En medio de la crisis de credibilidad que sacude a la Justicia, como consecuencia del escándalo que involucra al magistrado Jorge Pretelt por un presunto tráfico de influencias para fallar a favor de un tercero una tutela, aparecen críticas que ponen en el ojo del huracán a los jueces y sus calidades profesionales.
Hace apenas unas semanas, el país presenció un debate en torno a la formación que reciben los responsables de administrar la justicia porque en una prueba que se les aplicó a 27.000 tan solo 1.300 la superaron.
En los anuncios hechos por la misma Corte Constitucional para autorreformarse y en el proyecto de reforma de equilibrio de poderes se habla de aumentar la edad y los requisitos para ostentar el cargo de magistrado, a fin de asegurar que no se repitan historias como las que hoy protagoniza el magistrado Pretelt.
María del Pilar Arango, de la Corporación de Jueces y Magistrados, indicó que “salvo unas pocas excepciones, la mayoría de funcionarios de la rama son personas juiciosas, preparadas y honestas”.
El profesor de Ética y Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la UPB, Ricardo Molina, afirma que lo que está sucediendo hoy con la justicia es básicamente “un reflejo de lo que somos como sociedad, donde se evidencia una pérdida del sentido del límite como personas, donde se cree que todo se puede y todo vale, y no se tiene noción de los límites frente a los fines y los medios, y eso también se evidencia en las universidades que no son ajenas a esa problemática”.
Para Molina, el problema también se explica en la cantidad de facultades de Derecho que hay en Colombia. “En nuestro medio hay una proliferación absurda de facultades de Derecho. En Antioquia hasta 2004 había cuatro facultades y hoy hay más de 25, mientras que en el país hay unas 330 que suman aproximadamente unos 250.000 estudiantes, ¿qué clase de docentes hay allí y qué clase de abogados se están formando?”, se preguntó Molina.
Y el cuestionamiento retoma importancia al referirse a las afirmaciones que hizo el abogado Aberlardo de la Espriella, defensor de Pretelt, quien en el curso de las diligencia judiciales que adelanta su cliente, afirmó que la ética no tiene nada que ver con el Derecho.
“Una afirmación de esas es propia de alguien que no tiene idea de lo que es el Derecho pues este es una positivización de la moral y las buenas costumbres, por tanto nada más errático que decir que el Derecho no tiene nada que ver con la ética ni la moral”.