<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

“Quintero se desnudó: es una ficha en una toma hostil”, dice Alonso Salazar

Alonso Salazar Jaramillo, exalcalde de Medellín, escritor y columnista, autor de libros como “La parábola de Pablo” y “No nacimos pa’ semilla”, se refiere en este texto a las declaraciones de Quintero en las que califica de mafiosos al GEA y a sus contradictores políticos. Artículo de opinión.

  • FOTOS ARCHIVO EC
    FOTOS ARCHIVO EC
  • Esta es la imagen del contrato que firmó Telemedellín con el asesor Angel Becassino, publicado en El Expediente.
    Esta es la imagen del contrato que firmó Telemedellín con el asesor Angel Becassino, publicado en El Expediente.
12 de enero de 2022
bookmark

Daniel Quintero, desde que se posesionó alcalde, empezó a quitarse el disfraz de hombre independiente, de origen humilde, con el que engañó a tantos que le creyeron genuinamente. Pero en el publirreportaje que le publicó la revista Semana, en el que califica de mafioso al Grupo Empresarial Antioqueño (GEA) y repite como propio el libreto de los banqueros Gilinski, terminó de desnudarse.

Sus palabras fueron terribles, pero cada una de ellas fue esclarecedora para quienes tenían dudas: él es una ficha en un juego de fondo que trasciende lo político, en el que, como ya se ve, vienen por mucho más que el poder municipal.

Vamos a ver porque, a parte de los banqueros, son protagonistas principales en esta trama Luis Pérez, con su modelo Luis XV, que agrupa a la mayoría de los grupos liberales y conservadores. Y Gustavo Petro, amigo de larga data de los Gilinski, que cree que Quintero y los Pérez le conseguirán, con sus clientelas, para su carrera presidencial, la mayoría que nunca ha logrado tener en Antioquia.

El alcalde dijo que el GEA, y quienes estamos inconformes con su desgobierno, somos la misma cosa, mafiosos. Él o la “periodista” de Semana que supuestamente escribió este publirreportaje, a sabiendas de la gravedad de lo dicho, no contrapregunta, no pide pruebas; al contrario, trata de explicar, apelando a definiciones, de la RAE, que cartel significa no sé qué, que entonces mafia... En una afrenta contra la región, Semana coincide en calificarnos, a todos los opositores de Quintero, como herederos de Pablo Escobar.

Precisamente desde los tiempos de Escobar no se veía una fuerza que, con tanto poder, se propusiera destruir capital social, histórico y económico de Medellín y Antioquia. Para ello quieren convertir la historia en una gran fake news, al estilo arrevesado de los trumpistas. Así los sectores políticos que normalizaron la corrupción y la desidia —con muchos de ellos con inexplicables riquezas súbitas, con muchas de sus cabezas condenadas por parapolítica, y otros con probadas relaciones con el narcotráfico—, y que ahora gobiernan con el “independiente”, no tienen nada que ver en las crisis de la ciudad de las décadas pasadas. Al contrario, ellos con Quintero al frente, están salvando la ciudad de la mafia empresarial que de todo se ha apropiado y de los sectores políticos que son sus cómplices (lo dicen sin prueba alguna).

Con lo dicho nos hace caer en cuenta de la profundidad del ataque. No se trataba solo, al estilo politiquero, de tomarse el municipio y destruir programas y entidades ejemplares. No, vienen por mucho más, incluidas empresas más significativas de la región. Varias personas y artículos lo habían advertido: lo del alcalde Quintero, contra el GEA, hace parte de una estrategia coordinada con el grupo de banqueros Gilinski y sus aliados Luis Pérez y Gustavo Petro.

Yo dudaba de esa afirmación porque he sido enemigo de pensar en conspiraciones contra los paisas. Pero ya no me quedan dudas: existe un complot. Y caigo en cuenta de que, desde que Quintero regresó de Bogotá, para ser candidato “independiente” a la Alcaldía de Medellín, desplegó una efectista alharaca antiGEA. Fue tan hábil que personas que trabajaron en su campaña no sabían que tenía acuerdos secretos con cuestionados grupos políticos de la región. Y ahora se van enterado, como los demás, que es ficha de los banqueros Gilinski.

Tomas hostiles dieron origen al GEA

Es probable que el alcalde, ignorante de Medellín y su historia, no sepa que el GEA surgió y se consolidó para enfrentar a mafias y a grupos económicos con comportamientos mafiosos. La historia es muy conocida, pero vale la pena repetirla. En los años setenta, del siglo pasado, importantes empresas paisas fueron tomadas por grupos foráneos.

El grupo Santodomingo se tomó a Cervecería Unión, Ardila Lulle se tomó a Coltejer, el de Michelsen Uribe a Cine Colombia... El método, que en su momento denunció Hernán Echavarría Olózaga, como superintendente de Sociedades, era astuto, tramposo: compraban las empresas en la bolsa y, una vez tenían el control, con los recursos de las empresas tomadas se reembolsaban de una la inversión. No fueron hechos intrascendentes, esas empresas dejaron de ser significativas para la región y algunas se han disuelto, integradas a grandes transnacionales.

En ese momento, los directivos de tres compañías —Suramericana de Seguros, Nacional de Chocolates y Argos— para defenderse de las tomas configuraron el sistema de propiedad cruzada, también llamado enroque, que dio origen al GEA. Esta estructura empresarial también fue útil para defenderse de las tomas que pretendieron capitales ligados al narcotráfico y a especuladores financieros (pero ese es otro capítulo de la historia).

Y, digámoslo de una vez, para los argumentos que quieren desviar la esencia de la discusión, el GEA es un gran grupo capitalista, no exento de pecados y tiene un banco del cual soy un cliente quejoso. Argos una de las empresas del GEA ha sido multada por comportamientos en el mercado y ha tenido problemas con comunidades por compra de tierras en zonas de conflicto, que hasta donde conozco, ha tratado de reparar. Pero voy a la otra cara de la moneda. El GEA se creció bajo la batuta de Nicanor Restrepo Santamaría en los años noventa y consolidó su internacionalización con José Alberto Vélez y Carlos Enrique Piedrahíta.

Hoy en día tienen presencia en más de 70 países, genera más del 5% del PIB colombiano y más de 100.000 empleos. Restrepo Santamaría, de quien me gusta recordar que estuvo comprometido con todos los procesos de paz hasta su muerte, le dio características peculiares a las empresas del GEA.

Y quiero resaltar tres aspectos de esa singularidad:

1. Decidieron en los momentos más difíciles mantener sus matrices, el manejo de sus operaciones, en Medellín. No tengo una cifra para mostrar lo que esto implica, pero Medellín perdería mucho, en diversos sentidos, si esas administraciones se trasladaran.

2. Se consolidaron como empresas sin convertirse en propiedad de una familia como lo son la mayoría de los grandes grupos económicos de Colombia, que llevan como nombre el apellido de los propietarios. Ni Nicanor Restrepo —que no era dueño, sino administrador, o mayordomo como le gustaba definirse—, ni las personas que formó, aprovecharon su rol para quedar de dueños de las empresas.

3. Desde hace años, desde los tiempos de Bazarte y la Cinemateca El Subterráneo —que recordamos los que estamos más viejos— en épocas en que Medellín se ensombrecía con la arrogancia de los matones, se comprometieron con la cultura y el desarrollo de organizaciones comunitarias en una noción de filantropía moderna. Practica que le reconocieron recientemente a Sura decenas de instituciones y personas de la cultura de todo el espectro social en una elogiosa carta pública.

Trasescena y métodos

Gustavo Petro parece que quiere acabar con este capitalismo imperfecto, pero con virtudes del GEA, para privilegiar a estos banqueros que operan en países laxos desde el punto de vista tributario, y están aliados con fondos árabes, cuyas intenciones son inciertas y sus métodos cuestionables.

Daniel Coronel, en una columna reciente, describe métodos y apoyos tramposos que los banqueros Gilinski estarían utilizando en su propósito de tomarse el GEA: Una abogada de sus juntas camuflada como accionista minoritaria, utilizan los medios para presentarse como banqueros que salvaran pequeños accionistas; el presidente Duque ha manipulado los tiempos de la Opa a su favor; constituyeron una empresa de un millón de pesos para ofertar por dos empresas, Nutresa y Sura, que valen varios billones.

Eso es normal, digo yo, porque la transparencia no parece ser una virtud de estos banqueros. Hay una acusación inquietante hecha, hace tiempo, por la exdirectora de la Dian, Fanny Kertzman, en una columna que narra una historia oscura de relaciones de Gustavo Petro y los Gilinski. (https://www.las2orillas.co/el-verdadero-origen-de-la-relacion-gilinski-gustavo-petro/).

Como ustedes saben, a propósito de una negociación empresarial, se dio una ofensiva de los Gilinski contra el GEA, con estrategia mediática y política, que llegó incluso a los estrados judiciales sin que ninguna de las partes fuese declarada culpable de algo. Petro hizo parte de esa ofensiva. Kertzman asegura que el debate que Petro organizó como congresista contra el GEA fue pagado por los Gilinski. Petro dijo que era mentira y que entablaría una acción penal, pero, que se sepa, hasta el momento no la ha entablado. De todas maneras, como se ha publicado en diferentes medios, Petro ha contado con su apoyo financiero; y han compartido —Petro y los Gilinski— asesores a lo largo de estos años. Es curioso, o más bien obvio, uno de ellos, Ángel Becassino, especialista en campañas, también le da ahora consejos al alcalde Quintero. Copia del contrato, suscrito a través de Telemedellín fue publicado en: https://elexpediente.co/angel-becassino-el-viejo-asesor-de-los-gilinsky-contra-el-gea-hoy-es-el-principal-asesor-de-daniel-quintero/). (Ver facsímil).

Son amantes de las ruinas

Luis Pérez literalmente odia al GEA desde el tiempo en que Nicanor Restrepo se negó a reconocer cualquier validez a su liderazgo. Pérez, burócrata de profesión, había ocupado puestos varios, como cuota de César Pérez García, el dirigente liberal condenado por la masacre de Segovia. Cuando Pérez se lanzó por segunda vez como candidato a la Alcaldía de Medellín, Restrepo, alarmado, apoyó la candidatura del magistrado Jaime Arrubla Paucar. Fracasaron y Pérez ganó la alcaldía.

Luis Pérez terminó de arruinar la política tradicional en Antioquia. Hay historias conocidas pero imposibles de obviar. Se hizo célebre porque entre la gente corrió el rumor de que ya no cobraba el 10 sino el 15 de porcentaje para otorgar el contrato de una obra pública, de ahí el apelativo de Luis XV.

Y la compra de una vajilla de 100 millones de pesos en el 2002, que ordenó en EPM, se convirtió en el símbolo de su modelo de corrupción. Pérez es tal vez el único alcalde que, antes de su discípulo Quintero, se esforzó por saltarse abiertamente las normas de contratación en EPM, que viajó para encontrar contratistas con los cuales negociar directamente lo que se debía contratar en licitaciones públicas. En eso no tuvo éxito. No logró la ruina de EPM, porque la ciudadanía de Medellín se levantó en defensa de su empresa. Pero ha perseverado en su propósito, a través de Quintero, que ha estado a punto de lograrlo.

Pero Pérez obtuvo éxito al lograr que su Modelo Luis XV se convirtiera en paradigma de casi todos los sectores de conservadores y liberales. Quintero ha resultado ser, en algunos aspectos, su discípulo aventajado. Pero su arrogancia lo lleva a la incontinencia verbal, y termina confesando, “sin querer queriendo”, sus propósitos más oscuros y al servicio de quién está.

Hay cosas que ni el dinero, ni los twitteros de bodega, ni Semana pueden limpiar. De todas maneras, es difícil que Petro logre los votos que quiere atacando de frente a Antioquia; ya no es probable que unos banqueros y fondos árabes queden en nuestra memoria como defensores de pequeños accionistas del GEA; que Luis Pérez se vea como un empresario que se enriqueció con ideas novedosas; ni que a Quintero se le borre la mancha de haber actuado como enemigo de Medellín para beneficio de otros.

Lo dicho, Quintero ha logrado despertar una generalizada indignación ciudadana que no se veía hace tiempo en Medellín. La iniciativa de la revocatoria ha vencido los primeros obstáculos jurídicos. Él no se va a quedar quieto pero la iniciativa es democrática y él le ha dado plena justificación. Múltiples formas de control y oposición ciudadana se están fortaleciendo para salvar a Medellín, hay que apoyarlas.

Te puede interesar

Las más leídas

Regístrate al newsletter