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“Me hubiera gustado dar con ‘Ánderson’ y ‘Manteco’: General Pinto

En entrevista con EL COLOMBIANO, el general Leonardo Pinto, quien deja la Séptima División del Ejército, habló de sus mejores y peores días como comandante. Advierte de varias alertas.

  • FOTO JAIME PÉREZ
    FOTO JAIME PÉREZ
13 de diciembre de 2015
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Fueron más de cinco años en las tierras de Antioquia, Córdoba y Chocó. Los primeros como comandante de la Fuerza de Tarea Nudo de Paramillo, los últimos como el principal hombre en la Séptima División del Ejército.

El general Leonardo Pinto vivió de primera mano las diferentes operaciones que ayudaron a disminuir la amenaza guerrillera en su jurisdicción, pero también padeció por numerosos atentados contra sus tropas y hasta el secuestro de otro general en Chocó.

Ahora deja la división, hará parte del nuevo Estado Mayor del Ejército, donde será uno de los cinco generales más importantes de esa Institución. Se va con la satisfacción del deber cumplido, aunque quedó con las ganas de capturar a dos cabecillas históricos de las Farc y dejó la advertencia de la intención del Eln de revivir sus frentes urbanos en varias ciudades, incluida Medellín.

¿Qué zonas deja consolidadas?
“Yo entrego el Oriente de Antioquia recuperado, y hablo de la intención de las Farc de reactivar los frentes noveno y 47. Ellos desplazaron unos 16 hombres entre antiguos integrantes del noveno y otros del frente Mario Vélez al área de San Francisco. La mayoría fueron capturados y su cabecilla neutralizado. Ahora solo quedan cuatro y ya los tenemos identificados y muy cerca de su captura. Yo entrego unos problemas que quedan focalizados, manejables. En la zona en donde limitan las regiones del Bajo Cauca y Nordeste de Antioquia, donde están la mayoría de frentes de las Farc y Eln, geográficamente queda muy focalizado, allí permanece una brigada móvil y tropas de las brigadas IV, XI y XIV. El otro foco está en Chocó y en el Nudo de Paramillo”.

¿Qué golpes a los grupos armados ilegales produjo su gestión?
“En solo dos años, tenemos 58 cabecillas neutralizados, 5 de ellos de nivel frente, o sea gente que tenía mando y control sobre estructuras. Estamos hablando de alias ‘el Becerro’, cabecilla del Frente 57; ‘Román Ruiz’, quien manejaba el frente 18 y era jefe de bloque en esos momentos; la captura de ‘Omar Cuñado’, cabecilla del frente Mario Vélez; la captura de ‘Cristian’, del Eln; captura de ‘Manolo’, del Eln. Cuando uno afecta línea de mando, debilita la estructura, porque los comandantes requieren una preparación, no todo el mundo puede ser comandante, por eso estos resultados son importantes, estratégicos”.

¿Y sobre las incautaciones u otro tipo de afectaciones a esos grupos?
“De las capturas, incautaciones de material bélico, droga, entregas voluntarias, lo que más me gustaría destacar es la cantidad de explosivos que logramos quitarle a las guerrillas y bandas criminales, más de 13 toneladas. Una mina antipersonal se hace con 90 o 100 gramos de explosivo, o una de las ‘borradoras’ que son las que hace el frente 36, necesita de un kilo, y logramos quitar poco más de 13 toneladas, imagínese cuántas minas se dejan de fabricar. Pasa igual con las que desactivamos, más de 7 mil en dos años, son muchísimas vidas civiles y militares resguardadas”.

¿Cuál fue el peor momento durante su gestión al mando de la Séptima División?
“Sin duda, el secuestro del general Rubén Alzate en Chocó, al momento de recibir la noticia, de informar a mis superiores, el manejo de ese problema. Nos fuimos para el sitio inmediatamente y se iniciaron las operaciones. Ese tema fue demasiado complejo, causó un problema supremamente grande a nivel nacional. Indiferentemente de qué iba a hacer el general allá, si era bueno o malo -sus razones fueron de una misión social- era inexplicable cómo un general se mete en un área de esas sin ninguna protección, fue un error y esa fue la experiencia más complicada”.

¿Y los mejores momentos?
“Yo me voy con muchos momentos gratos y de mucho significado, fruto de un esfuerzo conjunto. Está la construcción de 10 capitales indígenas, la construcción de muchas obras sociales en municipios muy necesitados”.

¿Qué le quedó faltando?
“Me hubiera gustado capturar a dos personas: ‘Manteco’ y ‘Ánderson’, dos hombres que les han hecho mucho daño no solamente al Ejército, sino a toda una región, ambos son individuos supremamente radicales en su manera de ver las cosas. Pero bueno, yo participé en toda esa estrategia que se hizo y que logró un descenso considerable de las Farc, me tocó que ese grupo bajara de casi 20 mil integrantes a poco más de seis mil, a nivel nacional. En la jurisdicción eran 3.600 y ahora son poco menos de 900 armados más las milicias. Mi satisfacción es general, porque se contribuyó a esa disminución de la amenaza, siento que se cumplió la misión, que le mejoramos la vida a muchos habitantes de Córdoba, Antioquia y Chocó. Ahora el comandante que entra, afrontará muchos retos, en una época muy coyuntural”.

¿Cómo ha sido la ofensiva contra las bandas criminales?
“En muchas zonas, donde esos grupos delinquen, son conocidos como ‘paracos’, las mismas Farc les dicen paramilitares, e incluso la guerrilla intenta vender la idea de que el Ejército tiene tratos con ellos y la realidad es otra. No se puede ocultar que sí hubo alianzas de algunos militares con esos grupos, pero hoy las cosas son muy diferentes”.

En su jurisdicción se dio un bombardeo a un campamento de “los Urabeños”, una banda criminal, algo que por ley está prohibido. ¿Está cambiando esto? ¿Las Fuerzas Armadas están cambiando la estrategia de lucha contra ese tipo de grupos?
“Ese ataque se logró hacer de esa manera porque había inteligencia de que en ese campamento estaban también guerrilleros del Eln, por eso participó la Fuerza Aérea; si en el sitio hubieran estado solo integrantes de la banda criminal, el ataque tenía que ser diferente, por la normatividad jurídica”.

¿Cree que eso cambie en un futuro, que se puedan hacer bombardeos?
“En este momento eso se está gestionando, para que nos den la herramienta jurídica, porque lo que no podemos permitir es que nuestros hombres terminen en la cárcel”.

Pensando en un Acuerdo Final con las Farc, es probable que las bandas criminales tengan más poder. ¿La única opción de un ataque frontal a esos grupos es que sean considerados de otra manera?
“En este momento son considerados como una organización delincuencial, pero es necesario que se analice, porque en el tema de seguridad, así se firmen los acuerdos con las Farc, se van a disparar otros delitos. Si usted mira uno de los acuerdos de La Habana, sobre la solución al problema de los cultivos ilícitos, en Colombia el 90% de los cultivos están en áreas de Farc y Eln, pero mucho más de Farc, en jurisdicción de la Séptima División el 80% de los cultivos están en zonas de las Farc. Allí se maneja la pasta de coca, y las Farc son tramitadores y se la venden a las bandas criminales, a los cuales les venden el kilo por 800 o 900 mil pesos, de ahí el resto de la plata queda a la banda criminal, que es la dueña de las rutas, cristalizaderos y caletas. En mi jurisdicción, el único frente de las Farc que no depende de otro grupo para sacar la droga es el 57, ellos incluso responden directamente al Secretariado; sin embargo, en los dos últimos años han recibido golpes vitales y actualmente no tienen estructura para hacer lo que hasta hace poco hacían en materia de narcotráfico”.

¿Cómo ve la intención de “los Urabeños” de participar en una negociación para una salida alternativa al conflicto?
“Eso es un tema que es manejado únicamente por el Gobierno, pero yo pienso que para lograr una paz, tendría que pensarse en buscar mecanismos que lleguen a eso. Yo veo positivas muchas cosas en un futuro cercano, que las Farc realmente se desarman y se reintegran a la vida civil y se entra de manera integral a las zonas donde actualmente hay cultivos, para darle solución a los campesinos y no hay coca, no hay pasta ni base de coca, el otro grupo tiende a desaparecer por sustracción de materia, y tendrían que pensar en entregarse, porque ya no van a poder sostener esa maquinaria”.

¿Medellín y el Área Metropolitana están libres de presencia guerrillera?
“Sabemos que la mayor presencia urbana es la de ‘los Urabeños’, pero sí existe el plan del Eln de crear lo que ellos llaman un ‘Frente Urbano’ en varias ciudades del país, entre ellas Medellín. Pero desde ya estamos trabajando para detectar las zonas donde pueden estar, por donde pueden ingresar. Por el lado de las Farc, han intentado activar el bloque urbano ‘José María Córdoba’, pero se han neutralizado esas intenciones. Yo creo que en Medellín la ciudadanía no quiere volver a vivir esas épocas, y por eso denuncia cualquier movimiento sospechoso, el temor de la ciudadanía son los combos o grupos delincuenciales. Pero la alerta está con el Eln y estamos trabajando para que no ocurra” . n

3.600
era el número de guerrilleros en la jurisdicción de la VII División hace dos años. Ahora son menos de 900.
Infográfico
General Pinto deja la Séptima División
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