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Encuentros de verdad para reconocer el horror del conflicto

A cinco meses de cumplir su mandato, la Comisión de la Verdad ha desarrollado 14 Encuentros por la Verdad públicos en distintos lugares.

  • Encuentro por la Verdad para el reconocimiento de responsabilidades por el asesinato de la religiosa y lideresa social Yolanda Cerón Delgado. FOTO Manuel Saldarriaga
    Encuentro por la Verdad para el reconocimiento de responsabilidades por el asesinato de la religiosa y lideresa social Yolanda Cerón Delgado. FOTO Manuel Saldarriaga
29 de junio de 2021
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El dolor de Yenyt Cristina Narváez brotó, una vez más, en forma del llanto que aún no es capaz de contener, cuando recuerda a su tía, la religiosa Yolanda Cerón Delgado, a quien exparamilitares asesinaron el 19 de septiembre de 2001, en el casco urbano de Tumaco (Nariño). Ese duro momento lo revivió el pasado viernes, en Rionegro (Oriente de Antioquia), durante el Encuentro por la Verdad número 13 liderado por la Comisión de la Verdad.

Allí, Guillermo Pérez Alzate, “Pablo Sevillano”, excomandante del Bloque Libertadores del Sur de las Auc, aceptó su responsabilidad y pidió perdón por el homicidio, a través de una transmisión que hizo desde Estados Unidos, lugar donde reside luego de recuperar la libertad, tras estar en prisión ocho años. Aunque en el encuentro público no tomaron la palabra, otros dos exintegrantes de este grupo paramilitar estaban entre los asistentes. Un día antes, en una reunión privada, ellos también pidieron perdón.

Como Narváez, otros familiares, amigos, compañeros y conocidos de Cerón no lograron esconder el sufrimiento que todavía persiste por la muerte de la que consideran fue su madre, su guía y quien iluminó sus luchas como comunidad afro para proteger el territorio del Pacífico nariñense, que por derecho les pertenece. Las palabras de aceptación y perdón de los responsables son un respiro necesario pero que consideran incompleto, pues todavía les falta saber por qué asesinaron a su amada Yolanda y fracturaron de forma irreparable a una comunidad entera.

¿Para qué los encuentros?

Desde 2019 hasta la fecha, la Comisión de la Verdad ha realizado 14 Encuentros por la Verdad en distintos lugares del país y sobre hechos diversos, todos dolorosos y llenos de horror, ocurridos en el conflicto armado. Estos son un mecanismo que apunta a varios frentes: contribuir a la verdad y la reconciliación, propiciar sanación para las víctimas y los responsables, y dignificar a las personas que han padecido la guerra.

Según Bibiana Mercado Rivera, coordinadora del Objetivo Misional de Reconocimiento de la Comisión de la Verdad, los encuentros se hacen públicos tras un proceso preparatorio privado, que puede durar un año y es liderado por equipos profesionales con enfoques específicos, como el psicosocial y el de género. Con esto se busca acercarse a las víctimas para que se sientan restauradas y no agredidas en su dignidad, y a los responsables, para que reconozcan que sus decisiones y acciones afectaron la vida de miles de personas de una forma que las cambió para siempre.

Julio César Posada Orrego, exintegrante del Bloque Libertadores del Sur de las Auc y uno de los responsables del asesinato de la hermana Cerón, considera que los encuentros son una oportunidad de sanación muy importante en el camino que emprendió desde que se desmovilizó y fue incluido en Justicia y Paz

“Hoy siento, desde el corazón, que le estaba haciendo un daño muy grande al país. Y en el proceso de la Comisión de la Verdad me dieron la posibilidad de pedir perdón y me han brindado apoyo psicológico. Me siento más desahogado sobre el proceso de la religiosa Yolanda Cerón porque me siento muy culpable por la participación que tuve en la muerte de ella, hoy me siento un poquito más tranquilo porque pienso que la familia me puede perdonar de corazón por el dolor tan grande y profundo que les he causado”, expresó Posada.

Reconocer responsabilidad en estos crímenes y pedir perdón es un paso voluntario que dan los participantes y que no siempre deja satisfechos a todos o que, en alguno casos, es insuficiente. En el caso del encuentro número 12, ocurrido el pasado 23 de junio, para el reconocimiento del secuestro, Íngrid Betancourt criticó a los excombatientes por sus declaraciones, pues, aunque se refirieron a dinámicas del secuestro, a los daños que ocasionaron y expresaron sentir vergüenza, considera que faltó una petición de perdón sincero, sin tintes políticos.

“Escuché con emoción los relatos de mis hermanos, los vi llorar y me cuesta trabajo no seguir llorando, pero debo confesarle que me sorprende que de este lado todo estemos llorando y del otro lado no haya lágrima alguna”, les expresó Betancourt en el acto, si bien, el exguerrillero Rodrigo Londoño sí indicó que espera que las víctimas puedan perdonarlos por estos hechos injustificados.

Para la senadora Paloma Valencia, ese encuentro demostró que responsables como los exintegrantes de las Farc no logran evidenciar con sus palabras que los hechos que cometieron fueron realmente graves. “El exguerrillero y hoy senador Lozada expresó que pueden pedir perdón, pero que en algún momento este surgirá de manera que no sean solo palabras huecas. Sus palabras evidencian que no sienten que nada de lo que hicieron fuera fundamentalmente malo. Lo dicho denota una incomprensión sobre lo que significó para Colombia su actuar terrorista”, refirió Valencia en la última videocolumna de opinión publicada en su cuenta de Twitter.

Al respecto, Mercado señala que cuando deciden participar de forma voluntaria en este proceso, los responsables se comprometen a reconocer los hechos como crímenes y no como errores que pueden justificarse, pues no fueron errores, sino la decisión de transgredir los límites de la guerra. “En los diálogos previos con ellos buscamos que su discurso no sea justificatorio, que no trasladen la responsabilidad a la guerra, sino que la atribuyan a la libre decisión de cometer crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra”, indica.

¿Verdad completa?

Los alcances de la verdad que cuentan los responsables es otro tema que causa opiniones dispares sobre los encuentros. María Valeria Mina, integrante del consejo comunitario Acapa, que ayudó a fundar la hermana Cerón, explica que las víctimas hacen un esfuerzo muy grande para reunirse frente a frente con quienes les causaron tanto daño y perdonarlos. Sin embargo, sabe que en estos espacios no se dice una verdad completa.

“Nos pidieron perdón, pero dijeron que la mataron por supuestamente ser informante de la guerrilla y que supieron que era mentira cuando ya estaba muerta. Nosotros queríamos saber por qué la mataron. Ellos dicen que fue por unas acusaciones que ella hizo, pero nosotros decimos que fue por el trabajo de liderazgo que hacía, que fue una piedra en el zapato para muchos. Esa es nuestra verdad”, sostiene Mina.

Los encuentros no son mecanismos de esclarecimiento judicial, aclara Mercado, quien añade que se hace un trabajo para hacer partícipes a todos los victimarios. Se han incluido exparamilitares, exintegrantes de las Farc y miembros de la fuerza pública.

Aun así, una de las críticas a estos procesos es la baja vinculación de otros actores no armados que influyeron, propiciaron o idearon crímenes durante el conflicto armado. La comisionada Lucía González opina que es fundamental que “los determinadores, los financiadores y los beneficiarios de la guerra hagan un examen de conciencia, contrición de corazón y propósito de enmienda”, si bien, agrega que es probable que no se atrevan a hacer declaraciones sobre su vinculación en estos hechos.

Para González y otros comisionados del país es indudable que el conflicto armado en Colombia estuvo marcado también por decisiones de políticos, sectores empresariales e, incluso, civiles. Dicen que se trata de verdades que no se han contado, de reconocimientos que no se han aceptado, de grandes responsables que no hablan por sí mismos y que, muchas veces, no son mencionados en los pronunciamientos de quienes sí se atreven a hacerlo. Por ello, los encuentros no son espacios que pretendan garantizar por completo estos aspectos, según afirma Mercado.

La coordinadora también enfatiza en la importancia de comprender que estos procesos forman parte de la justicia restaurativa, producto del acuerdo de paz entre el Gobierno Nacional y las desaparecidas Farc, que le da al victimario otro lugar, en tanto que no fue vencido en la guerra.

“Instituciones como la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y la Comisión de la Verdad son fruto de este acuerdo y tienen una mirada sobre los responsables que se deben integrar a la restauración de la dignidad de las víctimas y a su reparación. Creemos que la justicia debe restaurar y la justicia punitiva no nos ha ayudado a restaurar como sociedad”, expresa la coordinadora.

La restauración a las víctimas parte de creer su verdad y la interpretación que tienen de lo que les sucedió. Su foco radica en la disposición de escuchar a quienes causaron su dolor y, en muchas ocasiones, perdonarlos. Pero el propósito va más allá: también se busca que la sociedad vea en estos encuentros una oportunidad para no ser indiferente y para conocer la historia, de modo que se pueda lograr la no repetición de hechos de guerra.

Como dijo el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, en el encuentro número 14, “lo que se hace en estos esfuerzos es que esa memoria la tengamos viva, pero que la transformemos y que sea llevada, por la dignidad de los que sufrieron, hacia la reconciliación y a que esto no vuelva a suceder”.

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