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La lucha contra el cáncer de la exdiputada santandereana Ángela Hernández tuvo incontables matices hasta el 1 de mayo, cuando murió. Uno de ellos fue el amor de su hijo y particularmente de su esposo, Jefferson Vega, quien la acompañó en el proceso que comenzó en 2019 con un tumor maligno en la mama y se transformó, según ella contó en noviembre del 2021, en un cáncer de médula ósea.
Por eso, la exdiputada siempre se refirió desde la gratitud a Vega, quien aparecía en todas sus publicaciones, bien fuese compartiendo en familia o acompañándola en el hospital. “Le pedí a Dios un esposo que me amara, y que fuera mi apoyo para cumplir mis sueños. Dios me dio más, me dio un ángel llamado @jefferveg. Te amo”, fue el último mensaje que le dedicó Hernández a su pareja, a solo unas semanas antes de morir.
Hernández se había convertido en un referente de perseverancia y fortaleza tras superar el primer episodio de cáncer y al mantener sus declaraciones públicas, aun con las parálisis faciales y corporales que le causaron las células cancerígenas en la médula ósea.
Eso llevó a que su muerte causara una alta conmoción, especialmente entre el sector político y los santandereanos que conocieron su trayectoria política. Su esposo se pronunció sobre el deceso a través de su cuenta de Twitter, en la que compartió una foto de la familia acompañada de la frase “las muchas aguas no podrán apagar este amor, ni lo ahogarán los ríos. El cielo está de fiesta con tu llegada”.
El fallecimiento de Hernández se confirmó en su cuenta oficial de Twitter. “Espero firmemente no hacer nada que pueda avergonzarme. Al contrario, sea que yo viva o muera, quiero portarme siempre con valor para que, por medio de mí, la gente hable de lo maravilloso que es Cristo. Si vivo, quiero hacerlo para servir a Cristo, pero si muero, salgo ganando”, cita la cuenta.