Acemi publicó su más reciente boletín “Salud en Cifras” sobre la evolución del gasto en medicamentos en Colombia entre 2021 y 2024, que abordó tanto el privado como el público en ese periodo de tiempo. Allí, advierten que el público podría cerrar en $19,4 billones y su comportamiento refleja un crecimiento promedio del 6,3 % anual en esos años.
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En el análisis se ocuparon del gasto en medicamentos para el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2, que continúa en ascenso dentro del sistema de salud de Colombia, pues representa entre el 9,3 % y 9,6 % del total del gasto en medicinas financiados con recursos públicos. Esta cifra los sitúa como el segundo grupo terapéutico con mayor participación, solo superado por los que se usan para el tratamiento del cáncer.
En ese sentido, señalaron que en 2023 se destinaron más de $1,6 billones a medicamentos para diabetes, mientras que en 2024 (con corte al tercer trimestre) la cifra estimada supera los $1,3 billones. De este gasto, aproximadamente el 84 % corresponde a hipoglucemiantes orales, entre los cuales destacan la metformina —con un gasto de $152.000 millones— y las combinaciones como metformina con empagliflozina —con $115.000 millones—.
Dentro del grupo de inhibidores de la DPP-4 (dipeptidil peptidasa) se destacan la linagliptina y la sitagliptina, con gastos reportados de $105.000 millones y $66.000 millones, respectivamente. La presencia de estas moléculas en los primeros lugares del listado de medicamentos más vendidos por el canal institucional (los que se entregan por prescripción de la EPS a la que el paciente esté afiliado) muestra su rol central en el tratamiento ambulatorio de la diabetes tipo 2.
Entre tanto, las insulinas y sus análogos representan menos del 16 % del gasto total en fármacos para diabetes. Esto equivale a una inversión que oscila entre $214.000 millones y $253.000 millones para 2023 y 2024, lo cual contrasta con la alta prevalencia de pacientes que requieren terapia con estos componentes por falla en el control glucémico con antidiabéticos orales.
Uno de los medicamentos más representativos por volumen de ventas en 2023 fue la empagliflozina, un inhibidor del cotransportador de sodio y glucosa tipo 2 (SGLT-2) que se consolidó como el segundo fármaco más vendido por valor en el país, superando a otras moléculas de alto costo. Su participación en el gasto general fue de 1,7 %, con un comportamiento que refleja la preferencia clínica por esta clase de fármacos por sus beneficios cardiovasculares adicionales.
Sin embargo, el boletín también evidencia una paradoja: a pesar del creciente gasto en medicamentos para enfermedades crónicas como la diabetes, el acceso efectivo a estos tratamientos se ha visto afectado. En enero de 2025, se registraron más de 52.000 peticiones, quejas y reclamos (PQRS) relacionadas con la negación oportuna de tecnologías en salud, principalmente medicamentos, lo cual muestra que esta causa es el principal motivo de quejas de los usuarios.
Esta problemática afecta a pacientes con enfermedades crónicas, como la diabetes, cuyo tratamiento oportuno es fundamental para evitar complicaciones graves. Departamentos como Guaviare, Norte de Santander y Santander concentran un porcentaje elevado de estas quejas, con niveles que superan ampliamente el promedio nacional del 6,2 % de reclamos por falta de acceso a medicinas dentro del total de quejas.
Lo anterior expone, a juicio de Acemi, los desafíos estructurales del sistema de salud, que señala que mientras crece la inversión en terapias farmacológicas, persisten ineficiencias en la cadena de suministro, lo cual afecta la disponibilidad oportuna de medicamentos para millones de pacientes con condiciones crónicas.
El gremio advierte que el gasto en estos artículos seguirá aumentando por razones demográficas, epidemiológicas y regulatorias debido a las ampliaciones del Plan de Beneficios en Salud (PBS) entre 2022 y 2023, que ha hecho que el 97 % de los medicamentos comercializados en el país están cubiertos, lo que ha incrementado la presión financiera sobre los recursos del sistema.
Así las cosas, señalan que el gasto en fármacos para la diabetes no solo debe entenderse como una partida financiera, sino como un componente esencial en la prevención de complicaciones costosas y evitables. En lo cual, la continuidad y calidad de estos tratamientos son claves para proteger la salud y el bolsillo de los pacientes.
Acemi anunció que en su próxima edición de “Salud en Cifras” presentarán un análisis más detallado del canal comercial y una evaluación del comportamiento de este gasto en 2024 para ofrecer un panorama más completo del impacto financiero y clínico del tratamiento de enfermedades como la diabetes.
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