivariana, dice que reciben cuanto material les entreguen. Después viene el proceso de selección.

“Si no hiciéramos selección —indica Gloria Elena— no alcanzaría el espacio”.

Completa este comentario con un dato:

“Del material que nos llega por donaciones, más o menos el 85 por ciento no entra a nuestras colecciones”.

Bibliotecas también donan

Entre las políticas de selección que comparten en estas entidades destinadas a conservar libros ordenados y clasificados para su consulta coinciden en que deben estar en buen estado, libres de hongos o bacterias, originales y no piratas. También que no sean fotocopias y que no se trate de un material obsoleto.

Las bibliotecas públicas, que atienden universo de usuarios muy amplio y diverso, reciben documentos de numerosas áreas del conocimiento. Las de universidades y colegios hacen énfasis en temáticas afines a las áreas del conocimiento en las que están agrupados sus estudiantes.

Nubia Valencia, auxiliar de Canje y Donación de la Biblioteca Carlos Gaviria Díaz, de la Universidad de Antioquia, explica que los donantes son diferentes. A algunos no les interesa el acuse de recibo, en cambio a otros sí.

“Una persona manifiesta, por ejemplo, su deseo de entregar unos 50 libros. Le solicito nos envíe la lista con título, autor y año de publicación. Así podemos establecer si tenemos el material en nuestra colección y si el que tenemos es más viejo o más nuevo que el que nos ofrecen”.

Cuando se trata de una biblioteca completa, explica María Isabel, de Eafit, se diligencia un documento notarial en el que se define la calidad del traspaso del material, si es donación y se anexa el inventario.

“A los donantes les interesa que el material que entregan lo pongamos en uso, que los estudiosos los interroguen”.

Sé que quedó sonando eso del 85 por ciento que no entra a la colección, del que habló Gloria Elena, lo cual sucede, no solo en la Piloto, sino en todas partes. ¿Qué pasa con ese material que no ingresa? Las bibliotecas grandes los donan a las de instituciones educativas o de barrio o de algunos municipios del país. De modo que este asunto de la donación es una cadena que beneficia a muchos más de los que se piensa .

Infográfico
Donar libros: conocimiento que se comparte
1998
fue el año de la donación de la biblioteca de Manuel Mejía Vallejo a la Piloto.
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