En sus 60 años de historia, las Farc se ha presentado ante el país como un grupo subversivo del capital, del poder, de la oligarquía y, en años más recientes, del libre mercado. La ideología del grupo rebelde más antiguo de América Latina ha cambiado al ritmo de las transformaciones políticas en el mundo. El fin de la guerra fría, por ejemplo, significó una grieta entre la antigua guerrilla de Marulanda con las Farc de los años noventa.
Quizá el discurso que devela la ideología de las Farc en tiempos recientes es el de Iván Márquez, pronunciado en Oslo, Noruega, en octubre de 2012: “Hoy hemos venido a desenmascarar a ese asesino metafísico que es el mercado. A denunciar la criminalidad del capital financiero a sentar al neoliberalismo en el banquillo de los acusados como verdugo del pueblo y fabricación de muerte”.
Mercado. Capital financiero. Neoliberalismo. Tres conceptos que ubican al grupo subversivo cerca del mapa ideológico de grupos de izquierda, como el Partido Comunista Colombiano. Una palabra se ha sostenido en los diferentes discursos de las Farc: el pueblo, concepto que engloba desde el campesinado hasta los trabajadores asalariados.
Desde sus comienzos, según la profesora Ingrid Bolívar, de la Universidad de los Andes, las Farc le apuntaron al campesino como sujeto político: “La reivindicación del guerrillero como revolucionario, bajo el cariz político del comunismo, se articula con la figura del campesino pacífico que es obligado a tomar las armas para hacerse escuchar. El campesino revolucionario es presentado como el homólogo del proletario de las urbes, dirigido por el idéntico llamado de la historia”.
Para las Farc, desde sus comienzos hasta el presente, el Gobierno no ha legislado “a favor del pueblo”. Y, al contrario, lo ha excluido, “ahogando sus necesidades” con la “injusta distribución de los ingresos”. Con estas declaraciones, el grupo subversivo se acerca a la ideología del marxismo.
El sociólogo Alfredo Molano Bravo, miembro de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas, ha explicado las diferentes variaciones en la ideología de las Farc: “Con Manuel Marulanda, la guerrilla se posiciona como liberal, retomando las consignas del movimiento obrero y de los sindicatos. La persecución de Rojas Pinilla contra los comunistas influyó en que las Farc se volviera comunista. Los años cincuenta fueron determinantes”.
Durante la Guerra Fría, la guerrilla se mantuvo muy cerca del bando comunista. Según Molano, un momento clave es a comienzos de los noventa, cuando se presenta la disolución de la Unión Soviética. “Se da un cambio importante que se puede leer con el acuerdo sobre el agro. La guerrilla ya no defiende el programa agrario del 64. El tema se ha matizado, y no tiene una rigidez clásica como la tenía el partido Comunista. Creo que desde los noventa, donde se fortalecen en el tema de la coca, casi todos los recursos los empiezan a utilizar militarmente. En el tema de la ideología han venido cambiando. Creo que ahora podrían terminar siendo un partido similar a Podemos, de España”.
El investigador Gustavo Duncan dice que existe un vínculo sólido entre la ideología marxista y el narcotráfico. La organización comunista, apunta, le permitió a la guerrilla establecer una disciplina jerarquizada en el territorio nacional, mientras que los cultivos ilícitos le proveían recursos y una base social entre los cultivadores de coca.
El profesor Luis Fernando Trejos, de la Universidad del Norte, coincide con Molano: la importancia del marxismo-leninismo se disolvió a finales de los ochenta. “Con el fin de la Guerra Fría las Farc hace una readaptación de sus referentes ideológicos, buscando apoyo en el Bolivarianismo, especialmente en el discurso que se refiere al antiimperialismo y a la integración latinoamericana”.
Y es en los 90, según Trejos, cuando se presenta “la mayor degradación de las Farc”. Es entonces cuando sobresalen infracciones al Derecho Internacional Humanitario y se profundiza en prácticas como la extorsión y el secuestro: “Terminaron avalando la violación a los derechos humanos, escudándose en que perseguían un fin loable”.
Después del proceso de paz, a la guerrilla le queda un reto complejo, en el que confluyen ideología y actividades ilícitas. “La pelea será dura, porque llevan más de 30 años promoviendo la siembra de coca. Además de enfrentar un choque con la base social de los cocaleros, las Farc deberán encontrar un lugar en la arena política, donde la izquierda todavía no las ha recibido”, concluye Trejos.
Los posibles caminos políticos de las farc
1. En la arena política, las Farc podría unirse a partidos de izquierda, como el Polo Democrático o la Unión Patriótica.
2. En el Polo Democrático no han definido su posición sobre la posible participación de las Farc.
3. Senadores como Iván Cepeda han aceptado la participación de las Farc en su partido, tema en el que no hay consenso.
4. El Partido Verde ya definió su posición y señaló que las Farc deben buscar su propio partido político.
5. El Partido de la U y el partido Liberal no han definido su decisión sobre la aceptación de las Farc.