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Ya las redes sociales son la principal herramienta de difusión de contenido político, así quedó demostrado en 2022. Un tsunami de noticias cuestionables inundó Twitter, Facebook, TikTok y YouTube y los activistas democráticos acusaron a las plataformas de hacer poco para combatir esa práctica.
En todo el mundo la información engañosa y la desinformación suelen desatarse en las campañas electorales, erosionando la confianza en las instituciones democráticas y, a veces, generando caos cuando se trata de manipular de resultados.
Y en este fenómeno se cruzan varios elementos: las ideologías polarizantes, las brechas educativas y la efectividad de las redes para difundir mensajes en cuestión de segundo.
“El problema realmente es la alfabetización mediática. Incluso quienes afirman que pueden distinguir la desinformación, en realidad no pueden”, dijo Rachel Khan, de la alianza de comprobación de hechos Tsek.ph.
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El caso estadounidense
Desafiando predicciones generalizadas de una “ola roja” republicana en las elecciones de mitad de mandato de noviembre en Estados Unidos, varios candidatos del ala de Donald Trump perdieron. Los observadores apuntan a que la continua negativa del expresidente y sus aliados a aceptar el resultado electoral de 2020 pudo haber desalentado a los votantes.
Los líderes y simpatizantes republicanos “parecen estar aceptando que el recurrir a teorías conspirativas llevó a una mala selección de candidatos, a una movilización ineficaz de los votantes, al cinismo y a otros muchos males”, declaró a la prensa internacional Mike Caulfield, investigador de la Universidad de Washington.
El caso brasileño
Del mismo modo, las elecciones brasileñas, que tuvieron una tensa segunda vuelta a finales de octubre, estuvieron inundadas de desinformación. El presidente saliente, el ultraderechista Jair Bolsonaro, se hizo eco de las acusaciones de fraude electoral. Bolsonaro perdió la reelección a manos del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva y, a pesar de las continuas críticas de Bolsonaro al sistema electoral, las encuestas mostraron que en líneas generales la ciudadanía confía en la institucionalidad.
¿También Israel?
El partido de Benjamin Netanyahu, Likud, lanzó una campaña denominada “detener el robo” apenas se convocó a esas elecciones. “El Likud impulsaba la teoría de la conspiración de que las elecciones están amañadas, de que el comité electoral central de Israel está controlado por el Estado profundo”, dijo Achiya Schatz, director del grupo de vigilancia de la desinformación FakeReporter.
Netanyahu ganó y sus acusaciones se desvanecieron, al punto de recuperar el poder tras 14 meses en la oposición.
Ahora también Filipinas
En los comicios presidenciales de mayo en Filipinas, la desinformación relacionada con las elecciones alcanzó niveles “sin precedentes”, según Rachel Khan.
El aumento de verificación de los hechos (fact-checking) en comparación con elecciones anteriores no pudo controlar la desinformación, centrada principalmente en los dos principales candidatos, Ferdinand Marcos, que ganó holgadamente, y Leni Robredo.