Cristian sonríe, con un poco de timidez, cuando una de las jóvenes le dice: “¡qué ojos tan bonitos tiene!”. Él es uno de los habitantes de calle que hace que la labor que desempeñan Isabel González y Sofía Montoya cada semana, tenga sentido.
Todo comenzó hace un año cuando la pandemia originada por la covid-19 hizo que muchas personas que viven del día a día no tuvieran qué comer y tampoco cómo alimentar a sus familias. Así que “decidimos empezar entregando sándwiches. Luego, incluimos una bebida y unas galletas. Después pedimos donaciones económicas a conocidos para poder alimentar a muchas más personas”, dice González.
El proyecto fue bautizado como Los que comen y comenzó a crecer poco a poco. Inicialmente, las dos arrancaron ayudando a vendedores ambulantes, recicladores y habitantes de calle, y eran cada vez más las personas y empresas que se estaban sumando, aportando comida para alimentar a todo aquel que lo necesitara, como Cristian, quien les ayudó un día a organizar a los demás durante una jornada de repartición.
Aunque no sucede muy a menudo, él se quedó un rato conversando con ellas. “La vida da muchas vueltas y esa sonrisa, su mirada y su bondad reflejan todo lo vivido. Nosotras agradecemos el encuentro con personas como él, que nos enseñan el verdadero motivo de nuestra labor y la importancia de los pequeños detalles”, escribieron Isabel y Sofía en su página de Instagram (@losquecomen), luego del encuentro.
Un trabajo de corazón
Para González, la acogida que ha tenido el proyecto tiene una clave especial y es que “creemos que lo logramos porque es algo que hacemos con todo el corazón y cuando uno hace las cosas con amor, la gente lo nota y les gusta”.
Actualmente en su cuenta de Instagram cuentan con más de 1.000 seguidores, allí cuentan las historias de las personas y familias que han ayudado durante este año. También suben videos donde hablan sobre la situación de los habitantes de calle, que son cerca de 3.500 en Medellín.
El tema ha despertado tanto interés en ambas que decidieron no quedarse solo con la iniciativa de repartir alimentos y se propusieron seguir trabajando por ellos con un nuevo proyecto: Los que Trabajan.
“Todo empezó cuando hicimos una pasantía con la Alcaldía de Medellín para conocer cómo funcionaba todo el sistema de habitante de calle. Ahí vimos que donde más nos necesitaban era al final del proceso de resocialización”, explica González.
Los habitantes de calle son quienes ingresan por su propia voluntad para recibir ayuda. Después de esto, asisten a unas granjas donde reciben apoyo psicosocial, cubren sus necesidades básicas y aprenden un oficio (entre ellos la carpintería, jardinería, manipulación de alimentos, servicio al cliente, limpieza hospitalaria y confección).
La Alcaldía les ayuda en su proceso para comenzar o retomar la vida laboral y luego comienzan las labores para Los que Trabajan. “La idea nace para ser ese puente entre las oportunidades de trabajo y los habitantes de calle resocializados”, señala.