<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

“Los falsos positivos se volvieron como una cultura en el Ejército”: mayor (r) César Maldonado

Maldonado conversó con EL COLOMBIANO sobre las ejecuciones extrajudiciales, actos recogidos en el informe de la Comisión de la Verdad.

  • El mayor (r) Maldonado dijo que nunca recibió una orden de atacar a la población civil, ni siquiera del cuestionado general Mario Montoya, de quien fue subordinado. FOTO juan a. sánchez
    El mayor (r) Maldonado dijo que nunca recibió una orden de atacar a la población civil, ni siquiera del cuestionado general Mario Montoya, de quien fue subordinado. FOTO juan a. sánchez
16 de agosto de 2022
bookmark

El informe final de la Comisión de la Verdad, recogió versiones sobre lo acontecido en el marco del conflicto armado colombiano entre 1985 y el 2016, y cuenta con un capítulo sobre las ejecuciones extrajudiciales que, según la Justicia Especial para la Paz (JEP) ascienden a 6.402.

Para construir el informe entrevistaron a los responsables de estos hechos, como los integrantes de la Fuerza Pública señalados de ser autores del asesinato de civiles que terminaron presentados como guerrilleros muertos en combate.

Entre los comparecientes estuvo el mayor (r) del Ejército, César Alonso Maldonado, acusado de dos hechos que lo vinculan a esta práctica ilegal, por los que pagó 14 años de prisión intramural.

Ahora, como compareciente, el mayor (r) Maldonado, aseveró en conversación con EL COLOMBIANO que, a su parecer, nunca hubo órdenes directas para que los militares asesinaran a la población civil y los presentaran como bajas en combate, pero la denominada práctica de los falsos positivos sí se regó entre las tropas y se aplicó en todo el país.

¿Cómo fue el aporte suyo como compareciente?

“Nos comprometimos en aportar verdad en lo que sabíamos, porque habíamos participado directamente o porque en nuestras funciones militares nos enteramos, y obviamente era alguna verdad que necesitaban las víctimas. Hay que resaltar que los militares tienen una gran disposición de aportar a todo este proceso en el ámbito extrajudicial y también en el ámbito judicial ante la JEP. Gracias a esto se han desarrollado reconocimientos de carácter público con las víctimas, lo que da inicio a todo un proceso de sanación de las partes”.

¿Usted hizo parte del Ejército en qué época?

“Yo fui oficial del Ejército. Entré a la Escuela Militar de Cadetes en 1985 y estuve hasta el 2007 en el grado de mayor. Soy responsable de hechos que victimizaron personas y por eso hago parte de la jurisdicción; también aporté en la Comisión de la Verdad. Estuve 14 años y medio privado de la libertad por hechos que ocurrieron durante la guerra y que se me endilgaron a mí, de los cuales he respondido fidedignamente en los que conozco y en los que realmente tuve participación, porque hay que aclarar algo y es que hay hechos que no cometieron algunos miembros de la Fuerza Pública”.

¿En qué lugares de Colombia estuvo?

“Yo estuve en Bogotá en la Escuela de Caballería, después estuve en los Santanderes, particularmente en Norte de Santander, en Catatumbo, estuve en Urabá... Mi carrera ha estado en unidades especiales, de operaciones a lo largo y ancho del territorio, pero que no permiten permanecer sino exclusivamente por el momento de la operación”.

¿Cómo era el conflicto en ese entonces?

“Yo estuve en zonas donde no había paramilitarismo. En 1987, cuando me gradué, quienes delinquían en esas regiones eran el ELN, Farc, EPL. Era un conflicto que se fue recrudeciendo, sobre todo en el año 2000. En el 2002 hubo necesidad de ampliar el pie de fuerza, de modernizar el Ejército en su capacidad aérea y de combate debido a que la guerrilla creció de manera monumental y casi que coparon muchas partes del territorio, y esto obligó a la Fuerza Pública a expandirse.

Fue una época muy difícil. El año 2002 fue donde más muertos se puso por parte de la Fuerza Pública y según el informe que acaba de salir de la Comisión de la Verdad, se pudo establecer que en ese período de 2002 al 2006, e incluso al 2008, es donde hay más víctimas, muertos e incluso desaparecidos, porque la guerra escala enormemente y obviamente la más afectada, en un 80 %, es la población civil”.

¿En qué momento empiezan a exigirles resultados más contundentes?

“La Fuerza Pública, como cualquier entidad, se basa en resultados. Como hay un rubro grande del Estado que se dedica a la defensa, pues se esperan los resultados y máxime teniendo en cuenta que había demasiadas organizaciones creando ese clima de hostilidad para la población civil, entonces siempre ha habido la exigencia de unos resultados. De pronto hay algunos periodos donde algunos comandantes exigen con mayor ahínco resultados operacionales, eran más guerreristas, pero siempre manteniendo las normas y el dogma de la institución castrense”.

Pero, ¿es ahí donde se empiezan a presentar los llamados falsos positivos?

“Aunque algunos comparecientes han argumentado que esto ocurrió por las exigencias que hacían determinados comandantes, considero que el hecho de exigir resultados no era necesariamente indicarles que debían salirse de la norma, vulnerar el derecho y victimizar personas como ocurrió con el tema de los falsos positivos.

Me atrevería a decir que fueron decisiones personales que no obedecen a una política institucional, pero sí ameritan una revisión desde la estructura institucional de por qué ocurrió; porque sí hubo una sistematicidad, porque esos hechos en las mismas condiciones y con las mismas características ocurrieron a lo largo y ancho del territorio y creo que eso exige que la institución deje de estar señalando personas como manzanas podridas o como elementos aislados, sino que sí tiene que ver algún grado de incidencia en esas órdenes”.

¿Qué tipo de incidencias?

“Creo que merecen una revisión de la manera de cómo se estaban incentivando las operaciones militares. En ese sentido sí creo pudo haber tenido alguna incidencia el tema de los falsos positivos, pero no manteniendo como una línea institucional porque nunca la vi mientras estuve en el Ejército, y nunca escuché que hubiese una línea dirigida a que se cometieran los falsos positivos. Creo que fueron decisiones muy personales que se fueron volviendo como una cultura dentro de la institución castrense”.

¿Sienten que el Ejército les dio la espalda después de contar algunas verdades en la Comisión de la Verdad?

“Desde nuestra fundación le hemos pedido al Ejército que asuma ese tipo de responsabilidad moral y ética por todo esto que pasó.

Considero que no puede ser así de la noche a la mañana, tratar de imponer un nuevo dogma (Damasco) sin echarle una revisión a lo que sucedió y ponerle el pecho como institución a las víctimas que ocasionaron 3.341 militares, hasta ahora, porque esta cifra cada día va creciendo. Y cuando se habla de un número de 3.341 comparecientes (militares), es un número que llama a la reflexión institucional”.

Mayor, ¿usted recibió alguna vez la orden de atacar a la población civil para presentar un resultado?

“Nunca”

El empleo que busca está a un clic

Te puede interesar

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD