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Consejos para viajar al extranjero y no “boletearse” en el intento

  • Hinchas colombianos en el Mundial de Rusia 2018. FOTO EFE
    Hinchas colombianos en el Mundial de Rusia 2018. FOTO EFE
20 de junio de 2018
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Atarbanes, ordinarios, chambones, mañés o maleducados: los colombianos, con la tricolor puesta, hicimos el oso en el Mundial de Rusia 2018, y no precisamente por el desastroso debut de la selección en el partido ante Japón.

Los videos ya le dieron la vuelta a Colombia e incluso fueron replicados por otros medios de habla hispana, como El País de España y las agencias de prensa internacional.

Lea aquí: Avianca despide al empleado que ingresó licor a estadio del Mundial

En uno, cuatro paisas alardean de haber burlado la seguridad del estadio de Saransk mientras toman aguardiente camuflado en lo que aparentemente son unos simples binoculares. En el otro, el colombiano Guillermo Cárdenas incita a una japonesa a repetir frases denigrantes —sin que esta, que no sabe una jota de español, se dé siquiera por enterada—.

A los del “guaro encaletado” el chiste casi les cuesta un ojo de la cara: la aerolínea Avianca anunció esta mañana que uno de sus empleados —no sabemos cómo se llama ni qué cargo ocupaba en la compañía— fue despedido a raíz del escándalo. Cárdenas, por su parte, dio la cara a los medios y ofreció disculpas públicas en una entrevista en La W.

Siga leyendo: El indignante video del colombiano que ofendió a una japonesa en Rusia

El castigo de la FIFA fue ejemplar: a todos les cancelaron el código Fan ID y no podrán entrar a ninguno de los estadios del Mundial. Y a eso súmele la culpa de haber mancillado el honor de la camiseta amarilla al otro lado del charco —y el escarmiento de las redes sociales—.

Aunque las normas de urbanidad las aprendemos desde el colegio y son casi universales, a los colombianos parece faltarnos un recorderis de lo que es ser buenos ciudadanos, aquí y en el extranjero.

El Manifiesto del Viajero Responsable de la Fundación InterMundial, el Instituto para el Turismo Responsable (RTI) y la ong Biosphere recogió en 2017 varios consejos para que viaje por el mundo sin hacer el oso —y sin incomodar a los locales—:

Fomenta el desarrollo local del destino consumiendo productos y servicios locales

“Apoya el emprendimiento local consumiendo productos o servicios que se produzcan en el destino y cuyos beneficios directos e indirectos sean repartidos transversalmente y favorezcan a los grupos más vulnerables. Asimismo, cuando adquieras cualquier bien o servicio, compra solo lo que realmente necesites y hazlo a un precio justo para no desestabilizar la economía local ni las condiciones de vida de los propietarios o empleados de los negocios locales”, dice el manifiesto.

Para resumirlo: compre local y no sea cansón con la rebaja. Pague lo que es justo por los productos y deje de llevar leña al monte. ¿Para qué llevar aguardiente a Rusia si puede tomar vodka y probar otros licores de la región? (Sobra decir que en los estadios está prohibido ingresar cualquier bebida alcohólica).

Comparte y aprende sobre tu comunidad de acogida, respetando sus valores y tradiciones

“Aprende, siempre que sea posible, sobre los aspectos culturales del destino que visitas (costumbres, gastronomía, idiomas o dialectos, tradiciones, patrimonio...). Asimismo, asegúrate de conocer sus normas sociales para evitar comportamientos que puedan resultar ofensivos o humillantes para tu comunidad de acogida. Del mismo modo, sé un ejemplo de tolerancia creando oportunidades de aprendizaje mutuo con los locales y otros viajeros, evitando situaciones conflictivas o indeseadas”, dice el manual del buen viajero.

Es decir, no hagas lo que hicieron los colombianos en Rusia: ni infrinjas las normas locales ni irrespetes a los otros.

Contribuye a la conservación, protección y regeneración de ecosistemas acuáticos y terrestres del destino

El Manifiesto del Viajero Responsable recomienda: “Disfruta solo de productos, servicios y experiencias que garanticen la explotación sostenible de los recursos acuáticos y terrestres del destino y que respeten el hábitat natural de la fauna y flora autóctona o foránea, evitando el maltrato animal o la destrucción del entorno. De igual modo, adopta una conducta responsable, evitando la generación de residuos, y colabora con los programas de saneamiento y limpieza realizados en el destino para evitar el deterioro de espacios naturales y mantener la biodiversidad”.

Y no es sólo en los espacios verdes o naturales. Los japoneses son expertos en dejar como una tacita de plata los estadios donde juega su selección.

Respeta la diversidad y no fomentes o participes en actividades discriminatorias

“Respeta la diversidad y no fomentes o participes en actividades discriminatorias Favorece la eliminación de barreras que limiten la integración de las personas por motivos de género, origen, religión, orientación sexual, situación económica u otra condición; evitando lenguajes sexistas, comentarios ofensivos o el uso de etiquetas que contribuyan a estereotipar negativamente a estos colectivos”, dice el manifiesto.

¿Recuerdan la “chucha japonesa” de la comediante Alejandra Azcárate en un vuelo internacional? Es todo lo que no debe hacer un viajero.

Favorece la sostenibilidad del patrimonio y de las infraestructuras del destino

El manifiesto dice: “Presta especial atención en reconocer cómo está gestionado el destino y las infraestructuras que lo componen (edificios, transportes, viviendas, espacios públicos...) para que tu visita no suponga una alteración en la vida local. Además, contribuye a la conservación de los atractivos turísticos, respetando las normas y los accesos diseñados para su preservación y protección”.

Por favor —¡por favor!— no te bañes en el espejo de agua del Museo del Louvre en París, como Daneidy Barrera —la famosa Epa Colombia—, aunque nadie te diga que no puedas hacerlo. ¡No seamos tan boletas!

Estefanía Carvajal Restrepo

Soy periodista del área digital de El Colombiano. Si la vida no me hubiera arrastrado hasta el periodismo, tal vez habría sido bailarina.

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