La muerte de Roberto Vargas Gutiérrez, alias “Gavilán”, es un golpe contundente de Agamenón, la estrategia táctica y militar que las autoridades crearon en el 2013 para acabar con el Clan del Golfo.
El deceso de quien era el segundo al mando de la banda criminal más estructurada y peligrosa del país se presentó en cercanías del municipio de Riosucio, hasta donde llegaron hombres de la Dirección de Inteligencia de la Policía (Dipol), y de la Dirección Antinarcóticos (Diran).
“Tuvimos hombres apostados en los alrededores de donde él se encontraba esperando un movimiento en falso del objetivo para confirmar que sí se trataba de él. Mandó a comprar algo, creemos que licor o cigarrillos y pudimos confirmar su identidad”, explicó uno de los agentes a EL COLOMBIANO.
El seguimiento había empezado a mediados de agosto, cuando por medio de triangulaciones y sistemas satelitales, fue ubicado en un sitio conocido como la 40, entre Chocó y Antioquia.
El cerco sobre el segundo mando del Clan del Golfo comenzó a cerrarse hace poco menos de un año, cuando hombres de inteligencia de la Policía se infiltraron entre una de sus estructuras y, gracias a su trabajo, le fueron incautadas nueve toneladas de drogas que tenía en una caleta escondida bajo un piso de tierra en un casa humilde en Turbo, Antioquia.
Sobre “Gavilán” y su hermano, Efrén Vargas, alias “Culo e Toro”, muerto en una operación en julio pasado, recaen los señalamiento de las autoridades de ser quienes organizaron el plan pistola contra los integrantes de la Policía, por quienes, según fuentes de inteligencia, ofrecía hasta 2.6 millones de pesos.
“El sicario les llevaba el recorte con la noticia del Policía muerto, y ellos les daban la plata”, cuenta un agente que le seguía el rastro al jefe militar del Clan del Golfo.
Le gustaban menores de edad
Durante mucho tiempo, alias “Gavilán” se convirtió en el terror para las menores de edad de Urabá. Sus gustos sexuales por niñas entre los 12 y 15 años lo convirtieron en un hombre que las madres de estas mujeres evitaban cruzársele en el camino. Ese gusto, según las autoridades, es conocido desde que tenía 16 años e ingresó al Epl.
“Gavilán” luego de la desmovilización del Epl, ingresó a las Autodefensas y, en el 2012, después de la muerte de alias “Giovanni”, hermano de “Otoniel”, máximo jefe de esa estructura delincuencial, fue ascendido como jefe militar, y se hizo conocida su costumbre de ofrecer dinero por las niñas “vírgenes” de esa región.
“La cuestión era muy sencilla: o las señoras le llevaban a las niñas y él les daba plata, o el mismo Gavilán mandaba por ellas. Sí se oponían eran asesinadas o desplazadas de sus tierras”, explica un investigador de la Policía, cuyo nombre se omite por seguridad.
Prontuario criminal
“Gavilán” empuñó por primera vez un arma cuando tenía 16 años. En su natal Urabá, Vargas se convirtió en combatiente del Ejército Popular de Liberación (Epl), una guerrilla maoísta que se desmovilizó en 1991.
Sin embargo, a Vargas le importaban poco o nada las reivindicaciones de los movimientos armados de izquierda, pues en esa misma década se unió a los recién formados grupos paramilitares de la región de Urabá, según el centro de investigación de crimen organizado Insight Crime.
En 1995, las autoridades pusieron por primera vez la lupa sobre “Gavilán” cuando identificaron que era el líder de 100 combatientes de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc), pertenecientes al brazo armado de Salvatore Mancuso en San Pedro de Urabá.
Después, “Gavilán” se unió al Bloque Mineros de las Auc, un ejército de 2.800 paramilitares dirigidos por Ramiro “Cuco” Vanoy que operaba en la zona del Bajo Cauca antioqueño, en los límites con el departamento de Córdoba.
Vargas se desmovilizó por segunda vez en 2005, cuando los jefes paras lograron negociar su desarme con el Gobierno de Álvaro Uribe en Santa Fe de Ralito, Córdoba. Solo seis meses después “Gavilán” volvió al mundo del crimen, esta vez sin ningún tipo de ideología o reclamo de autodefensa.
Lo reclutaron los hermanos Úsuga, “Giovanni” y “Otoniel” -que también fueron compañeros suyos en el Epl y las Auc-, y juntos conformaron la cúpula del Clan del Golfo.
“Desde entonces ‘Gavilán’ ha ascendido hasta el máximo escalón de la jerarquía, dirigiendo las operaciones en el estratégico departamento de Córdoba.
Se considera que ha sido crucial en el reclutamiento de combatientes del grupo rival de ‘los Paisas’, incluyendo a Rafael Álvarez Piñeda, alias ‘Chepe’, y Germán Bustos Alarcón, alias ‘el Puma’; los dos antiguos miembros del Bloque Mineros de las Auc”, dice Insight Crime.