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No se asuste porque la nevera le habla

La Inteligencia Artificial ya está en su vida cotidiana, aunque quizá no lo haya notado. Y sigue avanzando.

  • ilustraciONES sstock
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29 de mayo de 2021
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No necesita ser un gran ingeniero, un desarrollador de software o venir de un futuro distante para interactuar con tecnología de primera. Varias de las acciones cotidianas que realiza a diario ya están permeadas por ella, o por lo menos a la distancia de una compra rápida. Por ejemplo, un par de luces que se consiguen en Homecenter por 60.000 pesos responden a sencillos comandos para cambiar la intensidad de la luz, el color, encender o apagar desde el celular, o incluso con su propia voz, explica Mateo Ardila, socio de la empresa especializada IOTech S.A.S.

Estos avances son posibles gracias a la combinación de dos tecnologías: el Internet de las cosas (IOT) y la Inteligencia Artificial (IA). El primero, explica David Giraldo, ingeniero mecatrónico, quien trabaja en la empresa especializada en esta tecnología para la eficacia energética, Azimut Energía SAS, tiene la intención de brindarle a objetos cotidianos la capacidad de conectarse a internet para ampliar sus funciones, como en el caso de las bombillas, y también para que puedan recoger información con diferentes propósitos, como sillas intuitivas que se adaptan a la postura del usuario.

Ardila complementa diciendo que “el IOT promete lograr un mundo interconectado, donde la mayoría de los elementos del día a día están conectados entre sí, formando redes que permitan mayor control y acceso a información de los diferentes elementos”.

También hay casos como la Nevera Top Freezer 410L, una gama básica de inteligentes que fabrica LG que permite configurar las temperaturas desde cualquier parte con una conexión a internet, así como autodiagnosticarse en caso de presentar una falla y cuando ocurra podrá pasarsela al teléfono a un técnico que podrá hablar con ella y darle solución. Así lo explica el fabricante en su página web.

Ardila cuenta que la definición simple de la IA son programas basados en algoritmos (secuencias de reglas que se dan para resolver un problema) que simulan lo que se conoce como redes neuronales, que son la forma en que el cerebro desarrolla la inteligencia. “Entonces, cuando se crean algoritmos que utilizan esta técnica, se dice que está utilizando Inteligencia Artificial por la forma en la que funcionan, que simula cómo lo haría el cerebro humano”.

Como cuenta Tibisay Sánchez Quintero, profesional de IA del Centro para la Cuarta Revolución (C4IR.CO), “la IA está basada en técnicas matemáticas y algorítmicas que se vienen trabajando hace varias décadas, sin embargo, en los últimos años hemos empezado a ver aplicaciones gracias a la gran capacidad de cómputo que tienen los sistemas actuales”. Sin embargo, aclara que “el tipo de IA que vemos hoy en día es lo que se conoce como inteligencia artificial angosta”.

Existen dos tipos de IA, la angosta, que se refiere a los sistemas que están diseñados para tareas o funciones muy puntuales, y la ancha, que es aquella capaz de ejecutar múltiples tareas, en diferentes áreas, al mismo tiempo. Una IA estrecha altamente desarrollada como el buscador de Google es capaz de clasificar, organizar y priorizar la información en sus páginas indexadas, registradas para ser usadas por su tecnología. Todavía no hay inteligencias anchas, pero en películas de ciencia ficción como Her (2013) puede verse algo similar a lo que sería: un hombre s e enamora de una IA de estas características.

Para el ejemplo de las bombillas controladas por la voz, se utiliza IOT en el foco, que le brinda sus características especiales, y con una IA, como el asistente Google Home, se le dan las funciones por voz. Ardila afirma que “es posible encontrar IOT sin IA e IA sin IOT. Las tecnologías están relacionadas pero no dependen una de la otra. La IA se puede apalancar del IOT para controlar y obtener información de elementos que estén conectados a una red, pero también puede no hacerlo. Algunas aplicaciones de IOT se apalancan de la IA para tomar decisiones inteligentes relacionadas a los dispositivos que estén en la red”.

La combinación de IOT con IA da como resultado bienes y servicios automatizados, que recolectan grandes cantidades de información y la ponen al servicio del usuario, para que este delegue tareas cotidianas y las automatice con comandos sencillos. Giraldo dice que el límite de esta tecnología es la imaginación de los usuarios.

En todo lugar

En aplicaciones que usted seguramente usa a diario como Netflix o Spotify ya se emplea IA, que aprende con cada elección que se hace en la aplicación y poco a poco predecir mejor sus reacciones e intereses. Sánchez describe que “cuando Netflix nos recomienda ver algún contenido en particular está basada en el historial de contenido visto por cada usuario, y se emplea un algoritmo de IA para recomendar a cada usuario contenido que sea similar a lo visto”, es decir, la aplicación crea un perfil de usuario y lo compara con otros similares para determinar el contenido que mejor pueda ajustarse a sus intereses. Con cada elección será más preciso.

En casos como en Youtube se agrega una segunda IA especializada en publicidad, que se encarga de evaluar gustos, el consumo que se hace de ciertos temas para enfocar la publicidad (los ads) que muestra y direccionarlos en persuadir hacia una compra. Como indica el doctor en Ingeniería de Sistemas, Diego Patiño, el mercadeo hoy en día no puede obviar a empresas como Google y Facebook que pueden ser mucho mejores llevando productos directamente a sus potenciales clientes.

Sin embargo, las IA de las redes sociales no se limita simplemente a las sugerencias de contenido y a la publicidad, son ecosistemas que buscan generar comodidad y herramientas que se adaptan a las necesidades, según la información que se les dé. Giraldo lo explica: “En este momento la información es algo que se puede monetizar fácil”.

Uno de los problemas que primero salta a la vista con esa recolección constante de información de los usuarios es que no se tiene mucha claridad de lo que pueden hacer las compañías dueñas de los servicios. “¿Quién hace qué con mi información?, cuestiona Alejandro Peña, profesor de Ingeniería de la Universidad Eafit y especializado en el uso IA para el sector financiero y agrónomo.

Incluso en algunos países como Estados Unidos y Reino Unido se han dado casos donde esa información se ha utilizado para segmentar a personas en diferentes burbujas de comodidad, aislando a ciertos grupos y reforzando sus creencias, algo preocupante respecto a terroristas y a las personas radicales, como denuncia el documental El dilema de las redes sociales. En los dos casos mencionados se debate si esta presión mediática pudo influir en procesos electorales como las elecciones presidenciales o el Brexit, reflexiona el mismo documental.

De todas maneras, la mayoría de la tecnología que se desarrolla actualmente involucra estos sistemas. Incluso en aplicaciones con interfaces y funciones más limitadas, tipo Whatsapp, explica Patiño, es frecuente el uso de bots que son pequeñas inteligencias artificiales, empleadas por cuentas empresariales principalmente, que sirven para responder preguntas básicas y encausar al usuario por una ruta hacia el experto que necesite. Una especie de call center sin personas.

Automatización

Patiño explica que hay dos grandes razones para desarrollar esta tecnología. La primera “es el interés investigativo”, conocer los alcances a los que se puede llegar con este conocimiento. También “en términos económicos, empresariales o industriales, significa tener acceso a modelos de IA bien entrenados que reemplacen partes de la empresa, o nos ayuden a tomar mejores decisiones”. Algo que a nivel personal se traduce en “ser más eficientes en nuestro día a día”, el manejo de las agendas, los GPS, tener recordatorios, almacenar cierta información, buscar entre archivos. Todas esas son tareas que puede desarrollar la inteligencia artificial y que cada vez hace con mayor facilidad y precisión.

Este último punto se entiende por ejemplo con tecnologías de movilidad. “Cuando vamos de un punto A a un punto B antes tomábamos una ruta con base en nuestro contexto: conocíamos la ruta, sabíamos que tenía ciertas características. Pero la IA se puede apoyar de otros contextos, y eso es precisamente lo que hacen apps como Google Maps o Waze: toman decisiones basadas en la densidad del tráfico, el estado de las calles y otros elementos que no podemos ver. La Inteligencia Artificial nos apoya para tomar decisiones basados en variables y contextos que como personas no podemos identificar”, explicó Esteban Rodríguez, experto en Google Cloud de Apiux Tecnología, durante el evento “Cómo dar valor a los datos con Inteligencia Artificial”, organizado por esta startup y Google.

Ardila sostiene con el desarrollo del IOT y la IA, el ser humano será cada vez más eficiente, porque, por ejemplo, Siri o Alexa, los asistentes digitales de Apple y Amazon, ya realizan algunas tareas que anteriormente hacía una asistente humana, pero conforme se desarrollen estas tecnologías, lo harán con mayor precisión y sobrepasarán la capacidad de las personas.

Así mismo resalta que al integrarse objetos con IOT como lavadoras, neveras, aspiradoras, alarmas de seguridad, luces, duchas, puertas, equipos de sonido y entretenimiento (todas manejadas desde el celular o desde comandos de voz con la IA de los asistentes electrónicos) se ahorrarátiempo en pequeñas cosas como al caminar hasta interruptores, buscar controles remotos, encender uno a uno cada aparato, por nombrar algunos. También mejora la automatización, el monitoreo de seguridad y el ahorro energético, por eso muchas empresas de algunos sectores la consideran una inversión, porque es más fácil identificar dónde se está consumiendo de más. Esta tecnología empleada para el hogar, que ya existe y está disponible, hace parte de la categoría conocida como Domótica (ver recuadro).

Para Ardila, la IA implica que las máquinas adopten trabajos sencillos y repetitivos que anteriormente ejercían los humanos, por ejemplo en Estados Unidos existen supermercados de Amazon donde no hay empleados, sino IA en robots que organiza los productos en las góndolas, limpia pasillos y acepta pagos.

Peña afirma que hay una fuerte lucha para evitar que las máquinas reemplacen a los humanos y se protejan esos puestos de trabajo, por lo que se habla de una inteligencia aumentada, que son sistemas que complementan la labor humana. Algunas IA pueden leer radiografías con mayor precisión que un médico, pero no por esto lo está reemplazando, aunque entra el debate por las habilidades que los humanos dejarán de aprender y empezarán a ser cada vez más dependientes.

La dependencia, señala Giraldo, no será parecida a las drogas, al no poder vivir sin algo, sino a que se dejarán de aprender cosas y se dará responsabilidad a tecnologías que en muchos contextos pueden fallar como al quedarse sin conexión a internet y entregar información sin dudarlo un momento, como ocurre con las redes sociales, o al tener micrófonos a lo largo de las casas para controlar a los asistentes de voz sin necesitar los celulares, como ocurre con los dispositivos de Google Home.

Educando a la IA

Peña expresa que esta tecnología está siendo probada y en algunos casos empleada para ser evaluada en préstamos financieros, seguros médicos y revisión de hojas de vida, entre otros servicios, revisando el comportamiento de las personas interesadas, algo más fácil y efectivo que los antiguos testeos burocráticos que se usaban en estos sectores. Esta tecnología hace parte del Fintech (ver recuadro).

Para estos casos el riesgo es que no se haya enseñado correctamente y se le hayan inculcado comportamientos racistas, xenófobos, machistas, entre otros tipos de discriminación. Puede ocurrir porque se le han “dado” estas ideas desde su programación o en su uso, ella no distingue lo que está bien y lo que está mal. Patiño indica que este tema es tan delicado que hay personas que trabajan específicamente en enseñarle a las IA.

Lo que viene

Tanto Ardila como Peña concuerdan en que su futuro estará en la interconexión de los diferentes dispositivos, que hoy en día se ven limitados por las marcas y por cuestiones empresariales como la incapacidad de Alexa, que es de Amazon, para controlar Chromecast, que es de Google. Cuando pueda conectarse de manera articulada las IA será sencillo manipularlas y crearán mejores beneficios para las personas, centralizando la información y el manejo de la misma.

Peña, por su parte, reconoce que esta tecnología debe alcanzar la complicidad de las personas, ganar su confianza para que la sociedad haga una transición más fácil y rápida. n

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