“Usted me puede decir: quiero la Venus de Milo, la Mona Lisa o un Botero. Y se lo consigo”. Dice Jaime Buitrago, quien ha subsistido con la venta de cuadros, lo mismo que sus hermanos, con quienes ha tenido un puesto estacionario en Junín.
Bodegones, desnudos, paisajes, animales, religiosos, abstractos... Diversos temas están en su catálogo, un grueso fólder lleno de fotografías plastificadas de obras de arte clásico y contemporáneo, originales y reproducciones.
¿Que si las reproducciones y las copias son arte? “Sí lo son. El valor de la copia está en que por más que intente imitar a un original, no queda como el original. El copiar puede ser considerado como una reinterpretación del objeto original. Sí es arte”. Es lo que considera Mauricio Hincapié, coordinador de la Colección de Artes del Museo de la Universidad de Antioquia.
Sin embargo, Álvaro Morales, abogado y director de la Casa Museo Pedro Nel Gómez, dice que en el caso de las reproducciones, si son de obras de más de 80 años de haber sido creadas, no tienen problemas de derechos de autor. Considera que las reproducciones de las obras de Botero, por ejemplo, como no son autorizadas por el autor, podrían tocar terrenos de ilegalidad, si el autor llegara a considerar que tales piezas pueden ir en detrimento moral de su obra.
Cuando es temprano, antes de las once, Jaime Buitrago se detiene a conversar un rato con Federico Vargas, un colega suyo que atiende en su kiosco, situado en Carabobo, entre Ayacucho y Colombia.
Se sientan a charlar en el fondo de ese cubículo tapado por dos costados con pinturas, con la puerta abierta.
Si son desnudos, se los encargan a Hernán Apasa, un artista peruano, mencionan.
—También vendemos obras de los maestros Rivilla, Belarmino, Alarcón, Roca...
—De Germán Vieco. Un gran costumbrista —añade Vargas.
Un óleo de una obra de arte abstracto, indica el vendedor estacionario, cuesta unos 150.000 pesos, en el bastidor.
—Aunque eso depende del artista. Lo mismo uno de figura humana o de un caballo —explica el otro.
—Los artistas crean lo propio, ¿bien? O reproducen lo que sea en tres días, máximo. Una obra de arte de figuras más bien geométricas, es más rápido: usted la pide por la mañana y se la entregamos por la tarde.
¿Estas obras encargadas y repetitivas son arte? “No. No lo son. Esas obras están situadas en ese límite o transición entre el arte y la artesanía. No solo las reproducciones, sino también esas obras que se producen y distribuyen de manera adocenada. Cuando una persona aprende una técnica y produce cantidades de cuadros de margaritas, de caballos, de bodegones... El que aprendió a pintar una olla de barro sobre un mantel de cuadros y lo repite numerosas veces, eso no es arte. Es artesanía. Porque la artesanía no comporta creatividad, sino repetición”, afirma Martha Lucía Villafañe, directora del Museo Juan del Corral, quien considera que el aporte de esta mercancía es que contribuye a decorar las casas y otros espacios.