Poco tiempo después de haber iniciado la vacunación contra covid-19, fueron populares los titulares que anunciaban que el biológico elaborado por la Universidad de Oxford, Reino Unido (AstraZeneca) estaba provocando algunos casos de trombosis.
Fueron muy pocos los ocurridos y extremadamente raros (aún siguen siendo el 0,00034 % de los vacunados, de acuerdo con datos de la Sociedad Española de Epidemiología).
Pese a que la vacuna sigue siendo segura, es muy efectiva y es baja la frecuencia de este tipo de efectos, los científicos se dieron a la tarea de investigar qué podría haber estado pasando.
Conformé avanzó la teoría, se puso de manifiesto una posible explicación: un mecanismo impulsado por una reacción inmune errante (equivocada).
Una de las investigaciones, compartida en The New England Journal of Medicine, encontró que los pacientes que presentaban esta reacción tenían anticuerpos inusuales que desencadenan reacciones de coagulación, “consumen” las plaquetas del cuerpo y pueden bloquear los vasos sanguíneos.
¿Qué pasa exactamente?
Los síntomas se asemejan a una reacción rara al fármaco heparina, llamada trombocitopenia inducida por heparina (HIT).
Por ella el sistema inmunológico produce anticuerpos contra un complejo de heparina y una proteína llamada factor plaquetario 4 (PF4), lo que provoca que las plaquetas formen coágulos peligrosos.
Por su parte, AstraZeneca es una vacuna que utiliza un adenovirus (virus tipo ADN) para transportar el material genético que motiva a las células humanas a producir la proteína de espícula del SARS-CoV-2.
Entre los 50 mil millones de partículas de virus en cada dosis, algunas pueden romperse y liberar su ADN, explican.