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De esto se mueren las personas en Antioquia

De estas enfermedades se mueren los antioqueños. Cifras comparadas para entender nuestro contexto.

  • La causa de muerte más letal en 2018 tuvo que ver con el corazón: paró de latir en 17 personas de cada 100.000. Foto: Sstock
    La causa de muerte más letal en 2018 tuvo que ver con el corazón: paró de latir en 17 personas de cada 100.000. Foto: Sstock
Estas causas de muerte son las más comunes
25 de diciembre de 2018
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Si le pidió salud al Niño Dios, que sea con datos. No tanto que lo libre de enfermedades infecciosas, porque si en su familia se vacunan, hacen parte de los salvaguardas que han sacado a las enfermedades infecciosas del top 10 de las causas mortales en los antioqueños.

Este listado de las más mortíferas ha cambiado sustancialmente en la última década. En 2008 (ver infografía), 75 de cada 100.000 personas, morían solo por infecciones intestinales. En 2018, la causa de muerte más letal tuvo que ver con el corazón: paró de latir en 17 personas de cada 100.000.

Hace diez años los antioqueños dejaban este mundo, en su mayoría, por infecciones: la tuberculosis, las transmitidas por vectores (malaria, chagas) o las prevenibles por vacunas.

Ruth Cadena, de la Secretaría de Salud de Medellín y quien ha trabajado en prevención de enfermedades por varios años, asegura que esto se logró, en parte, gracias a los esfuerzos en vacunación: “Nuestro plan de inmunización es uno de los más completos y modernos de América Latina, con 21 vacunas para el control de 26 enfermedades”.

Sumado a estos esfuerzos, “ha incrementado la disponibilidad de antibióticos en el territorio, así como las mejoras en la infraestructura”, lo que para Carlos Valencia, colombiano cursando un doctorado en Epidemiología en UCL en Londres, Inglaterra, ha mermado la mortalidad por infecciones que desde hace años son prevenibles.

Amenazas a la vida

Observar los cambios en las causas de muerte puede dar luces sobre la evolución de las condiciones de vida de una región. Al comparar los datos se evidencia que, desde 2010, son las enfermedades isquémicas del corazón (lesión o enfermedad en los principales vasos sanguíneos del corazón.), junto con las respiratorias, las más mortales para este departamento de seis millones de habitantes.

Es similar en el mundo: 25 % de las muertes se atribuye a problemas en el sistema circulatorio, como las afecciones cerebrovasculares e hipertensivas.

Quien viva en esta región, también debe tener cuidado con el aire tóxico. En 2016, al menos en el Valle de Aburrá, se declaró la primera contingencia atmosférica por la contaminación del aire. La primera de la historia.

Esta problemática, en áreas urbanas del país –dice Andrés Sánchez Caraballo, biólogo inmunólogo con maestría de la Universidad de Cartagena–, contiene “monóxido de carbono, partículas menores a 2,5 micrómetros, metano y compuestos clorofluorocarbonados que afectan a los pulmones. Se ha demostrado que perjudican al sistema inmunológico y al endocrino”.

Y hay más

Los dos grupos de causas que producen las principales muertes en Antioquia tienen motivadores complejos. Valencia recuerda que en pocos años la población colombiana pasó de ser principalmente rural a ser en un 60 por ciento urbana, lo que, en parte, incentivó el sedentarismo, así como una alimentación atestada de aditivos y azúcares refinados. Estilos de vida que, a la vez, afectan al sistema circulatorio.

Otra hecho es la violencia, que incrementa como sugieren las cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadistica (Dane). Quienes trabajan en salud pública no solo hablan de homicidios, sino de iras, rabias intensas o incluso una pareja conflictiva como factores que podrían estar anticipando muertes.

De acuerdo con una revisión sistemática de estudios publicado en el European Heart Journal a principios de este año por investigadores del Beth Isrrael Deaconess Medical (BIDMC) y la Universidad de Harvard, quienes padecen ataques intensos de rabia tienen cinco veces más riesgo de morir en las dos horas siguientes al estallido.

En cuanto a homicidios, la situación empeoró de un periodo a otro. Aunque en 2017 se vivió la tasa más baja en el país de los últimos 42 años, en 2018 las agresiones se posicionaron como la segunda causa de muerte en el departamento.

Pasaron del séptimo puesto, en 2017 con cuatro casos por cada 100.000 habitantes, a la segunda casilla en 2018 con ocho casos por cada 100.000.

El periodista Juan Miguel Villegas expuso en el canal de Youtube Melodistas, un proyecto periodístico que mezcla música y chequeo de datos, una inferencia al respecto, sacada del informe Forensis sobre muertes violentas que produce Medicina Legal.

Según las cifras, que también analizamos, y que puede consultar en la página 91 del documento disponible en internet, los homicidios según nivel de escolaridad y sexo de la víctima indican que el 93 % de las personas que mataron el en el 2017 en Colombia eran adultos que no habían terminado el bachillerato. Si se miran los asesinatos a personas que tenían título universitario, maestría o doctorado, no suman ni siquiera el 1 % juntos.

En general en el país, en los últimos dos años las lesiones autoinflingidas disminuyeron (ver lateral derecho del gráfico), aunque, este año, Medicina Legal encendió la alerta por sus fluctuaciones a la alza en adolescentes y adultos mayores.

¿Datos para la gente?

El epidemiólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia Carlos Andrés Vargas señala que es fundamental que la gente se familiarice con las cifras del Dane. Son relevantes para tomar mejores decisiones que inciden en la salud individual, porque el espectro salud-enfermedad es principalmente un resultado de hábitos de vida.

Un asunto de gran importancia para los tomadores de decisiones; así logran identificar problemáticas e implementar soluciones, expresa por su parte Daniel Patiño, de la misma facultad, y además doctor en política pública de la Universidad McMaster de Canadá.

Vargas sugiere que aunque año a año se mejoran los estándares de calidad para reducir las limitaciones en la captura y sistematización de los datos, persiste el subregistro.

Palacio explicó que la tasa de mortalidad es una proporción que señala cuántos sujetos fallecen por un motivo concreto durante un lapso específico de tiempo y aclaró que esto es importante “para que la comparación sea válida, contrastando una misma categoría”.

Las cifras por sí solas dicen poco, pero estar atento a sus cambios y compararlas ofrece un análisis sobre lo que enferma a los antioqueños. Saber de qué fallecen es una pregunta que ayuda a tomar acciones para prevenir la muerte antes de tiempo, basados en el contexto local.

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