A Medellín llegan todos, pero luego no se despide ninguno. Es como si cada género musical que entra se quedara atrapado entre las montañas de un valle sin retorno.
Si usted va a la Nueva Villa de Aburrá le dirán que la ciudad les suena a rock; si pasa por el Boulevard de la 70, le dirán que a salsa, vallenato o merengue; en el Centro todavía resisten un par de bares de tango; mientras que en la zona rosa, sigue tomando fuerza el reguetón.
Es así como el festival de rock Altavoz cumplió quince años, mientras que la celebración anual del tango va en su edición número once. Aunque la salsa pegó con fuerza hasta los años 90, hace 22 años el género dice presente con el Medejazz, o los 32 años de una emisora purista del ritmo como Latina Estéreo.
El porqué se volvieron importantes para Medellín al menos cinco géneros musicales de todos los que han echado raíz, es un asunto que averiguamos con expertos en cada uno ellos.
EL COLOMBIANO repasa brevemente la llegada del tango, rock, reguetón, salsa y vallenato a la ciudad, y el motivo por el cual los paisas los tomaron como propios.
Cuando salimos a visitar los lugares donde suena cada género, la opinión generalizada de la gente fue que para disfrutar de la música es mejor salir a la calle, pese a la tecnología que permite hoy en día escuchar cualquier canción desde la comodidad de la casa.
“La ciudad no se matricula en ninguna tendencia, hay cabida para metal, punk, jazz. Y salir a un lugar para escucharlo es también buscar el encuentro con otras personas, compartir experiencias y dejarse sorprender musicalmente”, dice Álex Cardona desde el ecléctico bar Casa de Asterión.
El habitual bailador de salsa en Son Havana, Jhon Vieco, dice que si no fuera por la fidelidad que le guarda a este sitio, no habría conocido, durante las presentaciones en vivo del lugar, a músicos que han tocado junto a grandes artistas de la salsa.
Edilma Mejía, desde una mesa en un rincón del bar tanguero Homero Manzi, no deja de asombrarse cada semana al descubrir entre el público de su amado lugar, a decenas de veinteañeros que como ella disfrutan del ritmo importado desde el Río de La Plata.
La tradición por adoptar géneros musicales ha sido una constante entrega de las llaves de la ciudad. Las puertas siempre están abiertas .