En 1988, además de la guerra contra el Cartel y su terrorismo, Medellín parecía una trinchera, llena de huecos y vigas a medio hacer, porque la construcción del metro era tan incierta como la época más crítica de la ciudad.
La sociedad civil cerró filas para rescatar el megaproyecto que cambiaría la historia de la ciudad y, para superar el escepticismo generalizado, impulsó una campaña motivacional para que la ciudadanía sacara adelante la obra.
Entonces, en la capital antioqueña se empezaron a difundir en sitios de alta confluencia de personajes, consignas como: “Quiere el metro nuestra gran obra”, “Quiere el metro desde ya” y “Conozcamos nuestro metro”.
De ese momento, que fue la semilla de lo que ahora se conoce como Cultura Metro, se conmemoran 30 años.
Para celebrar la efemérides, la empresa de transporte inauguró ayer un nuevo Tren de la Cultura, bautizado De la tradición a la evolución, un trabajo en equipo en el que la Biblioteca Pública Piloto suministró fotografías para conformar una exposición viajera en el interior de los vagones.
La exposición recoge fotografías antiguas del metro y de su constante proceso de evolución con obras como el tranvía y los metrocables.