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La Alianza Verde, gracias a sus resultados electorales en 2018 y 2019, se convirtió en una de las fuerzas de oposición más importantes en Colombia. Y esa fortaleza la quiere capitalizar este partido en 2022, año en el que tiene en la mira las elecciones presidenciales.
Sin embargo, el panorama no parece estar tan claro dentro de la colectividad. Divisiones internas, en materia de cómo se elegirá el candidato único y en las alianzas que quiere un sector de la colectividad, ha hecho que se ponga en entredicho la cohesión del partido para los comicios del próximo año, que cada vez ocupan más espacio en la agenda nacional.
Prueba de ello es que cuando el pasado miércoles, 9 de junio, la Coalición de la Esperanza –conformada por los precandidatos Humberto de la Calle, Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Juan Manuel Galán y Juan Fernando Cristo– presentó su agenda programática y ética, la Alianza Verde no estuvo en la foto, a pesar de que fueron varios de sus miembros, incluyendo a la senadora Angélica Lozano, quienes promovieron esta alianza de centro.
Más allá de si lograrán mantener los buenos resultados de las dos últimas elecciones, la preocupación parece estar en si el partido conseguirá mantenerse unido. Por eso, EL COLOMBIANO consultó a varios miembros de Alianza Verde para conocer de primera mano qué está ocurriendo al interior de la colectividad.
Son seis los nombres entre los cuales Alianza Verde elegirá a su candidato para enfrentarse a las elecciones presidenciales de 2022. Se trata del exgobernador de Boyacá Carlos Amaya, el exgobernador de Nariño Camilo Romero y los senadores Iván Marulanda, Jorge Eduardo Londoño, Sandra Ortiz y Antonio Sanguino.
Pero no serían los únicos. EL COLOMBIANO pudo establecer que el rector de la Universidad de los Andes, Alejandro Gaviria, y la representante a la Cámara Ángela María Robledo –quien fuera fórmula vicepresidencial del senador Gustavo Petro en 2018– estarían en conversaciones para también aterrizar en la Alianza Verde.
Una persona al interior de la colectividad, que pidió no ser citada para evitar inconvenientes, aseguró que “queremos que Alejandro Gaviria ingrese como candidato del partido. Ha habido conversaciones y la apuesta es que entre al Verde”.
Aunque esa misma persona dijo que se espera que eso ocurra en agosto, el senador Iván Marulanda, por su parte, aseguró que se trata de una discusión que, de momento, está congelada por la situación política y social que atraviesa Colombia.
“Yo siento que la discusión está congelada, porque el país está en otra cosa. Estamos atendiendo toda esta crisis del paro y el fin de la legislatura. Está el problema de la pandemia, del desempleo, de los bloqueos. Estamos en medio de un naufragio y el tema electoral da tiempo. Le hemos puesto un paréntesis”, dijo el senador antioqueño.
Eso sí, a renglón seguido aclaró que, a pesar de que no hayan estado en la foto, el ingreso de Alianza Verde a la Coalición de la Esperanza sigue siendo un hecho. “La decisión de pertenecer a la Coalición de la Esperanza es una decisión en firme tomada unánimemente por la dirección nacional del partido. Es una decisión política que no tiene ningún tipo de variante ni de duda”, sentenció.
Pero es, justamente, la Coalición de la Esperanza la que se estaría convirtiendo en la manzana de la discordia.
En 2018, Alianza Verde obtuvo 2.20 millones de votos en las elecciones legislativas, lo que le permitió hacerse con 10 curules en el Senado y 9 en la Cámara. Incluso, en el Senado obtuvo la segunda votación más alta, cuando el exalcalde de Bogotá Antanas Mockus recibió 540.783 apoyos, quedando solo detrás del expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Esos buenos resultados siguieron cuando, en la primera vuelta, Sergio Fajardo –el candidato de la coalición apoyada por los verdes– obtuvo 4,58 millones de votos.
Y en 2019 continuaron cuando el partido llegó no solo a la Alcaldía de Bogotá (Claudia López, 1,10 millones de votos), sino a las de otras ciudades capitales como Cali (Jorge Iván Ospina, 298 mil votos), Cúcuta (Jairo Tomás Yañez, 110 mil votos) y Manizales (Carlos Mario Marín, 75 mil votos).
No obstante, se empiezan a ver esas rencillas. La misma persona que confirmó los acercamientos con Gaviria, aseguró que “hay un grupo, orientado por la senadora Angélica Lozano y la representante Juanita Goebertus (a quienes EL COLOMBIANO contactó sin éxito), que quieren que las cosas se den como ellas quieren y punto. Y hay que entender que el Verde no funciona así”, dijo.
En ese sentido, el representante Inti Asprilla explicó que “es una realidad que tiene la complejidad de la existencia de dos sectores que tienen afinidades, pero que también tienen diferencias. Lo que hay que buscar es una solución que no signifique que un sector se imponga sobre el otro”.
Asprilla, en febrero pasado, tuvo un cruce con Goebertus en Twitter, cuando circuló la versión de que Alianza Verde, que ya había confirmado su adhesión a la Coalición de la Esperanza, estaba teniendo conversaciones con Gustavo Petro, que dirige el llamado Pacto Histórico.
“La decisión de (unirnos a) la Coalición de la Esperanza fue unánime, pero en un contexto de que la aceptamos bajo el acondicionamiento de la segunda vuelta”, dice. Y añade que eso no puede significar que “se le dé un portazo a Camilo Romero”, quien públicamente ha mostrado sus reparos a aliarse con los miembros de la mencionada coalición.
La representante Katherine Miranda, por su parte, asegura que “a Camilo Romero tienen que dejarlo jugar sí o sí. Él no se irá al Pacto Histórico y hay que respetarlo”.
Y añade que la decisión de frenar la entrada formalmente a la Coalición tiene que ver con el hecho de que “las comunicaciones han sido totalmente extrañas, no hay una definición total ni decisiones unánimes al interior del partido. Estamos en el paso de solucionar eso, a la vez que buscamos decantar los candidatos”.
El senador Antonio Sanguino, al ser consultado sobre el tema, se muestra más prudente y busca bajar la dimensión de las diferencias, que él califica como propias de cualquier colectividad en asuntos electorales.
“El partido está definiendo una ruta para seleccionar un candidato presidencial y, eventualmente, articularse a una coalición independiente que ofrezca un proyecto y un programa de cambio. Estamos actuando como partido, buscando precisar con mayor claridad el rumbo hacia las presidenciales de 2022”, asegura.
Y sobre ese futuro que están buscando definir con claridad, Sanguino dice que ya hay una conclusión que, desde este momento, está clara: “Hemos decidido que en la segunda vuelta presidencial estaremos en consenso y plenamente con el candidato alternativo, que ojalá sea uno de nosotros”.