Jean Laprade estaba acompañado de un amigo, dos franceses que no pasan de los 25 años. Llegaron a Jardín para conocer, entre otras cosas, el famoso teleférico del que tanto habían leído en Internet, pero se encontraron con una estación desierta, cuyas máquinas se llenan de polvo y en la que el cable no se ha movido un milímetro desde abril pasado.
“Queríamos subirnos, está muy bonito, pero no entendemos por qué no está funcionando”, expresó Jean, y la inquietud, difícil de resolver a un joven que apenas habla español y se encontró con las puertas del sitio cerradas, también la plantean los lugareños y visitantes de otros cinco pueblos en Antioquia que tienen su teleférico paralizado.
En Argelia, Nariño, Yarumal y San Andrés de Cuerquia, donde los sistemas son de utilidad en veredas de difícil acceso, los campesinos han recurrido de nuevo a las mulas y volvieron a reabrir, a pico y pala, los caminos que la maleza se había tragado. (Ver infografía)
Al igual que el de Jardín, el cable aéreo de Jericó fue entregado por la Gobernación de Antioquia en 2007. Los sistemas están más enfocados en el turismo que en ser un medio de transporte. Comerciantes y pobladores afirmaron que por eso se han convertido en emblemas de estos dos municipios del Suroeste antioqueño.
“Es una problemática en la que no hemos podido descifrar de quién es la responsabilidad, cada actor le tira la pelota al otro. Pero para mí es pura falta de gestión de los alcaldes”, aseveró Saulo Agudelo, miembro de una familia artesana, en Jericó.
En este municipio, al igual que en Jardín, los habitantes voltean la vista hacia las estaciones vacías y sienten tristeza e incertidumbre por saber cuál va a ser el destino de los cables.
“Nos da guayabo ver el teleférico cerrado —se lamentó Mariela Arango, propietaria de una tradicional dulcería en Jardín—. Si fuera bien administrado no pasaría esto, el cable atrae mucha gente al pueblo; junto con la garrucha y las trucheras, es un símbolo del municipio”.
Falta de recursos
El sostenimiento mensual de cada cable aéreo cuesta alrededor de $50 millones, que en el mejor de los casos, como ocurrió en el municipio de Jardín cuando fue administrado por la firma Amc Operaciones Hoteleras S.A.S, puede rebajar hasta los $35 millones.
No obstante, Jorge Andrés Pérez, alcalde de Jericó, manifestó que ni así alcanzan un punto de equilibrio, pues en los mejores meses apenas se llega a recaudar $25 millones por venta de tiquetes.
Los teleféricos de los seis municipios funcionaron hasta abril, cuando se agotaron los $300 millones entregados a través de convenios firmados entre las alcaldías y el gobierno departamental.
Jaime Gómez, director de proyectos especiales de la Secretaría de Infraestructura de Antioquia, aclaró que aunque el Departamento contribuyó con la mayor parte de los recursos para construir los teleféricos, estos hacen parte de la red vial terciaria y son propiedad de los municipios.
“La Gobernación dice que nos quiere entregar los cables pero nosotros no tenemos presupuesto para ponerlos a operar. Necesitamos que nos ayuden con recursos porque en el tiempo que han estado detenidos han sufrido deterioro”, señaló William Rendón, alcalde de Jardín.
Los cables comunitarios
En Yarumal, donde el cable opera desde 2009, son 450 habitantes del corregimiento La Loma quienes se encuentran afectados y han tenido que usar los viejos caminos de herradura que se convierten en varias horas de caminata.
La Alcaldía de este municipio del Norte antioqueño informó que han tocado puertas en EPM, el Metro de Medellín y la Gobernación de Antioquia, porque con los $3.000 que pagan los campesinos por trayecto, a duras penas se reúnen $3 millones al mes.
Del parque principal de Nariño salía, hasta hace seis meses, la cabina que llevaba a cerca de 1.500 los campesinos de este municipio del Oriente antioqueño hasta las veredas Las Mangas y Guamito.
Por solo $2.000, el cable les ahorraba a los labriegos hasta cuatro y cinco horas a lomo de mula cuando salían, para la cabecera municipal, a citas médicas o para transportar pacas de panela.
“A diferencia de Jardín o Jericó, los beneficios de este cable son sociales, no económicos. El municipio no tiene con qué operar el cable porque es costoso y es muy irresponsable recibirlo, así sea regalado”, indicó Carlos Arturo Marín, alcalde de Nariño.
En Argelia, el alcalde, Bairo Martínez reveló que la parálisis del teleférico, hace año y medio sin operar, afecta a 500 familias agricultoras de 12 veredas, que podían transportar en 15 minutos la producción de plátano, yuca, café y cacao, hasta inmediaciones del casco urbano.
La misma situación se vive en San Andrés de Cuerquia, donde los campesinos en cosecha cafetera para transportar su carga en el cable pagaban $6.000 desde la vereda La Cordillera o $3.000 desde la vereda El Peñol, mientras que ahora tendrían que pagar $40.000 en una mula.
¿Cuándo funcionarán?
El funcionario de la Gobernación Jaime Gómez manifestó que los municipios deben entender que el hecho de que la Gobernación les entregue definitivamente el control sobre los cables no significa que no podrán solicitar recursos al Departamento, como si se tratase de vías terciarias, para operar los cables.
Aún así, en Jericó y Jardín no descartan recurrir a privados para que administren los teleféricos. “Hemos pensado en Comfenalco, la caja de compensación que está en el municipio, o buscar alianzas con hoteles y el sector turístico para que el cable no vuelva a parar”, expresó el alcalde de Jericó.
La Gobernación espera que la situación de los teleféricos se pueda resolver en el período de sesiones de la Asamblea que comienza en octubre.
Entretanto, los turistas siguen chocándose con puertas cerradas y los campesinos de estos municipios, los más perjudicados, se las tienen que arreglar por su cuenta porque los cables aéreos en este momento solo sirven como elemento decorativo.
$50
millones, en promedio, cuesta el sostenimiento mensual de los cables aéreos.