El caos social en la mayoría de las zonas periféricas de la ciudad es tan complejo, que la ley no parece existir y los esfuerzos de las autoridades, que hoy son múltiples, resultan insuficientes para contrarrestar la indisciplina y el poder de los combos en esas zonas.
En un recorrido de EL COLOMBIANO por amplios sectores periféricos halló cientos de motociclistas sin casco, otros con placas deteriorados, parrilleros de espalda al conductor, carros y motos cruzando semáforos en rojo, música a todo timbal en viviendas y aceras, vendedores de todo en las calles, carros mal parqueados, rutas exclusivas del metroplús invadidas, parques tomados por drogadictos... la lista es larga.
En el parque de Aranjuez, un operario de un vehículo alimentador del metro en la cuenca Sao 6, habló sobre los problemas que enfrenta en su ruta. Dice que cruzar el nororiente de Medellín hasta Santo Domingo Savio es toda una odisea. “Si me parquean un carro o una moto donde le venga en gana a su conductor, ni modo de decir que se muevan. Solo queda esperar para evitar problemas o hasta la muerte”.
“Esas calles de por sí son un problema por lo empinadas. Es increíble que le cierren a uno una calle para jugar un partido de fútbol, una rumba, ventas ambulantes o porque a los vecinos les de por dejar parqueados dos carros en una calle estrecha uno al frente del otro. A esto súmele los insultos de los pasajeros, furiosos porque no alcanzo a buscar salidas”, dice el conductor.
Sobre tal situación, directivos de la empresa Sao 6 expresaron que este es un problema de ciudad y es tan delicado que en la vía al barrio La Cruz tuvieron que poner trabajadores con radios para indicarles a los operadores de los buses si hay espacios para subir. Sao 6 cubre 22 rutas del oriente y nororiente de la ciudad.
Ventas callejeras
En el noroccidente de Medellín la angustia de los usuarios de las vías se nota en sitios como el bulevar de la 68. Allí el motociclista Gerardo Ceballos expresó que este sector es caótico, porque la carrera, que atraviesa Castilla de norte a sur, permanece llena de carros y motos en su costado oriental.
Más al norte, en la carrera 65, alrededores de Gratamira, el comerciante, Juan Velásquez, se lamenta por la proliferación de ventas de comidas rápidas, que sin mayor control, se apoderan del espacio público. Aquí el espacio público lo invaden las chazas y los clientes impiden el tráfico con sus carros y motos.
En Manrique, EL COLOMBIANO encontró una situación caótica y peligrosa. Los carriles exclusivos de los articulados de Metroplús, en todo el recorrido por la carrera 45, los han convertido en una pista de carreras de motociclistas, muchos de ellos sin elementos de protección.
Operativo policial
En el Playón de Los Comuneros, extremo norte de Medellín, el pasado fin de semana la Policía montó un operativo para tratar de ponerle orden al caos vial.
En este barrio, el mensajero Iván Darío Restrepo, uno de los sancionados, reconoció que la Policía de Tránsito y Transporte le inmovilizó la moto porque no llevaba casco ni tenía al día el certificado de revisión tecnicomecánica. En ese operativo, en menos de 30 minutos, la Policía llenó un camión con motos que circulaban sin cumplir las normas de circulación.
Hacia el suroccidente de la ciudad, en la vía al corregimiento Altavista, el desorden que halló EL COLOMBIANO presentaba otra dinámica.
En una empinada calle del sector La Mano de Dios, un niño, de unos 14 años, sin casco, hacía piques en una moto, carente de luces, retrovisores y mal pintada. Un vecino comentó que el niño estaba entrenando para las competencias de piques de los domingos en la tarde en esa zona.
Lo otro, común en todo el recorrido del periódico por zonas periféricas, es que la gente resuelve el problema acudiendo a los combos. “A ellos sí los respetan, la acera de mi casa la habían cogido de parche unos viciosos, les salía y se burlaban de mi o me braviaban (Sic) hasta que hablé con un señor que es el que pone orden por aquí. Esa misma noche los visitaron y adiós que dejaron el parche”, comentó una señora, cuyo nombre lo omitimos por asunto de seguridad.
Respuesta oficial
Consultado sobre este desconocimiento de las normas el comandante de la Policía Metropolitana, general Óscar Gómez Heredia, respondió que con la Alcaldía tienen un convenio para que 100 hombres de Tránsito y Transporte haban controles en las comunas y periferias, donde por situaciones de orden público se les dificulta a los guardas de la Secretaría de Movilidad hacer los controles respectivos.
“Hemos focalizado el servicio de la Policía y ya hemos detectado los sitios críticos. Esto, incluso nos ha permitido reducir los homicidios y los hurtos”.
Pero, ¿qué notamos?, se preguntó el oficial. “Que los grupos de delincuentes se mueven para otros lugares. En consecuencia en estos momentos las dificultades afectan la comuna de Belén, hacia donde nos estamos moviendo, porque la Policía no se puede quedar como espectadora, en un solo lugar.
Comentó que la institución hace una reestructuración de los cuadrantes. Por ejemplo, El Poblado quedará totalmente cubierto por ellos, para contrarrestar los hurtos. Lo mismo ocurre con Laureles y el Centro”.
En el Aburrá, la Policía tiene 510 cuadrantes, 435 en Medellín. Para hacerles frente a las bandas que quieren mantener el control en las comunas, con el apoyo de la Alcaldía, se conformaron tres escuadras de reacciones que irán a cualquier sitio del Aburrá y actuarán a cualquier hora, para hacer cumplir la ley y preservar la convivencia.
Cada una tiene 80 hombres del Grupo de Operaciones Especiales, Goes, apoyados por patrulleros de inteligencia y de policía judicial.
Este año la Policía ha realizado más de 6.000 comparendos en esos barrios e inmovilizado más 2.000 motos.
Secretaría de Movilidad
Juan Esteban Martínez, secretario de Movilidad de Medellín, reconoció que el problema de la ocupación de vías ha tomado ventaja. “Estamos trabajando fuerte con los guardas. Ya se definió con la Policía de Tránsito y Transporte que ellos trabajarán en la periferia para el ejercicio de la autoridad y hasta el momento ha sido una experiencia muy valiosa este trabajo unificado”.
Estas infracciones se combaten gracias al convenio con la Fuerza Pública. “Claro que los guardas seguirán interviniendo en las comunas en casos de accidentes. El apoyo es importante y la muestra es que este año ya van 8.190 vehículos inmovilizados, de ellos 7.076 son motos”.
Añadió que los 514 agentes de tránsito, que son servidores públicos, fueron reforzados por 100 policías especializados. Por incapacidades y vacaciones la disponibilidad diaria de guardas para Medellín es de entre 80 y 120 azules.
Sostuvo el funcionario que si la gente compra carro o moto tiene que tener donde parquearlos, ya que las vías no son estacionamientos, porque están afectando el transporte público y a un gran número de ciudadanos que utilizan este sistema.
Sobre la ubicación en las periferias de cámaras de fotodetección dijo que hay un convenio con UNE para 40 y ya están instaladas.
“La fotodetección no es la única solución para sancionar infractores. También están los guardas y ahora, en las partes altas, la Policía. Pero tenemos que insistir en cada individuo para que entienda que tiene corresponsabilidad en el uso adecuado de las vías”, dijo.
Institucionalidad
Gustavo Villegas, secretario de Seguridad de Medellín, expresó preocupación porque la ley y la institucionalidad no se respeta en varios sectores de la ciudad. En busca de un mayor control comentó que hoy se han monitoreado todos los rincones de Medellín. Gracias al Sistema de Seguridad y Convivencia se ubicaron los lugares de más alto riesgo y en ellos se han instalado 400 cámaras. Dijo que vienen 1.000 más, entre ellas 100 de identificación de placas y 100 de identificación facial.
“Tenemos toda la información de los sitios donde están sucediendo los hechos criminales, en los que hay mayor ocurrencia y en los que se realizan investigaciones. En ellos instalamos cámaras que tienen un sistema de alarmas por si las van a atacar y algunas cuentan con alcances superiores a 10 kilómetros con una alta definición”. Otra herramienta para una mayor cobertura es el Centro Automático de Despacho, que funciona en 11 sitios de Medellín.
50.000 riñas
Las cifras no mienten sobre el tema de la convivencia, con acentuación en las zonas periféricas. En 2016 hubo en Medellín más de 50.000 riñas conocidas por la Policía y 97 homicidios por problemas de convivencia. Al respecto, el subsecretario de Gobierno de Medellín, Andrés Felipe Tobón alertó que la ciudad vive un problema muy serio de cultura ciudadana y en convivencia la situación es crítica.
Antes de esta administración, la solución a estos inconvenientes se hacía de una forma empírica e intuitiva. No se cogían datos diferentes al número de las riñas, lo que no daba un diagnóstico concreto del por qué hay estos conflictos en el territorio.
Desde 2016 la Alcaldía adelantando un informe de convivencia, una vez al mes y lo recoge de diferentes fuentes: denuncias al 1,2,3 y Seguridad en Línea; comisarías de familia e inspecciones, con las que se identifican cuáles son los problemas de convivencia.
“Luego, con estos datos, que son muy precisos, tenemos la capacidad de intervenir los territorios para la solución de sus problemas. Como se ve, para nosotros hoy es importante la pedagogía y la educación, pero sin descartar el control por parte de la Policía Metropolitana”, afirmó.
Nueva herramienta
Tobón señaló que en medio de esta indisciplina social el nuevo Código de Convivencia le está entregando a la institucionalidad herramientas en materia procedimental y a la Fuerza Pública, como autoridad, “más alternativas para controlar a aquellas personas que a pesar de que saben que las cosas que están haciendo perjudican a los demás y si con ellas ya se ha hablado y escuchado y siguen desconociendo los derechos del vecino les caerá todo el peso de la ley”.
La Alcaldía invertirá este año más de 19 mil millones de pesos para fortalecer las inspecciones de policía y las comisarías de familia.
Educar desde el hogar
Juan Esteban Jaramillo abogado y politólogo investigador del Observatorio de Derechos Humanos y Paz, del Instituto Popular de Capacitación, IPC, opinó que por esta época se habla que con el nuevo Código de Policía y Convivencia se puede hacer frente a este caos, simplemente con multas.
Indicó que “en el campo jurídico hay un concepto que califica normas como las de este código, que es la eficacia simbólica del Derecho”.
Entonces, explicó, hay que poner cuidado, porque son normas que no tienen una eficacia material, ya que se aplican de manera selectiva y no logran abarcar la mayoría de la población, por lo que no son capaces de determinar la conducta de la generalidad.
Estas, señaló, se quedan cortas, debido a que se apela más a medidas represivas y sancionatorias y no a un componente cultural comunitario, que Medellín tiene en muchas comunas, y a una visión civilista. Es decir, construcción de comunidad y solución pacífica de conflictos, apelando a la educación, que comienza desde el hogar , y a la cultura
Jorge Giraldo, decano de la Escuela de Humanidades de Eafit, opinó que en la periferia sí se nota un relajo grande de la autoridad y eso se ve en un componente, que no es difícil de hacer aplicar y es la norma de tránsito. Entonces, cuando el ciudadano ve que una moto va en contravía y un policía no hace nada, el mensaje que deja es que la probabilidad de cumplimiento de la norma es muy bajita.
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inspecciones de policía
tiene la Alcaldía de
Medellín en los barrios.