Rosalba Martínez García desapareció el 18 de julio en Sabaneta y fue hallada muerta este lunes en una zona boscosa de Caldas. FOTO CORTESÍA
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La mujer, de 65 años, había sido reportada como extraviada el 18 de julio pasado, cuando salió de su casa sin celular ni documentos de identidad.
Rosalba Martínez García desapareció el 18 de julio en Sabaneta y fue hallada muerta este lunes en una zona boscosa de Caldas. FOTO CORTESÍA
A las cuatro de la tarde de este martes serán las exequias de Rosalba Martínez García, la mujer que fue hallada muerta en el municipio de Caldas tras permanecer 21 días reportada como desaparecida.
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Allegados informaron que la ceremonia se realizará en la iglesia Los Dolores, ubicada en el sector Calle Larga, de Sabaneta, cerca de donde reside la familia y del sitio donde desapareció.
Hasta ahora, todavía no hay una explicación acerca de lo que pudo haber ocasionado el deceso de la señora Martínez, de 65 años, pues al momento de que la encontraron, este lunes festivo, ya el cuerpo estaba en estado de descomposición avanzado, lo cual hace más difícil determinar si habría sufrido algún tipo de heridas. Tampoco es claro si habría sido inducida a consumir sustancias que le alteraran el estado de conciencia.
La identificación se dio debido a que el cuerpo hallado entre matorrales, pero sin enterrar, portaba la misma sudadera negra y la camiseta beige que vestía la señora el 18 de julio pasado, cuando su familia tuvo por última vez contacto con ella. También la reconocieron por el anillo y el reloj.
Por otra parte, la manera como fue a dar a la zona de charcos de la vereda La Clara, de Caldas, donde fue finalmente encontrada muerta, sigue siendo un misterio para las autoridades. Se trata de un área del cerro San Miguel visitada de manera asidua por caminantes y bañistas, porque allí nace el río Medellín.
Sin embargo, no es algo que compagine con los hábitos y costumbres de la señora Martínez. “Ella no hacía parte de ningún grupo de caminantes; es más, no tenía este ejercicio como un hábito”, contó la amiga de la familia Cindy Cardona, quien estuvo activa en las labores de búsqueda desde que ella desapareció.
Ese martes en que la vio por última vez su esposo, según les relató a las autoridades en el momento en que esta se perdió, él salió a trabajar a las 5:30 a.m. y la dejó en la casa aún vestida de pijama. Pero más tarde esta se vistió para dirigirse a un establecimiento comercial que atiende la familia y le entregó las llaves de la residencia a una cuñada. Después de eso salió con rumbo desconocido.
“No dijo nada, ni se llevó ninguna pertenencia, ni el celular, ni la cédula. Además, no le pudimos hacer seguimiento al recorrido inicial porque las cámaras de seguridad como que no tienen alcance”, relató la señora Cardona.
El proceso de búsqueda se extendió por todo el valle de Aburrá y municipios cercanos haciendo uso de avisos físicos y en redes sociales. Durante ese tiempo no se dieron tampoco comunicaciones que hicieran pensar en un rapto, solo algunas llamadas de personas de Sabaneta, Itagüí, Las Estrella y Caldas que dijeron haberla visto.
“Una persona del sector Calle Quinta, de La Estrella, dijo que la había visto, que estaba desorientadita, que caminaba muy lento”, contó la señora Cardona, quien aclara que no había síntomas previos de pérdida de memoria o alzhéimer.
Lo que sí había ocurrido cinco meses atrás fue el padecimiento de un aneurisma cerebral, la posterior instalación de un marcapasos, hace tres meses, y la medicación con anticoagulantes.
Y justo un día antes de desaparecer, tuvo cita con el cardiólogo, el cual le anunció a la hija de la paciente que la iban a remitir al servicio de psiquiatría porque la notaba lenta en sus reacciones y desde el accidente cerebrovascular estaba algo distraída.