Ya las redes sociales son la principal herramienta de difusión de contenido político, así quedó demostrado en 2022. Un tsunami de noticias cuestionables inundó Twitter, Facebook, TikTok y YouTube y los activistas democráticos acusaron a las plataformas de hacer poco para combatir esa práctica.
En todo el mundo la información engañosa y la desinformación suelen desatarse en las campañas electorales, erosionando la confianza en las instituciones democráticas y, a veces, generando caos cuando se trata de manipular de resultados.
Y en este fenómeno se cruzan varios elementos: las ideologías polarizantes, las brechas educativas y la efectividad de las redes para difundir mensajes en cuestión de segundo.
“El problema realmente es la alfabetización mediática. Incluso quienes afirman que pueden distinguir la desinformación, en realidad no pueden”, dijo Rachel Khan, de la alianza de comprobación de hechos Tsek.ph.
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El caso estadounidense
Desafiando predicciones generalizadas de una “ola roja” republicana en las elecciones de mitad de mandato de noviembre en Estados Unidos, varios candidatos del ala de Donald Trump perdieron. Los observadores apuntan a que la continua negativa del expresidente y sus aliados a aceptar el resultado electoral de 2020 pudo haber desalentado a los votantes.
Los líderes y simpatizantes republicanos “parecen estar aceptando que el recurrir a teorías conspirativas llevó a una mala selección de candidatos, a una movilización ineficaz de los votantes, al cinismo y a otros muchos males”, declaró a la prensa internacional Mike Caulfield, investigador de la Universidad de Washington.