La Policía Nacional anunció una investigación disciplinaria para establecer si hubo complicidad de sus hombres en la fuga de 12 delincuentes de una estación policial en Cauca, entre los cuales estaba un peligroso cabecilla de las disidencias de las FARC.
El hecho se presentó en la base policial del municipio de Santander de Quilichao, el pasado lunes, pero solo hasta ahora las autoridades reconocieron que entre los presos estaba Alan Israel Méndez Ascué (“Chinga”), presunto cabecilla de una comisión del frente Dagoberto Ramos de las Farc, que delinque en la Costa Pacífica.
Este hombre está implicado en atentados contra la Fuerza Pública, reclutamiento forzado de menores de edad y tráfico de armas y drogas.
En su huida lo acompañaron, entre otros, el también disidente Franky Damián Mina Peña (“Gomelo”), quien al parecer se dedicaba al sicariato en varias ciudades del Cauca.
Según la Fiscalía, en su prontuario figuran los homicidios de tres militares: el sargento Harlem Moyano Chará y el soldado Derly Chará Escobar, perpetrados el pasado 4 de junio en Guachené; y del soldado Roger Armando Guzmán Chanchi, cometido el 19 de junio siguiente en la misma localidad.
Los demás prófugos están involucrados en concierto para delinquir, homicidios, hurtos y secuestros.
De acuerdo con la información preliminar, los doce fugados rompieron algunos barrotes de su celda y huyeron por un parqueadero contiguo a la estación, en horas de la noche, sin que ningún custodio lo reportara de inmediato. A la fecha no se ha registrado la recaptura de ninguno.
“Se tomaron acciones disciplinarias y penales con el fin de esclarecer los hechos. Primero estamos indagando sobre los responsables que tenían el servicio de custodia, las responsabilidades de los comandantes de estación y distrito, y los diferentes apoyos que se encontraban a esa hora”, expresó al respecto el comandante del Departamento de Policía Cauca, coronel José Ricardo Archila.
Esta situación pone de nuevo en la lupa de la opinión pública los graves problemas de hacinamiento que persisten desde hace años en las prisiones de Colombia. Según las cifras del Instituto Penitenciario y Carcelario (Inpec), actualmente hay 101.412 personas capturadas, cuando la capacidad de los establecimientos es de 81.387.
Esto implica que hay un índice de hacinamiento del 24,6%, con una sobrepoblación de 20.025 presos. Es por esta razón que muchos son enviados a estaciones de Policía, cuya infraestructura no tiene la capacidad necesaria para contener a delincuentes de alta peligrosidad.