Hoy llueve más que hace diez y años y todo indica que dentro de diez años lloverá más que hoy. Aguaceros fuertes y prolongados se cernirán sobre la ciudad. Y no es un asunto meramente especulativo: hace una década se necesitaban 15 aguaceros para 100 mm de lluvia; esa cantidad cae hoy en solo 10 aguaceros.
En los últimos días, reiteradamente, lluvias torrenciales han caído sobre el Valle de Aburrá. Las consecuencias han sido severas: 11 árboles caídos en una tarde, deprimidos viales inundados, tráfico caótico. La quebrada La Iguaná, que baja de Boquerón y desemboca en el río Medellín, ha causado estragos. El martes pasó enfurecida desde su nacimiento hasta su desembocadura y se mantiene en alerta roja.
Este año ha llovido más de la cuenta. Según el Siata, el promedio de lluvias en el centro del Aburrá es de 100 mm, mientras que en marzo de 2022 se reportó un acumulado de 140 mm.
Los deprimidos que más se inundan son el de Bulerías, en Belén; el de la Terminal del Norte, en Caribe; el de San Juan, al frente de La Alpujarra. Y aunque este es un asunto de vieja data que no se ha podido solucionar, tiene que ver con la sobrecarga de los desagües, las basuras atascadas y el mantenimiento del sistema en general.
Lloverá más
El asunto de fondo es, sin embargo, que cada vez caerá más agua sobre el Valle de Aburrá. La razón de que se incrementen las lluvias tiene que ver con el cambio climático. Según el Plan de Acción Climática de Medellín, un documento de guía publicado por la Alcaldía el año pasado, la temperatura de la ciudad aumentará, como viene haciéndolo desde hace por lo menos un siglo.
Entre 1960 y 2010, cita el estudio, la temperatura media de la ciudad aumentó 0,8 ºC. Y la situación tiende a empeorar. Para 2040, la temperatura en el Valle de Aburrá podría aumentar 0,86 ºC. Aunque no es la única variable, una mayor temperatura incrementa la capacidad de la atmósfera de retener agua y esa agua en algún momento volverá a caer.
Según el PAC, para 2050 habrá un aumento de 4,71% en las precipitaciones. Y no solo lloverá más fuerte, sino más duro. Un estudio de la Cepal sobre cambio climático en América y el Caribe advierte que el Aburrá, al ser un valle interandino pequeño, es susceptible a los estragos del cambio climático. Las consecuencias serán lluvias más largas y más violentas.
Christian Euscátegui, máster en metereología, comentó que esos aumentos se deben al cambio climático. Aunque casi un 5% no parece representativo ante los aumentos de 40% que puede haber entre una temporada seca a una de lluvias, sí lo es si es sostenida todo el año, como lo indica el PAC.
“Se debe seguir trabajando en términos de prevención, a partir de los planes de preparación, con acciones precisas, eficientes y oportunas que permitan tener comunidades con más elementos para enfrentar situaciones adversas”, comentó el experto.
Las lluvias torrenciales serán más frecuentes. Son súper aguaceros que se generan por el ascenso de aire cálido y son las responsables de las inundaciones de las últimas semanas (ver gráfico).
Pero el gran problema no está en la parte plana de la ciudad, que en extensión es la más pequeña. El verdadero riesgo está en las laderas. Según el último estudio del Área Metropolitana al respecto, 284,000 personas viven en zonas empinadas donde hay riesgo de movimientos en masa. Y las cosas tienden a empeorar.
Para 2030 serán 344.000 las personas que ocupen estas zonas de riesgo. Más que las inundaciones o las avenidas torrenciales, los movimientos en masa son hoy el mayor riesgo. Con más agua y más ocupación de las montañas, es solo cuestión de tiempo para que se presente una tragedi.a, de no tomarse medidas preventivas a tiempo