Parece que ha llegado el tiempo de pensar si matricular o no al consentido de la casa en un centro educativo, pero ¿mi hijo estará listo para entrar a un jardín o a un colegio? Hay que tener claros algunos aspectos para tomar la mejor decisión.
Los primero es considerar que la edad de ingreso a los centros infantiles, al igual que a los colegios, no es una camisa de fuerza y varía según las circunstancias de cada familia y de las posibilidades de acompañamiento efectivo y afectivo.
De ahí que la edad adecuada estará definida principalmente por el respeto del ritmo de desarrollo. Puede que para unos el proceso sea tranquilo y con buena adaptabilidad y para otros no tanto, pero en todos los casos se debe tener la tranquilidad de la preparación profesional de las profesoras y tutoras del centro educativo elegido.
“Los padres envían a sus hijos desde tempranas edades a estos lugares donde se les da acogida, cariño y se les proporcionan experiencias enriquecedoras y lúdicas, que favorecen buenos aprestamientos, además del encuentro con otros niños; es decir, todo un mundo de experiencias que los preparan para los retos formativos futuros”, explica Juan Andrés Escobar Vélez, rector del Colegio Campestre La Colina.
Sin embargo, cada niño y cada familia son especiales y particulares, por lo que el diálogo de los padres con los centros educativos podrá dar un adecuado direccionamiento al proceso que están por iniciar, o de lo contrario, si es mejor, esperar.
“Es claro que los niños y niñas deberán ingresar cuando las condiciones de acompañamiento integral estén garantizadas. En todos los casos se deberá revisar con especial cuidado el momento de ingreso del niño o la niña a la institución educativa; no todos los niños, ni a cualquier edad, podrán afrontar los retos y desafíos de ingresar a un entorno comunitario, diferente al que les brinda la seguridad de sus propios hogares”, agrega el también sicólogo Juan Andrés Escobar Vélez.