En el sector de Sinaí, en la comuna 2 (Santa Cruz), la alcaldía implementó un Puesto de Mando Unificado -PMU- con el cual espera no solo hacer cumplir el toque de queda decretado para este sector hasta el próximo 15 de junio sino también acompañar a la comunidad con apoyos de índole económica y social.
La medida busca contener el brote de covid-19 que existe en la zona y que representa 12 % del total de contagios de la ciudad. Desde la comunidad, sin embargo, hay voces que no comparten plenamente la medida ni como se ejecuta.
Ayer, al sector se desplazó personal del Dagrd, la Policía, el Ejército y las secretarías de Salud, Educación, Gobierno e Inclusión Social. Además de llevar mercados y la renta básica, se capacitará al comercio. La subsecretaria de Servicios de la Secretaria de Salud, Ruth Mena, indicó que el objetivo “es informar y socializar con la ciudadanía este proyecto e intención de Medellín Me Cuida, para que la gente sepa por qué estamos aquí y por qué hay un brote por controlar y minimizar”.
El PMU adelantará jornadas de concientización con líderes sobre la importancia del autocuidado y vigilará que solo salgan personas con excepciones.
Voces de la comunidad
La promesa oficial es que a los habitantes se les dará mercados, una renta básica y atención integral. En lo que va de la cuarentena, informó la Alcaldía, en esa comuna se han repartido 4.000 paquetes alimentarios y 12.000 subsidios económicos ($100.000 en promedio).
Pero en la comunidad hay reparos. El edil de la Junta Administradora Local, JAL, Fausto Arroyave, admitió que la medida es necesaria, pero dijo que la intervención debe ser integral, es decir, teniendo en cuenta aspectos económicos, sociales y de derechos humanos.
Señaló que Santa Cruz es la comuna más densamente poblada de Medellín y una de las que tiene los indicadores más críticos de pobreza.
Y es que El Sinaí es un asentamiento de desplazados donde “la mayor parte trabajan en la informalidad o ni siquiera tienen ingresos”.
Marcela Londoño, integrante del colectivo Mi Comuna, recordó que su corporación y otras con asiento allí enviaron una alerta temprana sobre la necesidad de tener una consideración diferente para la zona Nororiental debido a la situación social y económica del territorio, pero no recibió respuesta. “Esta gente vive del día a día, tiene que salir a trabajar para poder comer. Hay casas en las que habitan varias familias, hasta 14 personas, y les llega un mercado desbalanceado que dura muy pocos días”, sostiene.
Y señaló que la indisciplina social no es lo único que disparó el contagio. “Es verdad que la gente sale, pero es por la necesidad de las personas, y la solución no es militarizar sino garantizar vivienda, alimentación y hasta apoyo sicosocial”, indica la lideresa comunitaria .