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Caciques y baronesas van por la reconquista del poder en estas elecciones regionales

Este sábado cerraron las inscripciones de candidatos y en el partidor figuran varios dirigentes que, tras hacer una pausa obligada, se vuelven a lanzar para afianzar su dominio territorial. ¿Faltan liderazgos o es el premio a una gestión?

  • De izquierda a derecha: Dilian Francisca Toro, exgobernadora del Valle del Cauca; Álex Char, exalcalde de Barranquilla; Jorge Emilio Rey, exgobernador de Cundinamarca, y Carlos Amaya, exgobernador de Boyacá. Todos quieren repetir. FOTO: EL COLOMBIANO/ARCHIVO PARTICULAR
    De izquierda a derecha: Dilian Francisca Toro, exgobernadora del Valle del Cauca; Álex Char, exalcalde de Barranquilla; Jorge Emilio Rey, exgobernador de Cundinamarca, y Carlos Amaya, exgobernador de Boyacá. Todos quieren repetir. FOTO: EL COLOMBIANO/ARCHIVO PARTICULAR
30 de julio de 2023
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Este sábado –justo a 3 meses de las elecciones regionales de octubre próximo–, concluyó el plazo para la inscripción de candidatos. Como ya es costumbre, en el partidor se ve de todo: dirigentes cuestionados y con procesos a cuestas; quemados que se quieren reencauchar; maquinarias y clanes al servicio de candidatos, y hasta primíparos en solitario en búsqueda de conquistar el voto de opinión.

Video: Mesa Central: Las sorpresas de candidatos a Alcaldía y Gobernación

Sin embargo, en la disputa por el poder regional en este 2023 sobresalen también caciques y baronesas que, tras 4 años de dejar sus cargos, buscan repetir puesto y afianzar su dominio territorial.

El fenómeno no es nuevo ni irregular, pero que un “ex” quiera volver a un cargo que ya ocupó –y en el que en muchos casos dejó heredero–, sí daría cuenta de las dificultades que persisten en Colombia para renovar la política y abrirle paso a nuevos liderazgos. Sin embargo, sería una muestra también del interés, combinado con el apetito que da la burocracia, de algunos clanes y políticos por no soltar sus terruños y seguir cooptando escenarios de poder.

Estas elecciones no han estado exentas de aquellos repitentes, pero ya los hay de diferentes variedades. Por un lado, están aquellos dirigentes que, luego de gobernar hace 4 años y fracasar en su intento por dejar a alguien de los suyos, ahora personalmente se aventuran a reconquistar el poder.

Por otro lado, se cuentan quienes sí lograron dejar sucesor en cuerpo ajeno y cuya meta es volver a llevar las riendas –de forma directa– de sus territorios. Incluso, hay espacio para aquellos que, tras su paso hace 4 años por una alcaldía, ahora ambicionan con llegar a una gobernación.

En el primer grupo aparecen dirigentes antioqueños como Federico Gutiérrez o Luis Pérez quienes, luego de 4 años, aparecen en el partidor para repetir en la Alcaldía de Medellín y la Gobernación de Antioquia, respectivamente. “Vamos a recuperar la confianza”, “Medellín retrocedió 10 años” o “que vuelva a florecer”, son algunos de los mensajes de Fico, en clara alusión a tratar de recuperar un electorado después de 4 años, enrostrando además las flaquezas del alcalde Daniel Quintero.

En el segundo renglón hay casos como los de Dilian Francisca Toro, que hace 4 años gobernó en el Valle del Cauca y logró dejar a alguien de su misma corriente como la gobernadora Clara Luz Roldán. También Álex Char en Barranquilla quien, luego de dejar el cargo y favorecer la llegada del alcalde Jaime Pumarejo, regresa para aspirar a la Alcaldía. Figura además Jorge Emilio Rey en Cundinamarca (quien dejó al hoy gobernador Nicolás García) o Carlos Amaya en Boyacá (quien le dio el guiño hace 4 años a Ramiro Barragán).

De concretarse su llegada a estos escenarios se estaría hablando de un dominio, en cuerpo ajeno y ahora propio, de al menos 12 años: los cuatro primeros de su gobierno, los cuatro de su sucesor y ahora otros cuatro repitiendo. En el caso de estos candidatos, los mensajes son de continuismo y permanencia: “Volvemos para seguir llevando a Barranquilla a otro nivel”, dijo Char. “Juntos seguimos trabajando y pensando en el bienestar de Boyacá”, aseguró a su turno Amaya.

Finalmente, en el ramillete se cuentan candidatos como Rodolfo Hernández, que tras su paso por la Alcaldía de Bucaramanga se enruta hacia la Gobernación de Santander, o Rodrigo Lara Sánchez, quien fue alcalde de Neiva y ahora va por la Gobernación del Huila.

Un hecho que no puede pasar por alto es que en el abanico de candidatos hay varios que vienen de participar en las elecciones presidenciales, bien sea como aspirantes formales o precandidatos, como es el caso de Fico Gutiérrez, Char, Toro, Amaya y hasta Rodolfo Hernández, quien logró llegar a segunda vuelta y contaba con curul en el Senado.

¿Premio o cooptación?

Para algunos, reelegir a un dirigente tras 4 años o apostarle a uno de su misma corriente no necesariamente es una muestra de cooptación del poder, sino el premio a una buena gestión y el reconocimiento a una destacada administración.

“La posibilidad de premiar gestiones que cuentan con una fuerza política importante o con amplio respaldo ciudadano es parte también de la democracia. Que no haya reelección consecutiva ayuda a garantizar equilibrios de poder. En este caso estamos hablando de exmandatarios muy bien evaluados en las encuestas de opinión. Por ello, resulta siendo un poco más fácil su reelección”, explicó el excongresista José Daniel López, al reconocer que en algunos casos sí se evidencia “falta de relevo generacional”.

Otra es la postura de Daniela Garzón, investigadora de la Línea de Democracia y Gobernabilidad de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares), organismo que ha alertado por los efectos de la simulada alternancia y la concentración de alcaldías y gobernaciones a manos de dinastías regionales: clientelismo, presiones indebidas o nepotismo, por no hablar de corrupción y compra de votos.

“Las elecciones de 2023 son en algún sentido el reciclaje o la regeneración de buena parte de los caudales políticos de dirigentes que tienen ya construida una historia y van buscando reelecciones”, señaló Garzón, precisando que, más allá de falta de liderazgos, lo que evidencian estas candidaturas es que hacer una campaña política en Colombia “sigue siendo muy caro”.

“A cualquier persona que quiera lanzarse a un cargo de elección popular le queda bastante difícil competirles a estos poderes consolidados que tienen la facultad de financiar campañas, pues llevan siendo gobierno propio y en sombra mucho tiempo”, agregó la investigadora.

Concluida la inscripción de candidatos y con el inicio formal de la propaganda electoral, será tarea de los ciudadanos evaluar a quienes aspiran a llevar las riendas de sus territorios los próximos cuatro años. Darle vía libre al continuismo y reconocer una buena gestión hace parte del juego democrático. Lo que no puede mediar en la ecuación son presiones o intentos por concentrar alcaldías o gobernaciones a través de prácticas non sanctas. En juego está el codiciado poder regional.

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