A pesar de que permaneció en Cuba desde la suspensión de los diálogos de paz en 2019, el máximo comandante del ELN, alias Antonio García, anunció desde Caracas (Venezuela) la reactivación de este proceso con el Gobierno de Gustavo Petro.
Acompañados por los representantes del grupo ilegal Víctor Orlando Cubides –“Aureliano Carbonell”–, e Israel Ramírez Pineda –“Pablo Beltrán”–, “Antonio García” y el Alto Comisionado para la Paz, Danilo Rueda, hicieron oficial este martes que las conversaciones iniciarán formalmente a comienzos de noviembre y se retomará desde lo que se había pactado con el Gobierno de Juan Manuel Santos antes de la suspensión de las mesas.
“El hecho de reiniciar acá es retomar un camino de confianza y de seguridad”, dijo el comandante del ELN a propósito de la llegada de dicha delegación a Venezuela, un asunto que no fue fortuito.
Desde el domingo se conoció que estas importantes figuras del ELN –que también encabezaron las conversaciones cuando se adelantaron con los gobiernos de Santos y de Iván Duque– salieron de Cuba hacia el país gobernado por Nicolás Maduro con el fin de ultimar las decisiones que los llevaron a dar inicio definitivo a los diálogos.
Su traslado tenía un fin claro: encontrarse con el Comando Central del ELN y la dirección nacional, alojados en Venezuela, con la intención de definir cómo estará compuesta la nueva delegación para los diálogos de paz y la manera en que operarán a partir de ahora.
El aterrizaje en Venezuela fue calificado por el grupo ilegal como una “victoria de la razón y del Derecho Internacional”, luego de que, según ellos, “el Gobierno Duque buscó no solo burlar las obligaciones contraídas con el ELN y con la comunidad internacional, sino causar grave daño al pueblo y a la república de Cuba”.
Con esto último aludieron al hecho de que la isla fue catalogada por EE. UU. como un Estado Patrocinador del Terrorismo por alojar a estos integrantes del ELN luego de que Duque suspendiera los diálogos de paz a comienzos del 2019, cuando este grupo ilegal atentó contra la escuela Escuela de Cadetes General Santander en Bogotá, lo que dejó 23 muertos, entre ellos 22 estudiantes.
Ese freno a las conversaciones terminó en que Colombia solicitó en extradición a cuatro de los guerrilleros que permanecían en Cuba –entre los que están los tres anteriormente mencionados–, a lo que la isla respondió que cumpliría la garantía del retorno seguro que estaba pactada desde los acuerdos iniciales. Finalmente, esto terminó en que los negociadores fueron albergados allí durante casi tres años.