El nombre, en letras azules, sobre la fachada gris, sorprendió a más de uno: C4TA (Ciudadela para la Cuarta Revolución Industrial). ¿Qué había pasado con la Ciudadela de Occidente? Un proyecto nacido en 2015, y rodeado de varias polémicas, veía la luz, al fin, con un nombre diferente al que fue concebido. Entonces cayeron las dudas, ¿quién operará la Ciudadela para la Cuarta Revolución?, ¿qué programas se ofrecerán allí? Las preguntas quedaron en el aire.
Para resolver las dudas, y el cambio del nombre, hablamos con Carlos Alberto Chaparro, director de la Agencia de Educación Superior de Medellín (Sapiencia), la entidad que estará encargada de la operación. En primer lugar, el director recordó que la inauguración de la Ciudadela tardó ocho meses más de lo previsto.
Esta iba a ser inaugurada, supuestamente, en enero de este año. Pero aún faltaban detalles por ajustar. “Los salones para 60 personas tenían apenas ocho tomas de energía y no tenían acceso con tarjeta. Para buscar una llave y entrar se tardaba más de 15 minutos. Todo eso hubo que ultimarlo para comenzar a recibir estudiantes en septiembre”, indicó.
Esos detalles, sin embargo, parecen menores frente a la operación de la Ciudadela. Según contó Chaparro, en septiembre comenzará la oferta académica y, para el otro año, al lugar asistirán los 8.000 estudiantes para los que tiene capacidad.
Lo primero en impartirse será un curso de cinco meses bautizado como Talento Especializado. En él se enseñará machine learning (una rama de la inteligencia artificial), en asocio entre la Universidad de Antioquia y Amazon; también se impartirá ciberseguridad, en alianza entre la Universidad Nacional y la empresa especializada Cisco.
Pero, ¿qué tanto cambió la concepción de la Ciudadela con el nuevo nombre? A esa pregunta, Chaparro respondió: “Conservamos lo que se tenía pensado de administraciones anteriores. Es decir, que acá se ofreciera una pluralidad de programas y oferentes, como las instituciones de educación superior del municipio y las universidades públicas y privadas. Es un espacio abierto, que no es estático, que irá mutando su oferta con el tiempo según las exigencias de los mercados”.
Entonces, precisó Chaparro, lo que cambió fue el contenido. Es decir, se adaptó para que todo girara en torno a las habilidades de la Cuarta Revolución, como la inteligencia artificial, los lenguajes de programación y el internet de las cosas. “El que entre a la Ciudadela saldrá con las habilidades que requiere el mundo de la Cuarta Revolución. Por eso nos demoramos, ajustando cosas. Esto estaba concebido para tener 380 computadores. De ellos, 140 eran para la parte administrativa. ¿Cómo es posible eso para una institución de 8.000 estudiantes? Es decir, iba a haber un computador para 33 estudiantes”, acotó.
Para suplir ese déficit, dijo el gerente, están en el proceso de comprar 800 computadores más, por un costo cercano a los $7.000 millones.
Esa queja la respondió Salomón Cruz, subdirector del desarrollo del sistema de IES públicas de Medellín durante la administración Gutiérrez. Dijo que el espacio se pensó para que fuera ocupado por otras universidades y no solo las del Municipio, por lo que no era menester dotar de computadores a todas las aulas. Agregó que la dotación se hizo de acuerdo a la capacidad de lo diseñado por la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU): “Sí quedó una dotación pendiente, que reposa en las cartas de empalme (... ) no se adquirieron para que no se vencieran o porque no se adjudicaron por falta de proponentes”.