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Los daños de la pólvora (hasta en el aire que respiramos)

Daños físicos, ambientales y hasta al aire que respiramos. No hay nada positivo en quemar pirotecnia.

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23 de diciembre de 2020
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A comienzos de este año, en Amalfi, Antioquia, un pájaro color azul verdoso, de pico amarillo y anaranjado, de extensas patas y dedos larguísimos se asustó tanto con la pólvora que al volar sin sentido se golpeó y se fracturó una de sus patas. La herida fue tan grave que esta Tingua Azul o gallineta morada como también se le conoce, no sobrevivió a pesar de los esfuerzos médicos de los equipos de fauna silvestre del Área Metropolitana, Corantioquia y la Universidad Ces.

Otra historia triste, que tiene que ver con animales, es la de una llama con más de cinco meses de gestación que en diciembre de 2014, en el antiguo Zoológico Santa Fe, hoy Parque de la Conservación, perdió a su cría, por el sobresalto que provocó en ella los estallidos de totes, voladores y chorrillos.

Y si no le gustan los animales y estos casos no le conmueven, quizá si recuerda a la niña de 7 años que en diciembre de 2019 en el barrio El Picacho, noroccidente de Medellín, observaba a otros manipular pólvora y sufrió quemaduras en los brazos y el tronco tras ser alcanzada por las chispas de un dispositivo conocido como pito. Esa niña pudo haber sido su hija, su hermana, su sobrina, su amiga, su nieta y pasó la navidad en un hospital por cuenta de quienes aún ven la pólvora como un signo de diversión.

Peligrosa para todos

Son cientos los casos de personas que año tras año tienen afectaciones físicas por la manipulación o cercanía de alguien que use pólvora en esta época decembrina.

Y si aún sigue creyendo que esto no es con usted y que la pólvora no le afecta (ver Paréntesis), Oscar Mesa Sánchez, profesor titular de la Facultad de Minas y el Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Universidad Nacional, le recuerda que ese aire que respiró en la madrugada del 1 de diciembre tenía, según el reporte del Sistema de Alertas Tempranas de Medellín y el Valle de Aburrá (Siata), altos niveles de PM2.5 (Material Particulado menor a 2.5 micras), gracias a la pólvora que se quemó esa noche. “El material particulado es demasiado pequeño y con solo respirarlo puede entrar a los pulmones y hasta en ocasiones, las partículas más diminutas pueden entrar al torrente sanguíneo y tener claros efectos nocivos para la salud, no solo enfermedades respiratorias, sino cardiovasculares”, dijo el profesor. Ese aire se respiró esa noche y es el que puede estar respirando ahora.

Hay más: Juliana Quintero Aguirre, toxicóloga clínica del Hospital San Vicente Fundación (HSVF) aclara que la pólvora no es única, “es una mezcla de varios componentes y de acuerdo a los colores que genera hay diferentes compuestos, entonces los amarillos tienen sales de sodio, los naranjados sales de hierro, los verdes tienen bario, los rojos estroncio, los blancos aluminio... son una cantidad de componentes tóxicos que dependiendo de eso cada uno tendrá manifestaciones clínicas diferentes cuando una persona llega quemada o intoxicada a una clínica”.

Para detallar los efectos de la pólvora en el medio ambiente, en el ecosistema y en los humanos, un grupo de profesionales explica con detenimiento qué pasa cuando usted la quema o manipula, así sea el tote más pequeño. Si quiere empezar a generar un cambio en su entorno la invitación es a que estas fiestas decembrinas no lo haga, ni permita que su ambiente circundante festeje de esa manera

Todo lo que afecta

1. La calidad del aire y lluvia ácida

Juliana Quintero Aguirre, toxicóloga del HSVF, explica que hay agentes comunes en todos los productos que tienen pólvora, como nitrato de potasio, carbón y azufre en diferentes concentraciones. Hilda Palacio, docente de Ecología de la Universidad Ces, detalla que el aire se contamina al quemar pólvora, porque se generan monóxido de carbono y las ya mencionadas partículas PM2.5., “asociado a esa pirotecnia hay otros químicos que son los que dan los colores, sustancias supremamente contaminantes y algunos metales pesados: arsénico, cromo, cobre, níquel y selenio”. Estos pueden generar problemas con solo respirarlos, “enfermedades respiratorias y complicaciones cardiacas”, dice la toxicóloga. Hay otro problema, la lluvia ácida. El Ideam la define como una “lluvia contaminada, cuando los óxidos de azufre y de nitrógeno intervienen en la química de la atmósfera y en su equilibrio causando que el PH de la lluvia disminuya”, y esto produce efectos negativos sobre ecosistemas acuáticos y terrestres, afectando árboles, plantas y cultivos, acidificando lagos y ríos y deteriorando edificaciones y demás infraestructura física”.

2. Fauna doméstica y silvestre
El sistema auditivo de perros y gatos es de cinco a siete veces más sensible que el de los humanos, imagine que ellos escuchan las explosiones de la pólvora multiplicado por cinco. Andrés Mauricio Valencia Hincapié, zootecnista, adiestrador canino y etólogo, explica que esto afecta el sistema nervioso central de estos animales: “aumenta el ritmo cardiaco, de la respiración, la salivación, el jadeo excesivo en los perros, y en general bastante desorientación y nervios”. Desde Corantioquia añaden que los silvestres sufren con las explosiones y la iluminación antinatural los asusta y les genera altos niveles de estrés, “lo que provoca que huyan y, en su carrera, choquen contra cables de energía eléctrica y edificaciones o sean fácilmente atropellados en las vías”.

Algunas de las especies de fauna más afectadas con la pólvora son búhos, gallina ciega y otras aves nocturnas, “de las cuales, con alguna frecuencia, se registran muertes por esta causa”, dicen desde la entidad. Entre otras especies también se cuentan pequeños mamíferos como murciélagos, ardillas, zarigüeyas y marmotas. Infartos, quemaduras, sorderas y cuerpos reventados por las ondas explosivas son parte de los efectos más comunes de la pólvora sobre la fauna. Jorge Aubad Echeverri, director del Parque de la Conservación, explica que allí los animales están en monitoreo y seguimiento permanente, “cada individuo actúa bajo el pánico y eso conlleva diferentes reacciones y ninguna positiva”.

3. Intoxicaciones

Estas se dan por ingerir accidentalmente cualquier pieza (especialmente los niños) o simplemente llevarse las manos a la boca cuando están contaminadas de cualquier químico al manipular la pólvora. La toxicóloga clínica María Antonia Noguera Rojas cuenta que las intoxicaciones más comunes que ha tratado tienen que ver con el consumo de totes. “Uno de sus componentes es el fósforo blanco, al ingerirlo se absorbe muy rápido por el tracto gastrointestinal, es corrosivo, como si quemara por dentro. Si alguien se intoxica con este tipo de sustancias puede presentar cuadros de náuseas, vómitos, dolor abdominal, hemorragias y fallas hepáticas agudas que pueden ser fulminantes y causar la muerte”. La doctora Quintero añade que “además de problemas con el hígado y los riñones, también se extiende al sistema nervioso central y al corazón. Todo dependerá de las composiciones químicas de estos compuestos. Intoxicarse con pólvora implicará complicaciones agudas y muerte, pero si la persona sobrevive llevará a que tenga problemas de salud a largo plazo”.

4. Quemaduras
Detallan desde el HSVF cómo no solo se quema la piel, también una persona se puede lesionar por dentro con solo respirar de cerca el humo que se da con la quema de pólvora, “lo que usan para la propulsión del cohete, por ejemplo, se llama perclorato de sodio, y es supremamente oxidante y puede generar una quemadura del tracto respiratorio, dificultad para respirar, generar problemas agudos e incluso mortalidad”, cuenta Quintero. En cuanto a quemaduras externas, la doctora Noguera especifica que pueden darse no solo en extremidades, también en retina y cornea y hacer que la gente quede ciega o con problemas graves de visión. Hidalgo Vélez, cirujano plástico del HSVF y líder de la unidad de quemados de dicho hospital, describe que las quemaduras se clasifican por la profundidad y extensión y “habrá pacientes que requieran hasta manejo quirúrgico, injertos de piel u otro tipo de cirugía reconstructiva”. Otro punto que aclaran los profesionales es que, además de las quemaduras, están las secuelas a largo plazo: “cicatrices deformantes u otro tipo de alteraciones como las amputaciones que pueden llegar a afectar la funcionabilidad de los pacientes”, concluye Vélez.



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