Aunque Antioquia ha tenido una reducción sostenida del embarazo adolescente en los últimos cuatro años, sigue siendo el departamento del país con la incidencia más alta, con un 11% del total nacional —seguido de Bolívar, con un 7%—, según los datos del Dane de 2024. De los 52.138 nacimientos que se registraron en el departamento el año pasado, 7.215 correspondieron a madres entre los 10 y los 19 años —366 de ellas entre los 10 y los 14 años—, una situación sobre la que no se puede bajar la guardia, teniendo en cuenta que es un problema de salud pública que perpetúa los círculos de pobreza.
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Así lo advirtió la Fundación Juanfe, desde donde precisaron que la situación de Antioquia está dentro de una preocupación en todo el país —el año pasado fueron 66.686 casos entre los 445.011 nacimientos totales—. Y señalaron que el panorama en el departamento es crítico, pese a que reconocieron la importante disminución en 1.811 casos en 2024 respecto a 2023, es decir, una reducción de casi el 20%.
La baja también se presenta en Medellín, donde entre 2023 y 2024 se registró una disminución de la tasa al pasar de 10,35 a 9,68 y fue la más baja de los últimos 20 años, según dijo el alcalde Federico Gutiérrez la semana pasada, quien reiteró el compromiso de la ciudad con seguir bajando las cifras por medio de la prevención. El año pasado fueron, según el Dane, 1.703 casos, frente a 2.017 en 2023, es decir, 15,6% menos. No obstante, la ciudad sigue concentrando, en parte por el número de habitantes, la mayoría de los registros del departamento,
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Ante un panorama así, advirtió la Fundación Juanfe, no se puede cantar victoria, porque el embarazo en edades tan tempranas es un problema que no solo trae repercusiones en el presente de las madres, sino también en su futuro: trunca sus opciones para acceder a la educación, para lograr autonomía económica y, a su vez, aumenta la posibilidad de que persista la pobreza intergeneracional, pues sus hijos tendrán menos oportunidades de desarrollo también.
Se debe fortalecer una política sostenida en el tiempo
Lizeth Tatiana vive en Medellín. Sabe bien lo que significa ser madre joven, pero ha contado con una suerte con la que no todas las que tienen hijos a su edad cuentan. Tenía solo 19 años cuando nació su hija Ozlem Tatiana, ahora de un año. Dice que la experiencia ha estado llena buenos y malos momentos, de retos, de aprendizajes. Pero cuando supo que estaba embarazada no fue fácil asimilarlo: “No estaba en mis planes, sentí mucho miedo pensando que no iba a contar con la aprobación de mis padres; en ese momento sentía que no estaba preparada para ser mamá”. Tras los síntomas físicos, un embarazo riesgoso y la difícil situación emocional, llegó el momento de enfrentarse a ser mamá y creyó que su destino era ser ama de casa, que nunca volvería a estudiar, que no tendría autonomía.
Sus temores no eran infundados. De acuerdo con los expertos, los efectos de los embarazos a edad temprana afectan a las madres en aspectos como la imposibilidad de regresar a clases; la necesidad de recurrir al trabajo informal; el riesgo de ser víctimas de violencias basadas en género o someterse a uniones obligadas —por las condiciones económicas o para reducir estigmas sociales— y la posibilidad de tener nuevos embarazos siendo muy jóvenes.
Para Catalina Escobar, presidenta de Juanfe, en Antioquia estas cifras se siguen manteniendo tan elevadas porque a lo largo de las distintas administraciones no se ha consolidado una política pública efectiva, a lo que se suma, dijo, que este es de los departamentos donde más se ha registrado históricamente violencia contra la mujer.
Con este panorama en el camino, la actual administración departamental hizo una alianza con la fundación para fortalecer la atención de madres adolescentes en el Urabá antioqueño, una de las zonas de Antioquia con más casos —aporta el 21% de nacimientos de madres adolescentes— y, al tiempo, con mayores índices de pobreza. Con la articulación, liderada por la Primera Dama de Antioquia, Susana Ochoa Henao, y la Unidad de Programas Sociales, el año pasado atendieron a 130 madres entre los 14 y los 20 años, indicaron desde la Gobernación y manifestaron que para este 2025 se firmó un nuevo convenio para otras 170 beneficiarias.
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Se busca que las jóvenes accedan a herramientas emocionales, educativas, laborales, sociales y familiares para construir un proyecto de vida que les permita tener un futuro digna a ellas y a sus familias. La fundación también atendió el año pasado a 534 madres adolescentes en Medellín y a 2.136 hijos de madres adolescentes. Entre las acciones hay oportunidades para acceder a educación, incluida la formación técnica laboral; acercamiento al mercado laboral; acompañamiento psicosocial; asesoría y encuentros de familia y de pareja; empoderamiento de las jóvenes para prevenir embarazos adolescentes o subsecuentes —los que se dan después del primero— y acceso a métodos de planificación, entre otras.
Lizeth Tatiana conoció la fundación por medio del programa Buen Comienzo, uno de los aliados de Juanfe en Medellín, y afirma que su paso por esta le ha permitido brindar más bienestar a su hija, pero también ser más segura, más independiente, tomar decisiones positivas, mejorar la autoestima y su salud mental: “Ha cambiado mucho mi forma de pensar y de ver las cosas, ya creo en mí, vi que soy más fuerte de lo que me lo imaginaba, descubrí muchas habilidades y fortalezas que no sabía que tenía, para mí la palabra rendirse nunca más van a ser una opción”. Ahora, expresó, no se siente sola.
Para la presidenta Escobar, es necesario que estas acciones se fortalezcan y se mantengan en el tiempo desde la institucionalidad, en trabajo conjunto con el sector privado y la sociedad civil. Para Antioquia recomienda activar de forma inmediata la política pública para brindar cátedras obligatorias de los derechos reproductivos integrales, así como ayudar en la provisión de los métodos anticonceptivos más seguros y sanos para los adolescentes.
Desde la Gobernación de Antioquia informaron que cuentan con el programa de Servicios Integrales Amigables para Adolescentes y Jóvenes que brinda capacitaciones y acompañamiento social y psicológico para prevenir el embarazo, orientarlos para que tengan sexo seguro o no lleguen tan temprano al mismo; pero también atienden a adolescentes que están en embarazo. La estrategia está en 110 municipios —sin el área metropolitana ni Rionegro—.
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