En un nuevo intento de lucha contra la corrupción en Colombia, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) presentó la estrategia Betto, que emplea inteligencia artificial para agrupar y recolectar información, tomar decisiones, brindar transparencia y objetividad en el proceso de evaluación de los operadores que atienden a la primera infancia en el país, es decir, a las niñas y niños entre los 0 y 5 años de edad.
La directora de la entidad, Lina Arbeláez, dialogó con EL COLOMBIANO sobre lo que se busca con esta iniciativa, quiénes se beneficiarán y qué resultados se tienen como meta, especialmente en la lucha contra la corrupción. Además, indicó que en esta tarea trabajan de la mano de la Contraloría General y la Fiscalía.
En ese sentido, el fiscal general, Francisco Barbosa, aseguró que “ese acompañamiento a las regiones lo estamos haciendo a través de centros de contacto que nos están permitiendo tener formatos de identificación del riesgo”.
¿Cuál es el objetivo con la estrategia Betto?
“Es una solución tecnológica que utiliza la Inteligencia artificial para que se elijan los mejores operadores que están en el marco de oferentes para la prestación de servicios a la primera infancia. Nosotros tenemos un marco de oferentes que tiene alrededor de 1.500 habilitados y lo que hace el algoritmo es revisar y coger información secundaria y primaria –de bases de datos del Gobierno– y se conecta con el diario de antecedentes de la Contraloría para así seleccionar a quienes realmente sean los más aptos para prestar esos servicios de primera infancia, que consisten en herramientas pedagógicas para los niños entre los 0 y los 5 años, la alimentación de los niños, entonces solamente va a elegir a quienes realmente deban estar prestando el servicio a la primera infancia”.
¿Este es un antídoto en esa lucha contra la corrupción, como lo planteó el presidente Iván Duque durante la presentación?
“Sí, es un antídoto. Antes cómo funcionaba: en teoría hay unos criterios, pero eran seres humanos los que estaban detrás y tenías la subjetividad de seleccionar a los operadores. Esa subjetividad se quita a través de los datos concretos y de la especificidad de los resultados de cada uno de los operadores en la práctica, y obviamente blinda todo el proceso de la mano con la Fiscalía, la Policía, con el grupo de delitos informáticos que está al lado para mirar cualquier tipo de manipulación a los datos, entonces sí es una manera de elegir a los operadores que realmente van a prestar el servicio a la primera infancia quienes tienen que ser los mejores”.
Porque ni el Icbf ni la infancia se han salvado de la
corrupción...
“En este país no hemos entendido, y a veces parece solo retórica, que la inversión que se haga en la niñez tiene un impacto directo con el resto de la vida, en la formación académica posterior, en la capacidad productiva de un país y eso no lo entendemos. Y hay operadores que a pesar de toda la rigurosidad que tiene el Icbf para calificarlos, pues no prestan los servicios como debe ser, no contratan al mejor talento humano que deberían estar contratando, porque son la niñez de nuestro país, no dan los mejores alimentos, no cumplen con la minuta nutricional. Betto busca empezar a revisar a quienes cumplen con todo lo requerido y quiénes son los mejores para que puedan estar habilitados”.
Hace poco se presentó una aplicación para calificar y monitorear a esos operadores, ¿tendrá asiento esa información en Betto?
“Sí, esto se alimenta de la app que nosotros lanzamos hace unos meses, de la mano con el señor Presidente, que se llama Bienestarapp, que le permite a los padres de familia calificar a esos operadores; entonces es absolutamente objetivo y cruza información de un lado y otro para establecer puntajes de los mejores”.
¿Cuáles son las regiones que más preocupan en ese tema de la corrupción que se deben priorizar?
“Esta es una solución tecnológica para todo el país. Uno de los logros que tiene Betto, que ya lo hizo, es la focalización efectiva. Los cupos asignados para cada territorial eran el territorial que dijera “yo los necesito”, sin análisis objetivo ni contando con vulnerabilidades específicas o índice de natalidad de los departamentos. Betto hizo eso por primera vez y focalizó a 161.500 que están ubicados en zonas rurales dispersas con altos índices de pobreza multidimensional y hoy esos 161.500 niños van a recibir por primera vez atención en la primera infancia”.