Los aficionados al uso de la pólvora en Medellín rechazaron una vez más la invitación de las autoridades a celebrar sin prender elementos explosivos. El primer amanecer de diciembre llegó entre detonaciones en los barrios, con saldo de 15 personas quemadas, además de tres heridos con balas perdidas, una de ellos con muerte cerebral.
En los demás municipios de Antioquia se registraron cuatro casos de lesionados por pólvora, reportados por las autoridades locales en Bello, Itagüí y Copacabana a la gerente de Salud Pública de la Gobernación de Antioquia, Zulma del Campo Tabares. En el caso atendido en Itagüí un mayor de 18 años sufrió la amputación de dos dedos de la mano derecha. Del total dos casos implicaron a menores de edad, subrayó la funcionaria.
Según el vicealcalde de Salud de Medellín, Juan Carlos Giraldo, las comunas 9-Buenos Aires, 10-La Candelaria y 13-San Javier fueron las que más incidentes registraron en la ciudad. Entre los quemados hay cinco menores de edad, dos adultos sufrieron amputaciones manipulando tacos y papeletas.
“Esta es una deformidad cultural arraigada en el área metropolitana y el oriente cercano”, señaló el funcionario.
También los disparos al aire volvieron a sonar en la celebración. Uno bastó, según el vicealcalde de Gobernabilidad y Seguridad, Luis Fernando Suárez, para acabar con la vida de Jimmy Alberto Trespalacios, de 19 años, alcanzado por una bala en el cráneo cuando estaba en el sector del parque Montecarlo, en Manrique. En el mismo barrio resultó herido en el abdomen un hombre de 32 años, mientras que en un caso semejante ocurrido en Aranjuez, un joven de 25 años fue herido en la espalda.
Todos fueron atendidos en el Hospital San Vicente Fundación y ayer en la mañana ya se conocía que en el primer caso los especialistas habían declarado el estado de muerte cerebral.
El vicealcalde Suárez ofreció recompensa hasta de 10 millones de pesos por información que permita dar con los responsables de los disparos en medio de la celebración por la llegada de diciembre.
Uno de los casos más tristes se conoció en la Unidad Hospitalaria de Buenos Aires, donde ingresó una niña afectada por un artefacto explosivo mientras caminaba con su mamá, de 22 años, por una calle del barrio La Sierra. Se teme que pierda la visión de un ojo.