El presidente Gustavo Petro se paró esta semana en un balcón de la Casa de Nariño –durante una hora y media y de frente al Congreso– para pedirle a la gente que salga a las calles a movilizarse para presionar la aprobación de sus reformas sociales. Y lo hizo en un tono que se acerca más al de un candidato que al de un Jefe de Estado, por lo que no fueron pocas las voces que lo calificaron como una especie de chantaje o, incluso, de amenaza por haber advertido que, de ser rechazadas sus propuestas, podría desatarse otra ola de violencia.
En ese contexto, el ministro del Interior, Alfonso Prada, dialogó con EL COLOMBIANO para determinar el alcance del ‘balconazo’ de Petro, analizar la relación con el Congreso al que se le quiso meter presión desde las manifestaciones y sobre cómo están las relaciones dentro de un gabinete que cada vez –al menos hacia afuera– se percibe dividido.
“A veces vamos en contravía de las encuestas, lo que muestra que no es un problema de populismo, sino claramente una intención de acertar y hacer las cosas bien”, afirmó el alto funcionario, quien reveló que el próximo 16 de marzo llegan al Capitolio las reformas pensional y laboral.
El ‘balconazo’ del presidente Petro de esta semana, como algunos lo han bautizado, si bien tuvo voces de apoyo también es cierto que fue duramente criticado. Se habló de “chantaje”, “amenaza”... ¿Qué significó esa hora y media de discurso?
“Fue una invitación del Presidente a que el pueblo colombiano conozca las reformas que el Gobierno está presentando al Congreso; la forma cómo los va a afectar, a beneficiar, que sea una opinión pública formada, informada, que critique, que opine. Él es un demócrata y como tal invita a la gente a que participe. Esto no es nuevo en estos 6 meses de Gobierno, lo acabamos de hacer con el Plan Nacional de Desarrollo, porque hicimos más de 50 movilizaciones en Colombia con los diálogos sociales vinculantes; nos reunimos con unas 300.000 personas que nos llevaron propuestas, críticas, prioridades de sus regiones. Y con eso construimos el Plan de Desarrollo. Eso salió muy bien y lo que queremos es que estas reformas tan importantes tengan la oportunidad de ser conocidas y se enriquezcan con el aporte de la ciudadanía”.
Pero en ese discurso el Presidente dijo que si el Congreso no le aprueba sus reformas podría haber otro estallido social o, incluso, otra ola de violencia...
“Creo que lo que hizo fue una relación a la década de los 30 como análisis de contexto. Lo que él dijo es que cuando hay un pueblo con necesidades, un pueblo con apremios, y cuando hay un Gobierno que tiene recursos, que tiene la posibilidad de impulsar políticas que cierren brechas, que acaben con la pobreza, que mejoren la salud, la educación y las condiciones laborales de la gente, pues son momentos que toca aprovechar en la historia. Recuerde que venimos previo al gobierno de un estallido social y, en palabras de Alejandro Gaviria siendo en ese momento precandidato presidencial, la elección de Gustavo Petro fue como asistir a una explosión controlada”.
Pero para muchos ese discurso generó fue miedo...
“Lo único que creo que está transmitiendo el presidente Petro es la angustia de que no podemos volver a los escenarios de la protesta social agresiva, de la intolerancia. Todo lo contrario, es mejor que el pueblo colombiano sepa que sí estamos cumpliendo el programa de Gobierno, que estamos tramitando reformas y que el pueblo puede participar y opinar en la construcción de estas reformas estos tres meses. Al final del día lo que va a haber es por lo menos una opinión pública informada de que hemos hecho todo lo posible para que esto salga bien”.
¿Se va a respetar la independencia del poder Legislativo?
“Ahora la palabra la tiene el Congreso. Bajo ninguna circunstancia el Presidente está diciendo que no vamos a respetar las decisiones del Congreso, pero sí estamos diciéndole que tenga en cuenta las necesidades de la gente que está en la calle y que está gritando que, por favor, se les tenga en cuenta en estas decisiones. Al final, el Congreso es el que toma las decisiones y hemos demostrado que somos respetuosos de ellas. Acabamos de tramitar una legislatura completa en la que presentamos proyectos; unos no se lograron terminar, otros están a mitad de camino, otros han sido cambiados, mejorados. Hay, incluso, iniciativas de los congresistas que nosotros hemos entrado a apoyar como la de cannabis de uso adulto o la de protección de los animales contra la crueldad en su trato. Entre todos demostramos que podemos construir una legislatura bien informada y que le sirva al país”.
Si las reformas se caen en el Congreso, ¿qué piensa hacer el Gobierno?
“Lo primero es que, como ministro del Interior, espero que eso no pase y que la coalición funcione adecuadamente, que seamos capaces de explicar la bondad de las reformas para que se entusiasmen a votar las mayorías del Congreso. En caso de que no pasen, pues nos queda el recurso de la insistencia, de volverlas a presentar y de perseverar en esa lucha por lograrlas, de buscar con los mecanismos que tenemos constitucionales, como el presupuesto y el Plan de Desarrollo, y todas estas iniciativas, cumplir de la mejor manera el programa de Gobierno”.
Ministro, esto que usted dice sobre el estallido social da a entender que la elección de Petro como Presidente lo frenó, pero otras voces calificadas aseguran que lo que hizo fue generarlo para elegirse...
“El estallido social mostró a un pueblo lleno de muchas necesidades agravadas por la pandemia y, lo que salió a la calle, fue una protesta ciudadana pidiendo un cambio de rumbo. Y ese cambio de rumbo se desbocó en las urnas a favor de Gustavo Petro que, además, fue la palabra con la que nos presentamos porque yo hice parte de esa campaña; nos le presentamos al pueblo colombiano como una posibilidad de cambio. Y el pueblo colombiano confía en que este gobierno haga cambios profundos, que mejoren su calidad y dignidad de vida. Por eso, es tan importante el mensaje que da. Claramente, la elección de Gustavo Petro fue un desfogue social, buscando un cambio que aspiramos continúe en el Congreso”.
Pero hay encuestas del propio Estado colombiano, como la del Dane que dice que la gente sí está conforme con la atención en el sistema de salud; esto también se confirma con otros estudios. ¿No es contradictorio querer cambiar lo que la misma gente considera que funciona?
“Eso lo que prueba es que no estamos haciendo un Gobierno populista, simplemente con lo que dicen las encuestas, sino que estamos haciendo un gobierno, por ejemplo, para que la salud, que es el tema que se me propone con la pregunta, le llegue a la totalidad de los colombianos sin discriminación y sin obstáculo alguno. Pasar al modelo de la atención primaria territorializada implica que vamos a tener centros de atención de salud en el Amazonas cerca a la gente, o en el Guaviare cerca a la gente, o en cualquier parte del territorio colombiano y no solo concentrada en los centros urbanos. La salud tiene un despliegue muy importante y gran nivel de cobertura precisamente porque la tienen los grandes centros de población. Y ahí seguramente hay una buena atención”.
¿Y las encuestas que dicen que las cosas funcionan?
“Han reconocido todos los actores que hay que reformar y mejorar la salud. Con las encuestas que dicen que el 60 o hasta el 70 por ciento está satisfecho, pues resulta que hay un 30 por ciento que en términos de millones de colombianos representa a millones de colombianos a los que no les llega el servicio adecuadamente. Estamos pensando en ellos, no solo en quienes habitan en estratos altos en las ciudades, sino en el campo y en el sector de la ruralidad que no tienen acceso eficaz y, por ende, cultivan más enfermedades y se deteriora la vida, tienen más dificultades para el tratamiento de enfermedades costosas. Y la medicina preventiva, la salud que le llega cerca a la gente, va a prevenir y a evitar la evolución hacia enfermedades de alto costo”.
Presentar una reforma dura de la salud, para algunos regresiva, ¿es una forma de salvaguardarse ante las ‘peluqueadas’ que se suelen hacer en los proyectos en el Congreso?
“El presidente Gustavo Petro es muy consciente de esto y sabe que no necesariamente las reformas que presentamos son las que salen del Congreso. Nuestro reto es que salgan mejoradas. Que van a adicionar temas, que van a mejorar lo que propusimos, pues nosotros estamos listos y abiertos a escuchar a las bancas y a los congresistas para mejorar los textos”.
¿La coalición sí está fuerte o, como muestra ‘el fuego amigo’, está debilitándose?
“Decían que la crisis del Partido Conservador lo iba a llevar a una Dirección Nacional en la que se podría definir su retiro (de la coalición), pero cambiaron la dirección del Partido y ratificaron el mantenerse como bancada de Gobierno. Es una de las bancadas más grandes del Congreso. Tenemos una reunión el próximo 23 de febrero con toda la bancada de Cámara y Senado del Partido Liberal, en la ciudad de Ibagué, y llevaremos todo el cuerpo de ministros que está impulsando las reformas en el Congreso para deliberar con ellos y escuchar a la bancada. Este viernes fue con la bancada de Cámara y Senado del Partido de la U y deliberamos horas enteras sobre las reformas. Estamos desde la Casa de Nariño haciendo un trabajo muy juicioso y muy respetuoso con las bancadas de Gobierno para que, previamente al inicio en forma de los debates, hayamos recibido las críticas e, incluso, mejorado los textos para las ponencias. Estamos haciendo todo lo necesario para que la relación con el Congreso fluya con independencia, con respeto, pero sobre todo con mucha argumentación e información”.
¿Las elecciones regionales de octubre no le preocupan en términos de que le puedan desbaratar esa coalición?
“La ventaja es que las elecciones se dan a final de año, el 29 de octubre, es decir prácticamente terminando el año, y estas sesiones terminan el 20 de junio. Que vaya a haber afectación por las elecciones en el proceso de discusión y de debate de las reformas, es posible, al igual que por virtud de ganarse unos votos algunos puedan terminar cambiando de posición. Pero espero que por lo distante que están las elecciones tengamos un debate independiente de lo eminentemente electoral dentro del Congreso”.
Ministro, a propósito del Congreso y lo abordado en esta entrevista, ¿sí le dan los tiempos para sacar todo lo que quieren pasar por el Capitolio?
“La decisión de comenzar las extras el 6 de febrero y comenzar a presentar estos proyectos delicados en su trámite por lo difíciles en el abordaje del debate, por la especialidad de los temas, por la complejidad de las decisiones que vamos a tomar en cada votación, nos hizo pensar que extender las sesiones de 13 a 19 semanas era lo que teníamos que hacer para garantizar el trámite de todas ellas. Yo confío en que seamos capaces de sacar las reformas más importantes que el Gobierno está priorizando en la agenda del Congreso. Las reformas laboral y pensional llegarán el 16 de marzo”.
Usted dijo, Ministro, que “no somos un gobierno populista”, pero la oposición los acusa de lo contrario y hasta de ser dictatoriales. ¿Cómo está la relación con esos sectores?
“Pero, además, dije que no éramos un gobierno populista por lo que afirman y utilicé la afirmación de la pregunta, y es que muy seguramente otro gobierno estaría pensando en las encuestas que favorecen algunas decisiones en alguno u otro sentido, y no estamos pensando en ellas. A veces vamos en contravía de las encuestas, lo que muestra que no es un problema de populismo, sino claramente una intención de acertar y hacer las cosas bien”.
Ministro, es la oposición la que los califica así, como dictatoriales y populistas, la intención de la pregunta es saber cómo está esa relación...
“Le acabo de contestar porque me preguntaba en torno a que la oposición dice que somos populistas y por eso respondí que no, y utilizo la pregunta para decir que no es cierto, que no somos populistas. Ahora, la relación con la oposición es respetuosa, tienen todas las garantías posibles por parte del Gobierno. En un país como estos las garantías son de seguridad, son de democracia, son de espacios para poder deliberar, y las tienen todas”.
¿Incluidas las de salir a las calles a protestar contra ustedes?
“Bueno, eso lo vimos. Hubo una garantía total en las calles. La Fuerza Pública acompaña las marchas para garantizar el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la protesta. Tienen todo el apoyo del Gobierno en esas garantías para que puedan seguir haciendo su actividad política”.
Hay colegas suyos de gabinete que, públicamente, se quejan de que no los escuchan. ¿Hay fricciones duras entre los ministros, podrían darse cambios?
“Esa, obviamente, es una pregunta para el Presidente de la República, la de si va a haber cambios o no; mal haría yo en siquiera asomarme con una respuesta de ello. Pero sí le confirmo que el presidente Gustavo Petro se enorgullece de haber construido un gabinete con diferencias en las tendencias ideológicas que nos permiten cada vez que hay un proyecto esencial de país, un gran tema, pues deliberar, debatir y construir conjuntamente. A veces lo logramos, a veces no tanto. Esto cambia según el tema, pero tenemos un capitán del barco que lidera el equipo, que finalmente lo integra y al final tomamos decisiones”.
¿Es verdad que hay una discusión dura entre técnicos y activistas? No son términos nuestros, por si acaso...
“Son términos de afuera, lecturas que se dan, pero no tengo comentarios mayores sobre eso”.
¿Pero hay o no esas peleas?
“No, vuelvo y digo que hay es debates profundos. Muy respetuosos”.
¿Cómo va la paz total y el cese al fuego tras mes y medio de la firma de los decretos que le dieron vida con ciertos grupos?
“Estuve el sábado en Arauca y allá se bajó en este mes de enero, en relación con enero de 2022, el 66 por ciento de los homicidios. Eso muestra claramente que tenemos unas Fuerzas Armadas que están operando en el territorio y que hubo una clara voluntad de aportarle al cese bilateral al fuego, porque sino, de otra manera, las cifras son tan bajas en territorios que estaban tomados por el conflicto armado. De tal manera que dimos un balance, el 30 de enero, con las Fuerzas Militares, con el Ministro de Defensa y con el Comisionado de Paz, el cual es favorable respecto a este cese bilateral. Sin embargo, este proceso está comenzando. Ya estamos en este momento en el segundo ciclo de diálogos con el ELN en México y eso muestra avances claros en la ruta de paz total”.
¿Y qué tal van los puentes con otros grupos como las disidencias o el Clan del Golfo?
“Con las demás organizaciones hemos estado construyendo protocolos, tenemos dificultades de carácter jurídico que tenemos que llevar, por ejemplo, al Congreso y que van a impactar directamente los diálogos del desmantelamiento de estructuras organizadas del crimen que hacen que esto sea lento y que vayamos al ritmo de lo posible. Más allá es muy difícil en la medida que nos faltan elementos jurídicos y posibilidad de diálogo adicional para ir concretando”.
Ministro, le pregunté por el Clan del Golfo. ¿Es cierto que los acercamientos están muy fríos?
“Es muy difícil, porque esa es una organización que tiene distintas estructuras a su interior, así como otras, y eso hace difícil tener la posibilidad de diálogo y de avanzar en estas exploraciones sociojurídicas que está adelantando el Comisionado para la Paz. Pero esperemos que, con este debate que vamos a abrir en los próximos días en el Congreso alrededor de la ley de desmantelamiento de estas organizaciones, podamos tener más impulso en los acercamientos”.