El pasado martes 3 de septiembre los termómetros de Medellín y el área metropolitana marcaron un récord: 32 °C, lo que la convirtió en la temperatura más alta experimentada por los paisas en lo que va corrido del año.
El Sistema de Alerta Temprana de Medellín, Siata, registró esa temperatura acompañada de una baja humedad relativa. “Esa cifra supera el 98 % de los valores que hemos registrado desde que el Siata monitorea el Valle de Aburrá”, explicó Carlos David Hoyos, director del Siata.
Manuela Restrepo, estudiante de Ingeniería, recuerda que ese día en especial tuvo que acompañar a su hermana a una cita médica en el Centro y sintió un calor sofocante. “Ese día sudé como hacía mucho no pasaba. Me sentía como en Montería o Caucasia”, contó la joven.
Su percepción no es errada. Hoyos explicó que el sistema de medición del Siata toma en cuenta los datos de la temperatura del aire y no la radiación directa, por eso a veces la sensación térmica puede ser superior. El pasado 3 de septiembre esa sensación llegó a ser de 36 °C.
Las zonas más calurosas
Según la zona en la que esté ubicado el ciudadano, la percepción de calor puede ser más o menos intensa.
Un estudio llamado “Islas de calor en el área urbana del Valle de Aburrá”, realizado por Alejandro Martínez Osorio, en la Universidad Nacional en 2017, reveló que en la zona céntrica del Valle de Aburrá, la temperatura puede estar incluso cuatro grados por encima del promedio en el resto de la región.
La alta cantidad de edificios, el asentamiento industrial, la menor cantidad de árboles y la circulación de vehículos son los factores que determinan que haya “islas de calor”; es decir, zonas donde la sensación térmica es superior.
“Los meses más calientes del año son marzo-abril y agosto-septiembre (...) Los meses de febrero y octubre son cada vez mas fríos, mientras que abril, julio y diciembre son cada vez más calientes”, se lee en el estudio.
¿Hasta cuándo irá?
El Siata confirmó que la temporada seca terminará en los próximos días, pues ya se acerca la transición a la temporada lluviosa que usualmente tiene lugar entre octubre y noviembre.
Cabe anotar que esta transición —la segunda del año, después de la de marzo y abril— puede ocasionar problemas para la dispersión de partículas contaminantes presentes en el aire .