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En la casa de los Juanchos, en La Floresta, la Navidad se hace con 120.000 bombillas

En una esquina del barrio La Floresta esta vivienda se ilumina como ninguna más.
La tradición comenzó en 1976 de un padre de 22 hijos proveniente de Rionegro.

  • La iluminación de la “casa de los Juanchos” llama la atención de quienes cruzan por la esquina de la 47B con la carrera 92A. FOTOS carlos velásquez
    La iluminación de la “casa de los Juanchos” llama la atención de quienes cruzan por la esquina de la 47B con la carrera 92A.
    FOTOS carlos velásquez
  • En la casa de los Juanchos, en La Floresta, la Navidad se hace con 120.000 bombillas
14 de diciembre de 2022
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Por gustavo ospina zapata

El encanto de los alumbrados de Medellín, quién lo creyera, no está solo en el sendero del río ni en los más de 70 puntos que iluminó EPM para alegrar la Navidad de propios y turistas: en una esquina de La Floresta también hay una casa que atrae miradas por su exuberante iluminación y la combinación de figuras e instalaciones. No hay otra como ella en la ciudad.

El inmueble está ubicado en la esquina de la calle 47B con la carrera 92A y se conoce como “la casa de los Juanchos”, en honor Juan Antonio Rendón, el jefe del hogar, quien inició esta tradición en 1976 y la mantuvo hasta el año 2000, cuando murió.

Más que un alumbrado, la vivienda tiene una obra que se ha hecho con esmero y que ha encantado no solo a los vecinos sino también a muchos medellinenses de otras zonas que la tienen identificada y cada año acuden a admirarla y tomarse fotos para c compartir en les redes sociales.

Su gestor actual es Humberto Rendón González, un rionegrero que llegó a Medellín con sus padres en los años cincuenta y quien es el doceavo de una chorrera de hermanos que en total sumaban 22, 11 hombres y 11 mujeres, de los cuales sobreviven 17.

“Cuando mi padre inició esto no existían luces led sino bombillos de 110 (vatios), y como no se tenía plata pa’los de colores, comprábamos pintura y los pintábamos”, recuerda Humberto, que vive en la casa con siete hermanos, todos solteros y de edades muy similares a la suya. Dice que ni él ni sus hermanos se casaron porque trabajaron tanto y hasta tan tarde, que nunca les quedó tiempo de salir a las calles a buscar novias.

Su madre (María Teresa González) ya había muerto cuando empezó la tradición, por lo que ella se perdió la creatividad de su esposo para iluminar y decorar la vivienda con luces, figuras y elementos alusivos a Navidad. Humberto y sus hermanos juraron mantener la costumbre y mejorarla cada año con más luces, nuevas figuras y una decoración más elegante para que no se perdiera el legado del padre, a quien recuerda como un hombre “muy trabajador y amante de los diciembres”.

“Lo que busco cada año, más que un reto, es que quede distinta y que la gente la disfrute”, afirma Humberto, que como sus hermanos, no fuma ni bebe y su única diversión es quererse mucho entre ellos y compartir en familia.

La plata es lo de menos

Pero ¿cuánto les cuesta a los Rendón González tener la casa más iluminada y bonita de la ciudad en diciembre?

Hay quienes les critican el gasto oneroso en el servicio de energía. Humberto responde: “no niego que sí me sube la cuenta unos $300 mil o $400 mil, pero eso no es nada para lo que la gente disfruta y admira la casa, ver las personas entrar, hacerse fotos y expresar que qué belleza es la mejor recompensa para uno”.

En el montaje de cada año se gasta en promedio un millón de pesos, porque gran parte de las figuras e instalaciones se las han enviado sus hermanas del exterior, “y esas son muy finas, algunas las tengo hace 30 años y siguen buenas”. Por demás, entre todos pagan las dos cuentas de servicios que se disparan, la de enero y la de febrero.

El montaje lo inicia en noviembre y siempre está listo el último detalle para la noche del 30, la desmontada demora 15 días y la empieza después del puente de reyes. Todo lo guarda en dos cuartos que tiene reservados para ello en la terraza. La plata que invierte, sin importar si es época de vacas flacas o gordas, es cuestión que resume en una frase: “las cosas no son caras, lo que pasa es que la plata no rinde casi, pero siempre será así”.

El inmueble se decora por fuera y por dentro. En el interior hay decenas de pesebres de diferentes estilos y clases, hay figuras de los reyes magos, de Papá Noel, la Virgen y ángeles y arlequines. En las paredes hay cuadros alusivos a la época y guirnaldas, árboles y decenas de adornos están distribuidos en escalas, cuartos y diferentes espacios. Muchas tienen luces y música, además de trenes en movimiento y hasta nieve artificial.

Quienes visiten Medellín para ver los alumbrados no sobra que se peguen la rodada por “la casa de los Juanchos”, donde se le rinde tributo a la Navidad, “porque la Navidad es color, luces, armonía, diversión y un compartir con la familia y los amigos”, comenta Humberto, un hombre sencillo, quien por estos días tiene encendida la chispa de la Navidad en las cerca de 300 instalaciones y 120 mil bombillas que adornan su casa, el punto 71 para visitar en Medellín en este diciembre .

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