Uno de los nombramientos más sonados en el gabinete de la Alcaldía fue el de la Secretaría de Seguridad, que desde el 1 de enero tiene a la cabeza al excomandante de la Policía Metropolitana, el general retirado José Gerardo Acevedo Ossa.
El funcionario, que hasta el año pasado dirigió el área de Seguridad Ciudadana del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, ya puso en marcha un plan de recompensas para quien de información que permita la captura de homicidas o el decomiso de armas. Estas serán sus apuestas:
¿Qué encontró en la Secretaría en los primeros días?
“Una ciudad que ha avanzado mucho en el tema de seguridad y de convivencia. A pesar de que algunos delitos muestran incremento, la ciudad ha avanzado en tecnología, investigación, integración con otras instituciones. Yo, por el conocimiento que tengo del departamento y del área metropolitana, siento esos cambios y vengo a agregarle valor a lo que se estaba haciendo”.
¿Cuáles de las estrategias que encontró seguirán?
“Por el momento todo. Yo no puedo llegar, ni el alcalde tampoco, a parar cosas. Seguimos con lo que encontramos porque la ciudadanía debe sentir el acompañamiento siempre”.
¿Cómo va a funcionar el programa de recompensas?
“Esa es una medida de choque. No obedece a una estrategia puntual pero sí hace parte de un programa que vamos a desarrollar. Se determinó un recurso en la secretaría para esos pagos y eso se evalúa: no es que usted me llame y me diga ‘fue tal persona’ y yo de una vez le dé esa plata. Se dejó la puerta abierta para que nos den información sobre los homicidas que hay en Medellín porque no solo son los casos que han ocurrido a la fecha, son los 592 homicidios del año pasado, y los de años anteriores, porque muchos de esos homicidas son recurrentes en su actividad delictiva”.
El delito con menos resultados positivos fue el hurto a personas. ¿Qué hará con esa problemática?
“El hurto no se puede negar. Hemos encontrado que el número que se indica no es el real y en su momento eso se explicará. Algunas de las medidas que vamos a implementar son: acompañar zonas donde hay presencia masiva de turistas, blindar algunos parques como la plaza de Bolívar, Botero, San Antonio y algunos trayectos del centro. Para el cosquilleo en el metro, con el personal del sistema y la Fuerza Pública, se van a realizar campañas. Vamos a crear zonas blindadas dentro de la ciudad, según los mapas de calor de hurto: en fleteo por ejemplo, el segmento vial de la 33 es donde más se presenta, entonces allí nos vamos a acompañar de tecnología, no solo cámaras sino también sensores, inteligencia artificial, datos”.
El otro problema constante es el microtráfico. ¿Cuál será la estrategia ahí?
“Vamos a atacarlo. Nosotros sabemos que en la ciudad, en otrora, la venta de estupefacientes era fija, es decir, en una casa o sitio determinado y la gente iba allá a comprar. Con el esfuerzo de la Fuerza Pública los delincuentes cambiaron de modalidad y ahora es móvil. Nosotros, como ellos, también evolucionamos, pero sabemos que la drogadicción no solo se acompaña desde esta secretaría, es un problema de salud pública y acá aparece la oferta institucional. Es un esfuerzo que tenemos que hacer todos porque una persona que va y compra droga está afectada y hay que acompañarla”.
Hay dos sitios claves: el barrio Antioquia y lo que era el Bronx. ¿Cómo acabar con la problemática allá?
“Barrio Antioquia es increíble. Desde que yo llegué, cuando fui comandante, me enfoqué en eso. Entonces creo que se necesita un cambio de cultura frente al tema, con la gente que convive allí. Y personalmente creo que a veces somos muy reactivos, y hacemos un esfuerzos y vamos y capturamos, pero le entregamos a otra entidad y no nos preocupamos por qué pasó con esas personas ni volvemos al sitio donde se hizo la operación para que no sea retomado por los delincuentes. Por eso a pesar del esfuerzo, ellos vuelven y sigue la venta”.
¿Cree que la penalización de la dosis mínima es o no adecuada para el contexto de Medellín?
“No me voy a meter en ese tema. Creo que hay que acompañar a las personas porque es un problema de salud. Creo que el camino va por otro lado y es aceptar que tenemos un problema grave y hay que atacarlo de otra forma, no solo con reacción de la fuerza pública”.
¿Va a seguir el helicóptero?
“Me declaro impedido para opinar porque yo fui el promotor inicial de ese helicóptero. Toca entrar a evaluar si está dando los frutos o tiene los resultados esperados. Pero esos resultados aún no los tengo”.
¿Y los drones?
“Son efectivos. La Policía tiene una disminución en el recurso humano porque muchos decidieron retirarse o pensionarse y el Gobierno aún no tiene los mecanismos para suplir esa deficiencia. La tecnología es fundamental para las actividades que desarrolla la fuerza pública en la calle y ustedes mismos ven que las cámaras LPR (reconocimiento de placas) han sido fundamentales para la lucha contra el fleteo y para el hurto de vehículos o motos: a diario se dan dos o tres capturas, se recuperan vehículos, con ayuda de estos sistemas tecnológicos y si los mejoramos, serán aún más productivos. Entonces los drones serán fundamentales en sitios donde hay espacios críticos para la seguridad y convivencia”.
¿Qué pasará con la app Te pillé, en la que se invirtieron $2.700 millones?
“La estamos evaluando. Todas las aplicaciones y lo que se ha creado para fortalecer la seguridad ciudadana hay que hacerle evaluación. No es solamente sacar la herramienta, sino ver si es verdaderamente efectiva y sus resultados corresponden al esfuerzo que se hizo económicamente para crearlo. Con el gerente de la ESU —que creó la herramienta— vamos a sentarnos a mirar resultados, que aún no los he visto. Hay inquietud sobre el tema y varias personas me han preguntado por eso y por Seguridad en Línea”.
¿Hay pactos entre ilegales?
“Es muy fácil decir que hay pactos, pero uno no puede desconocer que si existen, obedecen al esfuerzo que ha hecho la Fuerza Pública en combatirlos, y que por eso se sienten acorralados en su accionar delictivo. Si hay pactos es entre ellos, no con la administración, la justicia o la Fuerza Pública”.
¿Hay carteles internacionales en Medellín?
“Le doy una lectura personal, porque como funcionario aún no lo he analizado. No es que haya presencia de estructuras internacionales, hay presencia de extranjeros negociando con delincuentes de aquí para que les garanticen el suministro de droga en el exterior”.
Su llegada revivió la polémica sobre si este cargo debería ser exclusivo para civiles o no. ¿Qué opina?
“Es un debate válido, cada quien tendrá su opinión. Mucha gente pensará que tendré incidencia en las decisiones de la Fuerza Pública y no, yo ya estoy por fuera del servicio. Pero algo positivo es que tengo conocimiento de lo que sucede en el territorio y en los 33 años que estuve en la Policía me especialicé en seguridad y convivencia, tengo magíster en eso, he viajado por diferentes partes del mundo y, de una u otra forma, tengo el conocimiento sobre el manejo. Todos los que lleguen aquí, mientras se enfoquen en lo que tienen que hacer, son bienvenidos. No hay que estar prevenidos con que yo haya sido policía, hay una fortaleza y me pueden exigir más por eso. En el ADN mío no está sino servir”.