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Claves del proceso de reforestación en el Amazonas

Hoy los campesinos de la región viven del bosque, la diferencia es que
ya no talan árboles, ahora cuidan abejas en sus casas y producen miel.

  • Imagen de los procesos que lleva a cabo Edilson Rosero con las abejapara una producción de miel más limpia y sostenible. FOTO Cortesía.
    Imagen de los procesos que lleva a cabo Edilson Rosero con las abejapara una producción de miel más limpia y sostenible. FOTO
    Cortesía.
05 de octubre de 2020
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Edilson Rosero, al igual que muchos campesinos en la selva amazónica, solía talar árboles para capturar enjambres de abejas y vender la miel en botellas de aguardiente. “No era una cosecha limpia, pues la miel era extraída pero el resto de la colmena se perdía porque no había prácticas tecnificadas ni mucho conocimiento alrededor del tema”, afirmó Luis Alexander Mejía, Director General de Corpoamazonia.

La extracción de miel es una actividad tradicional en los departamentos del Putumayo, Caquetá, Cauca y Amazonas. Sin embargo, de acuerdo con el director, es perjudicial para el medio ambiente si no se hace de manera sostenible, ya que acaba con las abejas y de ellas depende la biodiversidad. “En los últimos tres años se dañaron cuatro millones de nidos de abejas debido a la deforestación”, aseguró.

Lo que los campesinos no sabían en ese entonces era que podían tener las colmenas en sus casas, reproducirlas, sacar la miel del enjambre y dejarlo intacto para una futura cosecha sin talar árboles ni de dañar ningún enjambre.

Meliponicultura se llama esta práctica de producir miel con abejas meliponas, es decir, que no tienen aguijón y son nativas de los bosques colombianos. Esto fue lo que les enseñó el proyecto Mieles de la Amazonía a 400 campesinos, ubicados en 146 veredas en 15 municipios del Caquetá, Cauca, Putumayo y Amazonas.

La iniciativa nació en 2017 como respuesta a la deforestación y a la necesidad de proteger la biodiversidad amazónica, cuenta John Jairo Mueses, biólogo y asesor de la Alianza NaturAmazonas, que nació con el fin de reducir la deforestación y de aumentar el bienestar de las comunidades en el Piedemonte Amazónico.

“Nosotros nos dimos cuenta de que el Gobierno Nacional se ha enfocado mucho en el tema de la apicultura, que es la producción de miel con abejas africanizadas, pero es irónico porque en Colombia tenemos más de 500 especies de abejas nativas, asociadas a nuestros lugares y a nuestros ciclos de floración”, aseguró Mueses. Desde entonces, empezaron a estimular esta práctica en la zona.

Generar conocimiento

Cuando inició el proyecto, Mueses dice que solo se conocía una especie de abejas en la zona. Luego de investigar junto a la Universidad Nacional, se han caracterizado ochenta. De acuerdo con Mueses, “cada una de ellas produce una miel diferente y es medicinal porque tiene altas cargas antibacterianas y microbianas”.

Lo primero que hizo Mieles de la Amazonía fue enseñarle a los campesinos que en la meliponicultura había una oportunidad de cuidar la biodiversidad y tener ingresos económicos.

Después, se capacitó a las personas, “a enseñarles cómo es el mundo de las abejas, cómo se reproducen, cómo obtienen el alimento y cómo a partir de una sola colmena se pueden sacar varias al año para tener una producción estable”, manifestó Mueses.

Más adelante, Corpoamazonia entregó 2.500 colmenas tecnificadas hechas de madera decomisada que se había extraído ilegalmente, para que los usuarios pudieran guardar sus colonias, “con el fin de que esa madera volviera al bosque en forma de casas que protegen a las abejas”, dijo Mueses.

Sin embargo, en Colombia había una barrera en la normatividad para la tenencia de abejas meliponas porque solo estaba reglamentada la apicultura, cuenta Mejía. “Es por esto que Corpoamazonas adecuó y diseñó resoluciones para promocionar la actividad en estos departamentos”.

Así fue como el proyecto se expandió y la gente se empezó a entusiasmar, afirma Mueses, “tenemos usuarios que arrancaron el proyecto con tres colmenas y ahora tienen cincuenta. Eso es muy bueno y la gente está emocionada con este tema porque ven en él una oportunidad de crecer”.

Hoy los 400 campesinos que hacen parte del proyecto cumplen una labor “magnífica”, según Mueses, pues las abejas se estaban acabando por la deforestación y fumigación, “pero ahora ellos las están salvaguardando en sus propias casas y así están protegiendo la diversidad”.

Mieles de la Amazonia logró el cultivo de 25.000 plantas que sembraron los campesinos por convicción propia: “ellos entendieron que si querían aumentar su producción, debían sembrar plantas para que sus abejas pudieran tener alimento, entonces esa siembra también ha sido un gran logro”, aseguró Mueses.

La producción

Hoy Edilson tiene 29 colmenas de abejas y le está enseñando a su familia porque dentro de poco va a necesitar ayuda para producir la miel. En este momento, Rosero tiene dos especies de abejas y la cosecha se hace cada seis meses, por lo que necesita unas 500 colmenas para tener una producción continua.

Toda la miel que producen se comercializa en la zona y todavía no han empezado a vender a nivel nacional porque ni siquiera alcanzan a suplir la demanda local de miel. El precio puede ser de 100.000 pesos para el kilo de miel de abeja real y de 600.000 para el de abejas angelitas.

Edilson cuenta que ve en la meliponicultura una oportunidad para reivindicarse con la naturaleza y para compensar todo el daño que hizo después de años de talar árboles.

Un futuro cercano

Actualmente, 800 personas están interesadas en ingresar al proyecto y aprender sobre el tema, cuenta Mueses. “La siguiente fase consiste en capacitar a 155 personas, pero faltan muchísimos más”.

Además, debido a que todavía falta una reglamentación nacional, Mueses asegura que en este momento están asesorando al Ministerio de Ambiente para sacar una iniciativa que le acerque a las personas a la meliponicultura.

“Estas iniciativas son muy importantes porque a veces, nosotros los biólogos nos quedamos cortos en alternativas que le permitan a las personas poder vivir de la naturaleza de una manera sostenible. No podemos solo llegar a pedirles que dejen de talar árboles, tenemos que darles opciones”, manifestó Mueses.

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