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El Gobierno cambió la metodología para reportar casos y decesos. Cuestionan veracidad de conteos.
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Un ejemplo es la mejor manera de ilustrar las dudas que hay en Brasil sobre los datos que reporta el Gobierno sobre el coronavirus. En la noche del domingo indicó que había 1.382 decesos y 12.581 contagios de la enfermedad en las últimas 24 horas. Al amanecer cambió ese mismo reporte, según el cual ese día los decesos fueron 887 y los contagiados 6.331. Es decir, casi la mitad de lo que registrado horas antes.
Justamente, el patrón del domingo era el más cercano hasta el momento del cierre de esta edición porque aún no hacían público el balance de contagios de ayer lunes. Y es que desde el fin de semana cambiaron la hora de publicación de la información. Ahora ni los noticieros de la franja nocturna de ese país alcanzan a publicar las cifras porque el Ejecutivo las está revelando después de las 10 de la noche.
Además, no publican el acumulado, sino solo los registros de las últimas 24 horas. En total, hasta la tarde de ayer, el país vecino tenía 691.758 contagios y 36.455 decesos, según la plataforma de Johns Hopkins University, referente en el ámbito mundial en la data de la pandemia.
Todo comenzó el pasado viernes 5 de junio. En los tres días anteriores Brasil había superado siempre su récord de muertes, entonces, en la última jornada de la semana pasada la decisión del Gobierno fue cambiar la hora de publicación de los reportes. Además, durante el fin de semana el portal del Ministerio de Salud en el que se divulga la información estuvo fuera de servicio. Lo que dice el Ejecutivo de Jair Bolsonaro es que cambiar el orden de reportes permite evitar “inconsistencias”.
“Al acumular datos, además de no indicar que la mayor parte ya no está con la enfermedad, no retratan el momento del país”, aseguró el presidente. Esa decisión tiene a las autoridades en el ojo de la justicia, pues la Fiscalía dio un ultimátum a la cartera de Salud para que explique su nuevo sistema de conteo, que vence este martes, bajo la hipótesis de que los cambios obstaculizan el derecho a acceder a la información de la ciudadanía.
El debate de los datos del coronavirus de ese país trasciende el ámbito de la salud pública y se convierte en un factor de interés mundial al tratarse de la segunda nación con más contagios después de Estados Unidos, y la tercera con más decesos tras de ese país norteamericano y el Reino Unido, según Johns Hopkins University.
El doctor Diego Rosselli, médico y profesor del Departamento de Epidemiología de la Universidad Javeriana, explica que conocer las cifras es fundamental para la gestión local y global, debido a que estas permiten detectar tendencias en el comportamiento del virus.
“Las dos terceras partes de los contagios actuales ocurren en América y prácticamente la mitad de estos están en Suramérica, donde Brasil tiene también la mitad de los casos de la región. Si su información no es veraz, se afectan las estadísticas globales”, sentencia.
Además de ser el país con más contagios de la región también comparte fronteras terrestres con otras diez naciones. A Bolsonaro, incluso, el presidente de la Cámara de los Diputados, Rodrigo Maia, lo acusó de “jugar con la muerte” por su manejo de la pandemia en la mañana de ayer lunes, por redes sociales. Pero ante esos señalamientos el mandatario ya ha dejado clara su visión de la covid. El miércoles 3 de junio, cuando los decesos aumentaron, aseguró que “la muerte es el destino de todo el mundo”, en una declaración desde el Palacio de la Alvorada.
El coordinador del Livinglab Telesalud de la Universidad de Antioquia, Andrés Rangel, apunta que “la manera como se han reportado los datos en el ámbito mundial hace parte de una estrategia de la OMS para comprender el curso de la pandemia. Cambiarlo hace que la comunidad médica pierda capacidad de reaccionar”. Rangel enfatiza que la información permite que los gobiernos se preparen y, en el caso de Brasil, también es importante para que sus vecinos lo hagan.
Pero la cuestión de la pandemia en Brasil es un debate que lleva varias semanas. Dos ministros han salido de la cartera de Salud por la visión que tiene el ejecutivo de la enfermedad, los médicos Luiz Henrique Mandetta y Nelson Teich. Ahora el ministerio está a cargo del general (r) Eduardo Pazuello, un exmilitar que no tiene experiencia en el ámbito de la salud. Incluso, el pasado domingo Bolsonaro amenazó con retirar a su país de la OMS, tal como lo hizo Donald Trump con Estados Unidos.
El debate de los datos es un capítulo más en las tensiones de Bolsonaro con el sector salud y las autoridades locales por el manejo de la pandemia, pero un asunto que según el Consejo Nacional de Secretarios de la Salud de ese país podría invisibilizar las muertes por la enfermedad. Al final, en medio de esas divergencias queda la salud pública de los ciudadanos y el interrogante sobre qué tan grave es la expansión de la covid en ese país, uno de los epicentros de la enfermedad.