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¿Un geoparque Unesco en el Suroeste antioqueño? Esta es la iniciativa que busca lograrlo

Una iniciativa busca que el patrimonio geológico y la cultura alrededor de su historia sean reconocidos mundialmente.

  • Cerro Tusa es el sitio principal de la propuesta de geoparque del Suroeste. Su forma y los fenómenos geológicos que le dieron forma lo hacen único. FOTO Juan Antonio Sánchez
    Cerro Tusa es el sitio principal de la propuesta de geoparque del Suroeste. Su forma y los fenómenos geológicos que le dieron forma lo hacen único. FOTO Juan Antonio Sánchez
  • Cuatro años lleva el equipo de investigadores mapeando los sitios de interés en los ocho municipios del Suroeste.
    Cuatro años lleva el equipo de investigadores mapeando los sitios de interés en los ocho municipios del Suroeste.
  • Ruinas de la antigua Ferrería de Amagá que permitió el desarrollo de la industria cafetera y la construcción del Ferrocarril.
    Ruinas de la antigua Ferrería de Amagá que permitió el desarrollo de la industria cafetera y la construcción del Ferrocarril.
  • Centenario viaducto del ferrocarril de Amagá. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
    Centenario viaducto del ferrocarril de Amagá. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
  • Vestigios de prósperos poblados mineros, como Sabaletas, en Titiribí. FOTO: CORTESÍA LUIS HERNÁN SÁNCHEZ
    Vestigios de prósperos poblados mineros, como Sabaletas, en Titiribí. FOTO: CORTESÍA LUIS HERNÁN SÁNCHEZ
  • Los farallones de La Pintada, junto con el Cerro Tusa, son considerados por los habitantes del Suroeste como lo más representativo de su paisaje
    Los farallones de La Pintada, junto con el Cerro Tusa, son considerados por los habitantes del Suroeste como lo más representativo de su paisaje
  • El Circo-Teatro de Titiribí es una joya arquitectónica como pocas en Antioquia y está declarado patrimonio de la Nación y es testimonio de le época de la bonanza del oro que produjo El Zancudo. FOTO: CAMILO SUÁREZ
    El Circo-Teatro de Titiribí es una joya arquitectónica como pocas en Antioquia y está declarado patrimonio de la Nación y es testimonio de le época de la bonanza del oro que produjo El Zancudo. FOTO: CAMILO SUÁREZ
hace 15 horas
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Colombia es uno de los cinco países con más parques nacionales, tiene 60; tiene también 45 centros históricos que custodian el patrimonio arquitectónico y cultural; tiene siete Reservas Mundiales de la Biósfera; tiene dos de los 36 hotspot planetarios, las regiones insustituibles por albergar la mitad de la biodiversidad del mundo; y tiene técnicas, conocimientos, costumbres, prácticas y tradiciones declarados Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Tiene todo eso, pero no tiene ni un geoparque, a pesar de que le sobran lugares para tenerlo y le han sobrado también iniciativas para lograrlo.

Por eso el profesor Luis Hernán Sánchez Arredondo, un veterano investigador de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, está decidido a hacerlo posible junto a un amplio equipo de investigadores y comunidades, y está convencido de que el Suroeste antioqueño tiene lo que se necesita para ingresar a la Red Mundial de Geoparques de la Unesco.

La figura de los geoparques nació en 1988 con el objetivo de gestionar los sitios y paisajes de importancia geológica internacional, miles de ellos desconocidos y por lo tanto olvidados, desatendidos y degradados. El punto de partida para alcanzar este reconocimiento implica tener características geológicas únicas y raras, difíciles de hallar en otros lugares del planeta y que sean objeto de interés científico; que conserven belleza paisajística y que esa riqueza geológica esté estrechamente ligada con una enorme y demostrable huella social y cultural de cientos y quizás miles de años.

Existen 213 geoparques en 43 países. Para hacerse una idea de su importancia y majestuosidad, entre los últimos 18 que declaró la Unesco, exactamente hace un año, están el Schelde Delta, entre Bélgica y Países Bajos, una región que retrata a escala completamente todo el efecto del cambio climático y el aumento del nivel del mar, y donde están rescatando una ciudad medieval hundida en 1530.

El Uberaba, en Brasil, que conserva la actividad volcánica de la fragmentación del supercontinente Gondwana, que se separó hace 180 millones de años. En Uberaba hay coladas de basalto que recubren las rocas que a su vez preservan una de las mayores reservas de agua dulce en el mundo. También en ese geoparque se han hallado 10.000 fósiles, incluyendo el de un dinosaurio de 27 metros de longitud y 10 metros de alto.

En China, el país con más geoparques (completó 47), declararon el de Linxia, que tiene en las famosas grutas del Templo de la Cueva de Bingling esculturas talladas y una de las huellas fósiles mejor conservadas en el planeta: los 24 pares de huellas consecutivas de un pterosaurio, la primera especie vertebrada que evolucionó para lograr vuelos propulsados.

Y en España están el de los Volcanes de Calatrava, mencionados en El Quijote, donde está el mayor yacimiento de mercurio del mundo explotado desde el Imperio Romano, y donde se realiza investigación planetaria y astrobiológica por sus similitudes con los paisajes de Marte, gracias a las formaciones de estrombolianos e hidromagmáticos.

¿Qué tendría el geoparque del Suroeste?

El profesor Luis Hernán y el equipo de investigadores de cuatro universidades antioqueñas, acompañados por comunidades de ocho municipios, llevan cuatro años dándole forma a los estudios geológicos y sociales de la propuesta de geoparque del Suroeste cercano que presentaron oficialmente hace dos semanas.

A grandes rasgos, explica el profesor Luis Hernán, el proyecto propone como geositio principal de interés internacional al Cerro Tusa, reconocido por ser la pirámide natural más grande del mundo, pero que es mucho más que eso. Las investigaciones sobre los misterios que guarda el Cerro Tusa, que comenzaron hace 100 años, han ido revelando que tanto esta singular pirámide, así como varios cerros como el Bravo y los farallones de La Pintada, son domos que evidencian la actividad volcánica que se dio en el valle del río Cauca y en la cordillera Occidental en Antioquia y Caldas y que terminó hace cinco millones de años.

Esas formaciones que hoy fascinan y que miles de personas recorren y contemplan son cúpulas de rocas formadas de volcanes moribundos de una cadena que solo tuvo actividad durante ocho millones de años, según investigaciones de la Facultad de Minas de la Nacional, un fenómeno raro teniendo en cuenta que las cadenas volcánicas suelen permanecer activas hasta por 30 millones años.

Todos estos fenómenos geológicos, sumados a otro como la colisión bloque Panamá-El Chocó, que unió al continente hace 13 millones de años causando el Gran Intercambio Americano, la migración de fauna desde la región Neártica (América del Norte) y de la Neotropical (América del Sur), explican la riqueza y singularidad del Suroeste materializada en la cantidad de minerales como el oro, carbón y la plata; de rocas ígneas (utilizadas para la construcción) y de suelos tremendamente ricos para la producción agrícola.

Y aquí es donde aparece el otro elemento de la propuesta, el más importante. Según explica el profesor Sánchez, el vínculo entre las comunidades que han habitado el Suroeste con la su riqueza geológica ha dejado un vasto legado cultural y social, particularmente a través de la actividad minera que se puede rastrear en los últimos 400 años.

Precisamente, explica el líder del proyecto, lo que busca prioritariamente la Unesco con los geoparques es garantizar desarrollo sostenible en las comunidades que los habitan; encontrar el equilibrio entre la preservación de esos lugares excepcionales y la revitalización social, cultural y económica de los grupos humanos que los habitan.

En este caso, según detalló durante la presentación de la iniciativa la investigadora María Jaqueline Espinosa Rodríguez, lo que pretenden es devolverles a las comunidades de los ocho municipios elegidos la posibilidad de recuperar un modelo de desarrollo que siga vigente en las próximas décadas, logrando una reconversión de lo que ha sido la actividad minera durante siglos allí, mejor dicho, vivir de la minería de una manera diferente, a través del turismo, por ejemplo.

Cuatro años lleva el equipo de investigadores mapeando los sitios de interés en los ocho municipios del Suroeste.
Cuatro años lleva el equipo de investigadores mapeando los sitios de interés en los ocho municipios del Suroeste.

Sánchez relata que la minería de oro, plata y carbón dejó en el Suroeste un colosal patrimonio material e inmaterial como pocos en el continente. Vestigios de pueblos exuberantes durante la bonanza minera, arrasados ahora por el olvido pero aún recuperables, como Sabaletas en Titiribí.

El profesor plantea que el gran relato que confían construir es demostrarle a Colombia y al mundo que sin la minería que tuvo lugar en el Suroeste el país como lo conocemos habría sido muy diferente. Uno de los ejemplos que cita sobre esas historias ocultas que se entrelazan con la minería, es la del empresario Gustavo Toro Quintero, que gestó su imperio vendiendo telas y otros productos a los mineros de Titiribí que llegaban a su almacén ávidos de gastarse la platica en cosas que demostraran que estaban prosperando. Luego montó un pequeño almacén en Guayaquil, la semilla de almacenes Éxito.

Ruinas de la antigua Ferrería de Amagá que permitió el desarrollo de la industria cafetera y la construcción del Ferrocarril.
Ruinas de la antigua Ferrería de Amagá que permitió el desarrollo de la industria cafetera y la construcción del Ferrocarril.

Los sitios de interés que conformarían el geoparque del Suroeste se distribuyen en estos municipios. En Amagá, por ejemplo, están las ruinas de la Ferrería que produjo las piezas que sostuvieron el crecimiento de la industria cafetera con las enormes trilladoras y también produjo el hierro con el que se construyó el Ferrocarril a partir de 1870, que también figura en los sitios de la propuesta.

Centenario viaducto del ferrocarril de Amagá. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA
Centenario viaducto del ferrocarril de Amagá. FOTO: MANUEL SALDARRIAGA

En Angelópolis se incluye el legado cultural inspirado en la minería y la reserva El Romeral; en Fredonia se centra en la influencia que tuvo en la minería en las obras de artistas como Rodrigo Arenas Betancur y Efe Gómez; en La Pintada están los Farallones y la estación del ferrocarril Alejandro López (quien diseñó el túnel de La Quiebra).

Vestigios de prósperos poblados mineros, como Sabaletas, en Titiribí. FOTO: CORTESÍA LUIS HERNÁN SÁNCHEZ
Vestigios de prósperos poblados mineros, como Sabaletas, en Titiribí. FOTO: CORTESÍA LUIS HERNÁN SÁNCHEZ

En Montebello está la capilla Nuestra Señora de la Candelaria, la más antigua de Colombia; y en Santa Bárbara, la ruta que cuenta la historia de la cuna de la industria cementera en ese eje que conforman Santa Bárbara, Montebello y Abejorral.

Los farallones de La Pintada, junto con el Cerro Tusa, son considerados por los habitantes del Suroeste como lo más representativo de su paisaje
Los farallones de La Pintada, junto con el Cerro Tusa, son considerados por los habitantes del Suroeste como lo más representativo de su paisaje

En Titiribí, la propuesta plantea reconvertir las ruinas de El Zancudo en un gran complejo minero-turístico. El Zancudo, apunta el profesor, es una de las claves del proyecto de geoparque del Suroeste. Más que una mina fue una pequeña república de la que brotó oro a manos llenas a partir de 1848 y sirvió hasta para fundar un banco que emitía su propia moneda independiente al resto de la Nueva Granada.

El Circo-Teatro de Titiribí es una joya arquitectónica como pocas en Antioquia y está declarado patrimonio de la Nación y es testimonio de le época de la bonanza del oro que produjo El Zancudo. FOTO: CAMILO SUÁREZ
El Circo-Teatro de Titiribí es una joya arquitectónica como pocas en Antioquia y está declarado patrimonio de la Nación y es testimonio de le época de la bonanza del oro que produjo El Zancudo. FOTO: CAMILO SUÁREZ

Pero a pesar de que la explotación allí se prolongó durante un siglo, dice el investigador, su legado y trascendencia se diluyó. En Alemania y España existen sitios al interior de geoparques donde se reabrieron antiguas minas para el turismo, lugares en los que hubo antes monumentales socavones para extraer minerales ahora tienen paisajes como el hermoso lago de Meirana, en la ciudad de A. Coruña, que llenó el socavón que dejaron las ruinas de una antigua mina de lignito (el carbón más contaminante). En la región alemana Renania del Norte-Westfalia, epicentro carbonífero de Europa durante 70 años, comenzaron a inicios de esta década a repoblar los 50 pueblos que fueron desalojados para dicha explotación.

La propuesta de geoparque del Suroeste pretende reconvertir estos antiguos y desaparecidos poblados mineros en polos de desarrollo sostenible a través de actividades como el turismo.

La ruta del geoparque la completa Venecia, con el cerro Tusa y los increíbles vestigios arqueológicos que hoy custodia el museo Cerro Tusa-Zenufaná.

Siguiendo las directrices de la Unesco de garantizar que sean los nativos los beneficiados, la propuesta plantea que estos proyectos sean liderados principalmente por mujeres, una especie de compensación histórica, pues por décadas, su papel en la minería fue menospreciado. Uno de los mitos era que si la mujer entraba a las minas de oro este se escondía, se enterraba en la montaña para hacerse imposible de hallar.

¿Por qué el país no tiene geoparque?

La Unesco tiene diez requisitos para lograr la declaratoria. Varios de esos ya mencionados anteriormente. El Servicio Geológico es el encargado de realizar el estudio que determine si el Cerro Tusa puede ser o no considerado un geotopo, es decir, un área delimitada que posee valor científico, educativo y cultural. Si la entidad da el aval se sigue adelante con visitas de la Unesco al territorio propuesto. De cumplirse todos los ítems geológicos, sociales, culturales, comunitarios, normativos, entre otros, la Unesco otorga una tarjeta verde y lo declara geoparque por un plazo de cuatro años, que deberá renovarse una vez se haga otra inspección y se verifique que se siguen cumpliendo con dichos parámetros. Si deja de cumplir con los criterios, se le impone tarjeta amarilla y tiene que recuperarlos en un plazo de dos años. Si pasado el tiempo no se logra, la Unesco impone tarjeta roja y el lugar sale de la Red de Geoparques y debe comenzar de cero.

Colombia ha elevado varias propuestas, incluso un par de ellas en Antioquia. Pero hasta ahora sin éxito. El Panachí, conformado por el sistema Chicamocha, se quedó atorado en los requisitos técnicos tras la visita de Unesco; el del Cañón del Río Claro, en Antioquia, logró adelantar un inventario geológico y de algunos sitios de interés; el de Santa Fe de Antioquia alcanzó a hacer caracterización geológica y a plantear algunas rutas; y el del Volcán del Ruiz, el más avanzado de todos, está en una etapa final, pero ahora está en una especie de limbo, pues el polígono establecido toca unas zonas pobladas que se encuentran desde la tragedia de Armero marcadas como en potencial influencia de actividad volcánica, por lo que Parques Nacionales sigue analizando la viabilidad de aprobar la propuesta.

La del Suroeste, que por ahora es iniciativa, tiene que recibir apoyo formal por parte de los municipios, autoridades ambientales y actores privados presentes en la zona, como EPM y Comfama, por citar algunos. Si tiene éxito, el Suroeste se insertaría en una red geoturística que mueve casi 1.300 millones de dólares al año.

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