Por Agencia Sinc / Antonio Villareal
Ingenieros y neurocientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) crearon una prótesis de rodilla biónica que se integra directamente en los tejidos musculares y en los huesos de personas con amputación por encima de la rodilla.
Esta tecnología, denominada prótesis mecanoneural osteointegrada (OMP, por sus siglas en inglés), ha demostrado en un estudio clínico que permite recuperar una movilidad más ágil, precisa y natural que las prótesis tradicionales, a la vez que mejora la percepción corporal del usuario.
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Los resultados del ensayo, publicados esta semana en la revista Science, muestran que las personas que utilizaron esta nueva prótesis pudieron superar obstáculos, subir escaleras, realizar maniobras rápidas o transiciones cotidianas como sentarse y levantarse con mayor facilidad que quienes llevaban prótesis tradicionales. Además, reportaron una sensación notablemente mayor de que la prótesis formaba parte de su propio cuerpo.
¿Cómo funciona la rodilla biónica?
A diferencia de las prótesis habituales, que se apoyan en un encaje externo, este nuevo dispositivo se ancla directamente al hueso mediante un implante de titanio y se conecta a los músculos mediante electrodos implantados. El sistema recoge señales neuromusculares que luego son interpretadas por un controlador robótico para mover la prótesis de forma dinámica, adaptándose a la intención del usuario. La clave está en una técnica quirúrgica desarrollada por el equipo del MIT, llamada interfaz mioneuronal agonista-antagonista, que reconfigura la musculatura residual para que pueda enviar y recibir información tal como lo hacía antes de la amputación.
“Una prótesis integrada en el tejido no es simplemente una herramienta externa, sino una extensión funcional del cuerpo”, explica Hugh Herr, líder del equipo de investigación, profesor en el MIT y codirector del Centro K. Lisa Yang para la Biónica. “Cuanto más estrecha es esa integración, más el usuario percibe la prótesis como parte de sí mismo”.
La investigación incluyó a dos personas que habían sido amputadas por encima de la rodilla y que utilizaron el sistema OMP. También estuvieron otros 15 participantes con distintos niveles de tecnología protésica previa. Las pruebas de movilidad y percepción corporal mostraron que quienes llevaban la prótesis biónica mejoraron notablemente tanto en rendimiento físico como en lo que los investigadores denominan embodiment, es decir, la sensación de que la extremidad artificial pertenece al propio cuerpo. Durante el estudio, estas personas afirmaron sentir que tenían dos piernas, que controlaban directamente la prótesis y que esta formaba parte de su esquema corporal.
A lo largo del último siglo, las prótesis han avanzado en aspectos mecánicos pero han dejado de lado elementos esenciales del movimiento humano, como la retroalimentación sensorial y la versatilidad del control motor. Aunque algunos modelos modernos permiten caminar de forma repetitiva, siguen siendo insuficientes para tareas complejas o cambios de marcha y equilibrio, lo que limita considerablemente la autonomía de los usuarios. El nuevo enfoque desarrollado en el MIT aspira a superar estas limitaciones mediante una integración profunda entre la tecnología y la fisiología humana.
Aunque el sistema todavía necesita ensayos más amplios para obtener la aprobación de la agencia reguladora estadounidense (FDA), los autores consideran que podría representar un cambio de paradigma en el diseño y uso de prótesis.
Según las previsiones del equipo del MIT, el sistema completo podría estar disponible comercialmente en un plazo de cinco años, una vez superadas las fases clínicas y regulatorias.