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Las ciudades que estarían bajo el agua en 2050

El aumento del nivel del mar y la erosión pueden dejar en 29 años al país sin varios paraísos y patrimonios.

  • Buenaventura sería una de las ciudades más afectadas con el aumento del nivel del mar: FOTO: ESTEBAN VANEGAS
    Buenaventura sería una de las ciudades más afectadas con el aumento del nivel del mar: FOTO: ESTEBAN VANEGAS
Las ciudades que estarían bajo el agua en 2050
04 de agosto de 2021
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Las amenazas sobre las zonas costeras e insulares avanzan de manera implacable y silenciosa. La erosión, el aumento del nivel del mar y los eventos meteorológicos extremos cercan el futuro del 10 % de la población mundial que vive a menos de 10 metros del mar.

En Colombia la erosión ha afectado al 40 % de los 3.500 kilómetros de línea costera, y según la Tercera Comunicación de Cambio Climático elaborado por el Ideam en 2017, la región Caribe perdería 5.049 hectáreas de línea costera en 2040 y el Pacífico, 7.579 ha.

Según expresa Luis Otero, coordinador del Grupo de Investigación de Geociencias de Uninorte, “el mayor progreso hasta ahora frente a esta problemática ha sido la capacidad de precisión en las proyecciones, que deberían a su vez servir para el diseño de herramientas pedagógicas, no solo para tomadores de decisiones sino para que el ciudadano de a pie entienda que, aunque los análisis se proyectan hasta mediados y fin de siglo, las amenazas a sus territorios están ocurriendo en este momento”.

Una de las herramientas más confiables disponibles actualmente es la plataforma de la organización Climate Central, que reúne a científicos y divulgadores de universidades como Princeton y Stanford en torno a investigaciones sobre el cambio climático.

Lo que puede perder el país

De acuerdo al mapa de Climate Central, entre las zonas que estarían bajo el agua de acá a 2050 se encuentran la Ciénaga Grande del Magdalena; la cuenca Atrato entre Chocó y Antioquia; buena parte de Buenaventura; y grandes destinos turísticos y con excepcional valor patrimonial como el Centro Histórico de Santa Marta y los barrios Prado y Esperanza que dejarían aislado al Centro Histórico de Cartagena. En cuanto al litoral Pacífico lugares como Buenaventura (Valle), Nuquí (Chocó) y Tumaco (Nariño) tampoco escaparían de un futuro bajo el agua.

Paula Sierra, coordinadora del programa GEZ del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras –Invemar–, señala que aunque “actualmente lo oportuno es la formulación y ejecución de estrategias de adaptación y mitigación con enfoque territorial, en el corto y mediano plazo, es necesario planear en paralelo acciones a nivel nacional, porque a pesar de que suele pensarse que este problema solo afecta a la población asentada en zonas costeras, las repercusiones involucran al desarrollo del país”.

Por ejemplo, en el plano económico, el aumento del nivel del mar dejaría a 2040 afectaciones potenciales en carga e infraestructura en zonas portuarias de La Guajira, Santa Marta, Barranquilla, Golfo de Morrosquillo, Turbo, San Andrés, Buenaventura y Tumaco por 11.625 millones de dólares, de acuerdo al Plan de gestión de cambio climático para puertos marítimos del Ministerio de Ambiente (2017).

Incluso los estragos ambientales desencadenados son cuantificables. La inundación y las alteraciones múltiples de ecosistemas como arrecifes de coral y humedales, dice Sierra, “dejan a la población sin los servicios ecosistémicos que estos proveen y que son fundamentales para la vida y el desarrollo, tales como la producción de alimentos, agua potable, regulación del clima y las enfermedades, provisión de energía y materias primas, y turismo”.

Según la Comisión Colombiana del Océano, con cifras de 2013, los aportes económicos del territorio marítimo del Caribe y sus ecosistemas ascienden a 5.620 millones de dólares anuales.

La historia irrecuperable

Mercedes Baena, experta en patrimonio y turismo cultural de la Cátedra Unesco, señala que si bien es comprensible que los planes actuales se centren en la protección de la vida y los recursos, es urgente incluir medidas específicas orientadas a la preservación del patrimonio cultural en zonas costeras e insulares.

“El mundo, en cabeza de la Unesco, no tiene en este momento una solución viable para proteger sitios con un valor excepcional, hoy amenazados. Solo en el Mediterráneo hay un centenar de lugares declarados patrimonio de la humanidad que pueden perderse en las próximas seis décadas. La paradoja es que el modelo económico que les dio bonanza, el turismo, hoy es un motor que acelera los riesgos”, explica.

En el caso de Colombia –señala Baena– los centros históricos de Cartagena y Santa Marta tienen grandes riesgos de sumersión en las próximas décadas. El asunto es que no solo perderíamos una arquitectura única sino parte del patrimonio intangible, es decir, saberes, expresiones, tradiciones y relaciones que se tejen alrededor de estos lugares”.

Precisamente los impactos sociales por el hundimiento de territorios costeros e insulares desnudan la capacidad actual de los gobiernos para planificar acciones a mediano y largo plazo. La ONU prevé que esta problemática causará un desplazamiento y reubicación masivos que según el organismo debería pensarse como un proceso gradual durante varias generaciones. No obstante, no existe aún en el mundo una sólida figura jurídica para atención de desplazados, refugiados y migrantes climáticos a pesar de que, según el Observatorio de Desplazamiento Interno, casi 20 millones de personas cada año abandonan sus hábitats por eventos meteorológicos extremos.

En Colombia, entre la poca documentación existente al respecto, algunas investigaciones sobre las consecuencias ocurridas por el rompimiento del Canal del Dique, que inundó 15 municipio en 2010, concluyen que en los 10 años posteriores hubo un deterioro en la calidad de vida tanto de quienes se desplazaron hacia otros lugares como para los municipios que acogieron a estas familias.

¿Qué se puede hacer?

El Ministerio de Ambiente tiene desde 2018 el Plan Maestro de Erosión Costera con diagnóstico de 86 puntos críticos afectados por este fenómeno; 56 en la Costa Caribe, 20 en el Pacífico y 10 en zona insular. Actualmente se tienen priorizados 20 puntos en ocho departamentos para tareas de mitigación y prevención.

Las principales ciudades de la Costa Caribe cuentan con planes de mitigación y adaptación al cambio climático. Cartagena, por ejemplo, tiene en su Plan 4C un documento pionero con soluciones concretas para prevenir y mitigar inundaciones y erosión costera, que según Veeduría Ciudadana avanza apenas en los primeros pasos del manejo de la red pluvial.

Sin embargo, de acuerdo con director del Instituto de Investigaciones Ambientales del Pacífico, William Klinger, el país tiene aún mucho por explorar en cuanto a soluciones "blandas o basadas en la naturaleza", pues teniendo en cuenta la riqueza ecosistémica que posee podría convertirse en referente en la atención a esta problemática.

“En Estados Unidos y algunos países de Asia y Europa han optado por intervenciones de infraestructura dura, como diques y sistemas de barreras. Pero hay soluciones que en lugar de confrontar la naturaleza se apoyan en ella, como la restauración de ecosistemas marinos: manglares y corales. Y busca que la infraestructura se adapte a las dinámicas naturales; ejemplo: sistemas de drenaje que emplean vegetación para el manejo de agua lluvia. Tenemos mucho margen de aprovechamiento del territorio, pero debemos mejorar la investigación en áreas como la bioingeniería. Aunque la amenaza es grande, aún podemos hacer mucho para evitarlo”, concluye

60
municipios del país podrían quedar bajo el agua de acá a 2100: Ideam.
Infográfico
40 %

de la línea costera del país, conformada por 3.500 km, está afectada por la erosión.

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