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Los dos votos del Pacto Histórico que derrotaron al Gobierno en la consulta popular: Martha Peralta y Richard Fuelantala

Tres votos de congresistas que no estuvieron en la plenaria por diferentes razones fueron fundamentales en la votación y pudieron haber cambiado el resultado. El más demoledor para el propio Gobierno fue el de Martha Peralta que se fue sin explicación.

  • La senadora Peralta se salió del recinto durante más de una hora sin explicación. FOTO: Cortesía Senado
    La senadora Peralta se salió del recinto durante más de una hora sin explicación. FOTO: Cortesía Senado

Martha Peralta fue escogida para ser senadora por una lista cerrada. Quedó elegida para el periodo 2022-2026 junto a 19 senadores más del Pacto Histórico. Su tarea más importante en los tres años del gobierno Petro era estar presente en el salón de la plenaria del Senado a la hora de la votación de la consulta popular, el proyecto político electoral de mayor ambición en toda la agenda del presidente. A las 4:00 de la tarde, cuando el Senado votó la consulta, Peralta no oprimió el botón ni llevó a la mesa directiva su voto manual. No estaba en el recinto. El Pacto Histórico perdió un voto valioso y el resultado final fue 49-47 negando la Consulta.

El día más importante del periodo constitucional de los congresistas y del Gobierno, la senadora Peralta se salió del Capitolio, cruzó la carrera séptima hacia el edificio nuevo del Congreso, volvió a salir fuera de las instalaciones y se demoró más de una hora sin que se supiera con exactitud en qué lugar estaba. Mientras Peralta recorría las calles del centro, en el corazón de la plenaria el ministro del Interior golpeaba con fuerza la mesa directiva en el asiento del secretario del Senado, Diego González; los congresistas blindaban al funcionario de posibles golpes de Benedetti y no paraban de escucharse los gritos cruzados de senadores que pedían repetir la votación, apelarla y que decían: “¡Fraude!”. Pero el fraude no existió. Las cuentas de los senadores fueron publicadas y corresponden al número de votos totales: 49 senadores votaron no y 47 sí, sin el voto de Peralta.

En la mañana siguiente, confundida y con dificultad para explicar, Peralta le dio una única entrevista a RTVC, en donde se sentía cómoda. “Yo salí unos momentos a la sala del Congreso. Tengo problemas de colon y fui al servicio médico del edificio nuevo. No había servicio médico y salí cerca a revisarme un momento. Cuando volví, no alcancé a entrar a la plenaria”, dijo Peralta asegurando además que “por unos minutos de ausencia no pueden borrarme toda una vida de lucha”. También argumentó sin pruebas que hubo una supuesta persecución, dijo que nadie le avisó que ya debía volver, y que violaron su derecho al voto.

Lo cierto es que Peralta debía estar en el Congreso a la hora en la que por el orden del día era claro que se debatía la consulta popular. No estuvo y su voto no pudo ser contado. EL COLOMBIANO accedió a las horas exactas en las que se realizaron las dos votaciones claves que involucran a la senadora. A las 2:56 p.m. se decidió el impedimento que Peralta había presentado. A las 4:00 p.m. se estaba desarrollando la votación. La congresista se tardó más de una hora en el momento crucial para el que fue elegida representante por el Pacto Histórico.

Las críticas le llovieron. Valentina Araujo, una mujer indígena de la etnia Kankuama, publicó un trino señalando la ausencia de los congresistas indígenas. “Que tristeza los senadores indígenas. ¿Donde estaban ayer?”. Y como ella hubo varios activistas del petrismo que cuestionaron la falta de disciplina de la senadora de La Guajira.

El otro senador que se ausentó fue Richard Fuelantala del partido AICO. El Gobierno también contaba con ese voto. Fuelantala se salió en el momento de la votación y este jueves publicó un video explicando su decisión. “Ayer todos los partidos nos pusimos de acuerdo para retomar una reforma que beneficie a los trabajadores y al país. Hoy tenemos la posibilidad de hacerla realidad sin esperar dos años de trámite y sin convertirla en un acto de campaña electoral”.

Fuelantala estuvo de acuerdo con la apelación a la decisión de la Comisión Séptima sobre la reforma laboral. Eso cambia las opciones del Gobierno porque permite que la reforma presentada por la administración vuelva a debatirse, ahora en la Comisión Cuarta, presidida por Angélica Lozano, con algo más de concertación. La ausencia de consenso fue la razón por la que en la Séptima se hundió en tercer debate, antes de llegar a la plenaria. Pero la ausencia de Fuelantala explica otra afirmación que no es cierta de la senadora María José Pizarro, quien se puso como una barrera humana entre Benedetti y el angustiado secretario del Senado.

Pizarro dijo en La FM que una de las irregularidades para argumentar el fraude es que había en la plenaria “93 personas votando, pero solo 92 votos”. Eso es falso. Votaron 96 congresistas y la persona que no estaba en la plenaria en el momento exacto de los resultados de la que habla Pizarro es Fuelantala. No hubo tal irregularidad. Aunque Fuelantala es poco sonado en el Congreso, hay un contexto importante. En la votación en el Senado de la reforma pensional, que por poco se hunde, esta se salvó por el voto del congresista que resultó ser muy costoso. Lo hizo a cambio de un articulo que permite al 40 % de la población, indígenas, afros y campesinos, jubilarse antes que el resto.

El último voto que no estuvo dispuesto para el Gobierno fue el de la senadora Angélica Lozano. Esta lideró la apelación y la intención de que la reforma laboral resucitara pero salió de la plenaria y no votó. Esos votos, más los del Mira, que sorprendieron a Benedetti, le costaron la Consulta al presidente. Aunque la palabra fraude la repitió el mandatario en su alocución y habló de corrupción en el Congreso (sin recordar el caso UNGRD), la persona que terminó ayudándole indirectamente a la oposición sin que nadie lo esperara para tumbar la consulta, fue la senadora Peralta. “Soldado avisado no muere en guerra”, respondió el presidente del Congreso, Efraín Cepeda, sobre esa ausencia. Petro insiste en que hay un bloqueo institucional pero la realidad es que el Gobierno perdió, entre otras, porque sus propios congresistas, como Peralta, no tuvieron disciplina.

Hay un efecto más que quizás el presidente no supo leer. Varios congresistas como Germán Blanco aseguraron que la votación también es al final una decisión de hacer contrapeso a un discurso violento que ha tenido la intención de subordinar al órgano legislativo sin entender que las instituciones merecen respeto. Petro ha llamado a los senadores “hp”, usó el verbo revocar en su último discurso, y amenazó con expulsarlos a través de la ciudadanía. El presidente quedó en un escenario contradictorio porque sin consulta no hay una razón para agitar la campaña en las calles y tampoco recursos para que sean destinados a ese fin. Es poco probable que Petro cambie el tono y decida conciliar, pero otros caminos son inconvenientes para el jefe de Estado que quedó en un laberinto político. Con su gabinete en guerra, sin consulta popular y con la molestia de los electores frente a sus propios senadores.

Gobierno no aceptó la derrota: Los caminos de Petro para revivir la consulta

No fue un revés cualquiera. El hundimiento de la consulta popular en el Senado representa para el Gobierno de Gustavo Petro un duro golpe en sus aspiraciones de permanecer en el poder. El mecanismo implicaba –en la práctica– anticipar la campaña de 2026; sin embargo, ahora el panorama es pantanoso. De allí que no dé su brazo a torcer y desde ya se planteen estrategias para revivir el fallido proceso.

Recién este jueves se conoció una avalancha de recursos buscando anular la votación de la plenaria. En línea con la solicitud del presidente Petro, quien solicitó al Parlamento poner de nuevo en votación la consulta popular, un grupo de senadores radicó una proposición buscando la reapertura de la votación.

El recurso, firmado por 10 senadores del Pacto Histórico y la Alianza Verde, está dirigido al presidente de la Corporación, el senador Efraín Cepeda (Partido Conservador) y allí piden que se reabra la votación alegando que las decisiones tomadas por la Mesa Directiva afectaron la “idoneidad” del proceso, puntualmente el tiempo para votar.

“Al durar 2:54 minutos se imposibilitó votar a la totalidad de los senadores presentes en el Capitolio Nacional, aunado a demás faltas al procedimiento que serán sustentadas debidamente en la sesión plenaria”, señala la misiva firmada, entre otros, por los senadores Fabián Díaz (Alianza Verde) y Ferney Silva (Pacto Histórico).

Además, senadora María José Pizarro radicó otra solicitud para que se tramite una apelación y se convoque a una nueva votación. La congresista llamó la atención por la supuesta vulneración al debido proceso parlamentario, el desconocimiento de las apelaciones interpuestas por varios senadores y el “levantamiento abrupto e irregular” de la sesión plenaria. No obstante, en medio de la controversia por los tiempos, hubo quienes recordaron no solo la pertinencia y practicidad del voto electrónico, sino que enrostraron que en tiempos de la Presidencia de Roy Barreras, durante el primer año de Petro, se daban poco más de 50 segundos para votar recursos de la oposición como una proposición.

El caos con el secretario del Senado

Además, el secretario del Senado, Diego González –contra quien estaban todas las miradas por supuestamente tachar un voto–, presentó el documento en el que hizo el recuento de votos y demostró que no hubo irregularidades. Lo cierto es que senadores como León Fredy Muñoz o Martha Peralta, radicaron por su parte acciones de tutela contra el procedimiento adoptado en el Senado con el objetivo de suspender la decisión de negar la consulta.

Toda esta suerte de recursos se enmarcan en diversidad de salvavidas con los que el petrismo busca revivir el mecanismo. Para el profesor Jorge Iván Cuervo, analista político y docente de la Universidad Externado, la consulta le serviría al Ejecutivo para darle un impulso a la terminación de su Gobierno y anticipar las elecciones.

No obstante, ahora la salida más adecuada para el petrismo, explicó Cuervo, es la resucitada reforma laboral. “Podría ser un premio de consolación y ya hay ciertos consensos sobre temas como los dominicales o festivos. Si el Gobierno hace bien la tarea y acompaña bien el debate en la Comisión Cuarta y luego en plenaria podría –contra todo pronóstico– sacar un buen pedazo de la reforma laboral. Sería un gana gana, porque el Congreso también ratificaría que no está contra la clase trabajadora, sino que el problema son las formas y cómo se negocia”, agregó.

Por su parte, endureciendo el discurso, ya el presidente Petro habló de cabildos abiertos y asambleas municipales para decidir lo que calificó como el “paro nacional”. “El resultado de la votación del paro debe ser remitido a las centrales obreras. El lunes se me informará el resultado. El presidente obedecerá la decisión popular tomada en las asambleas municipales. La plaza pública es el sitio de la convocatoria y es para decidir desde las bases”, declaró. Incluso, Petro señaló que el Gobierno volverá a presentar la consulta popular “con una pregunta adicional en salud”.

El abogado constitucionalista Andrés Úsuga precisó que el presidente no tiene ningún impedimento legal para radicar, cuantas veces quiera, las preguntas de su consulta ante el Congreso. “No hay límite de radicación”, señaló. En el entretanto, la Central Unitaria de Trabajadores se declaró en “pie de alerta” y afirmó que se mantendrá en la calles a la espera de que se tomen decisiones.

De acuerdo con el profesor Cuervo, la salida más viable para el Ejecutivo sería el trámite de la reforma laboral, con todo y que el ministro del Interior, Armando Benedetti, alegó que los tiempos son muy apretados. “Deben ser más cuidadosos en el trámite legislativo y asegurarse incluso que los propios miembros de su bancada vayan a las sesiones y voten. En medio de todo el Gobierno tiene una ventana de oportunidad para sacar adelante de una forma bastante movida esta reforma laboral”, dijo el académico.

Tras la sonada derrota con la consulta, Benedetti se puso manos a la obra y mandó mensaje de urgencia e insistencia al Congreso para acelerar el trámite de la resucitada reforma. Incluso, anunció que le hará seguimiento “día a día” al avance del proyecto, que aterrizará en la Comisión Cuarta luego de que a principios de marzo fuera archivado en la Comisión Séptima.

La norma establece que el mensaje de urgencia es para que el Senado resuelva, en el término máximo de 30 días, sobre el proyecto de ley. La insistencia es para que se desplace cualquier otro asunto de la agenda hasta que no se resuelva sobre ese proyecto de ley. Además, se conocieron los nombres de quienes serán los ponentes del proyecto, es decir, los encargados de hacer una revisión de la iniciativa y presentar conceptos a favor o en contra. Incluso, el lunes se realizará la primera audiencia pública para avanzar en la iniciativa, que debe estar lista antes del próximo 20 de junio, cuando concluyen las sesiones ordinarias en el Congreso.

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