Quizás en Colombia no exista un símbolo de la movilidad más apropiado que el Renault 4. Un comercial de televisión en 1979 lo catalogaba como el amigo del buen andar, el amigo fiel, y fue, en muchos hogares, el primer carro familiar.
En Medellín, un grupo de emprendedores lo tomó como prototipo, cambiando sus viejos motores por un sistema eléctrico, para mostrar que existe una alternativa para evitar el inminente final de la vida útil de los vehículos viejos y su posible chatarrización.
La idea comenzó a esbozarse hace dos años, viendo lo que hacían talleres en Estados Unidos desde el 2010 y, en mayo de este año, pudo constituirse el proyecto como una empresa. Se le dio el nombre de Energía Vectorial (Evectorial) y desde entonces, no solo un R4, sino cuatro Volkswagen escarabajo y una Toyota carevaca fueron convertidos a eléctricos dándoles una nueva oportunidad sobre las vías.
Una segunda vida
Según la Secretaría de Movilidad de Medellín, entre 2015 y 2018 creció un 339 % el número de vehículos eléctricos en la ciudad. Hace cuatro años había registro de 153 y 3 híbridos (también funcionan con gasolina), mientras que el año pasado la cifra subió a 470 y 215 híbridos.
No obstante, el precio comercial de un automóvil nuevo de este tipo no baja de los $90 millones, si es cuatro puertas, y uno de dos plazas como el Twizy cuesta $40 millones.
Por eso, apelando a la nostalgia, Evectorial rescató el R4 modelo ‘89 que tenía la familia de José Miguel Sáenz, cofundador de la firma, el cual estaba olvidado en un parqueadero y lo convirtió en una máquina con baterías de litio que se recargan en cuatro horas, sube lomas en tercera y tiene 140 kilómetros de autonomía.
“Nuestro objetivo es conectar a la gente con la movilidad eléctrica a través de un carro que es icónico en país. Demostramos que la conversión se puede lograr con cualquier vehículo”, expresó Felipe Vallejo, integrante del equipo de emprendedores.
Y es que muchos R4 siguen rodando por la ciudad. Esta referencia llegó a Colombia en 1965 y cinco años más tarde comenzó a ser ensamblada en Envigado, cuando abrió la sede de Renault en Sofasa. En 2021 se cumplirán 60 años desde que fue fabricada la primera unidad.
El enfoque de Evectorial, por ahora, es darles una segunda vida a los carros antiguos. De hecho, ya hay otros dos escarabajos en lista para ser convertidos. Este proceso, que se lleva a cabo en un taller en el barrio La Floresta, tarda mínimo dos semanas y su costo puede oscilar entre 27 y 55 millones de pesos, dependiendo de la autonomía que pida el cliente.
El kit también incluye el papeleo en las secretarías de tránsito. El carro quedaría matriculado como eléctrico y exento del pico y placa. Lo más importante, explicó Salomón Palacio, socio de Evectorial, es que si en un año el vehículo recorre 12.000 kilómetros, significaría dejar de emitir 1.3 toneladas de CO2 a la atmósfera.
Por otro lado, el sistema eléctrico de los vehículos convertidos permite que en las bajadas se regenere la carga aumentando la autonomía.
Para la recarga, Evectorial ofrece instalar adaptadores en los parqueaderos, un servicio que también presta EPM, y también pueden reabastecerse de energía en las 25 electrolineras que tiene el Valle de Aburrá (6 de Celsia y 19 de EPM).
¿Convertiría su carro?
El primer carro de María Holguín fue un R4. Lo heredó cuando murió su padre. Era uno rojo modelo 82 en el que aprendió a conducir.
“Ahora que todo lo del pasado vuelve, me daría mucha felicidad verlo rodar de nuevo en versión mejorada y eléctrico. Mejor dicho, nada que envidiarle a los de alta gama. Si entonces era el carro de la familia colombiana, ahora también lo sería para la mía”, expresó.
Francisco Ortiz también mostró interés cuando vio el R4 eléctrico. Él no tiene uno, pero sí un taxi Hyundai Acces modelo 2011 en el que trabaja 13 horas diarias. Aunque su carro funciona a gas, por lo cual es menos contaminante, ve con buenos ojos el ahorro a largo plazo que representaría la conversión.
“Pasé de tanquear $45.000 diarios a hacerlo con $15.000, pero convertido solo me costaría $5.000 (consumo energético para recargar de 0 a 100 % las baterías) porque no recorro más de 140 kilómetros en un día. Con la autonomía que ofrece sería suficiente”, dijo.
No obstante, Santiago Ortega, director de EnergEIA de la Escuela de Ingeniería de Antioquia, observó que esta solución no sería tan conveniente para taxistas que pueden recorrer hasta 400 kilómetros diarios y necesitan una autonomía mucho más alta de las baterías.
Aún así, el experto valoró el emprendimiento. “Es tomar un activo viejo, que puede tener un valor muy bajo comercialmente, y cotizarlo con el nuevo sistema eléctrico”. Agregó que cualquier aporte a la descarbonización de los vehículos y el mejoramiento de la calidad del aire debe ser reconocido y apoyado.
Evectorial no le apunta a las motos, pues el precio de una eléctrica nueva puede rondar los $4 millones, mientras que el kit para convertir este tipo de vehículos está entre 5.5 y 8 millones de pesos.
Lo que sí le interesa es demostrar que la alternativa que ofrecen puede ser viable para cualquier vehículo particular, pero también para taxis y pequeños camiones que se encargan de hacer repartos urbanos. Incluso, plantea Palacio, podrían probar la conversión con buses de metroplús.
En el Valle de Aburrá, según el Área Metropolitana, el 56 % de las emisiones son generadas por automóviles, camiones, buses y volquetas. Si adquirir un vehículo nuevo es muy costoso para pensar en la chatarrización, quizás la conversión que propone este grupo emprendedor pueda resultar una alternativa más eficiente .